El presidente de la Junta de Andalucía empieza a quitarse las caretas que se vio obligado a llevar durante la pasada campaña electoral de las elecciones autonómicas. Moreno Bonilla ha pasado de ser un "moderado cercano a la socialdemocracia" para mostrar ahora su verdadero rostro: el de un neoliberal convencido dispuesto a tomar decisiones para favorecer a sus amigos poderosos, aunque esas decisiones vayan en detrimento del resto de la sociedad.

A bombo y platillo, y con su mejor sonrisa, el presidente de la Junta ha ofrecido recientemente una conferencia pública en Madrid, donde ha anunciado su gran receta para enfrentar los problemas económicos que afrontamos: bonificar en su totalidad el impuesto sobre el patrimonio. Un impuesto que solo abona un 0,2% de la población, y que va a suponer una merma para las arcas de Andalucía de alrededor de 120 millones de euros.

Moreno suprime el impuesto del patrimonio en Andalucía y anuncia que deflactará la parte autonómica del IRPF

Los datos no pueden ser más elocuentes: Andalucía está a la cola en materia de inversión en sanidad y educación, y es una comunidad que recibe aportaciones del Estado (más de 8.300 millones de euros). Ahora, en un verdadero alarde de demagogia insolidaria, Moreno Bonilla vende una rebaja de impuestos, con la excusa de que va a servir para atraer inversiones, pero que en realidad solo viene a beneficiar a los 17.000 residentes en Andalucía que pagaban este impuesto, destinado a gravar los grandes patrimonios, y a perjudicar los servicios públicos que utiliza el resto de la población, que se va a ver obligada a tapar ese agujero provocado por la ocurrencia del presidente andaluz.

Las rebajas fiscales de Moreno Bonilla se traducen en peor atención sanitaria

Es falso que rebajar impuestos atraiga más inversión y aumente la recaudación. Esa es una visión muy simplista de la realidad que utiliza Moreno Bonilla de manera machacona para justificar sus políticas económicas. Unas políticas económicas destinadas a destruir los servicios públicos y favorecer los negocios privados de los amigos del PP de Andalucía.

Las rebajas fiscales de Moreno Bonilla se traducen en peor atención sanitaria, menos médicos de familia, más tiempo de espera para una prueba o una operación; en la reducción de líneas educativas y en menos recursos para las escuelas públicas; y, en definitiva, en menos instrumentos públicos que ayuden a las personas que menos posibilidades tienen de tener una vida digna.

No es nada llamativo que la compañera de Moreno Bonilla, y presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, haya celebrado el anuncio del presidente andaluz con un "bienvenidos al paraíso" dedicado a la ciudadanía andaluza. Es evidente que, para el Partido Popular, el "paraíso" es una sociedad más desequilibrada, donde sus amigos los ricos tengan más, y los menos pudientes sufran. 17.000 residentes en Andalucía aplauden hoy la eliminación de este impuesto, y otros millones andaluces y andaluzas tendrán que apretarse el cinturón mañana para pagar el capricho del presidente de la Junta.

"Hacer oposición a Pedro Sánchez"

En esta loca carrera emprendida por la derecha al objeto de reducir los ingresos en las arcas públicas allá donde gobiernan, hay que recordar que el presidente de la Junta –y su compañera madrileña– repiten de manera incesante que necesitan más recursos económicos y que el Gobierno de España debe proveérselos. Es decir, reduzco mis propios recursos y le pido al Gobierno que me ayude a reponerlos…

Esta muestra vergonzosa de hipocresía populista por parte del Partido Popular no es más que una mera estrategia que tiene como fin, simple y llanamente, hacer oposición a Pedro Sánchez, en vez de gestionar lo público en favor de la ciudadanía.

Hay que recordarle al señor Moreno Bonilla que durante la presidencia de Mariano Rajoy se produjeron importantes subidas del IRPF, del IVA y -vaya sorpresa- se mantuvo el impuesto sobre el patrimonio. Debería hacer un ejercicio de memoria el ahora mandatario de Andalucía, puesto que durante ese periodo de Gobierno era secretario de Estado, cargo público en el que, por cierto, destacó por practicarle auténticos hachazos al presupuesto dedicado a financiar la dependencia y la lucha contra la violencia de género.

Mientras el PP favorece los privilegios de unos pocos, el Gobierno toma medidas para reforzar el estado del bienestar

La incoherencia del PP va a costarle mucho dinero a los hogares españoles, el silencio del confundido -y temeroso del poder de la líder madrileña- Núñez Feijóo no es más que el claro ejemplo de la deriva de este "nuevo" Partido Popular, cada vez más identificado con las tesis de la ultraderecha económica, y más alejado de los mandatos sociales y económicos que emanan de nuestra Constitución.

Decía Olof Palme que los "derechos de la democracia no están reservados para un grupo selecto de la sociedad, sino que son derechos de todas las personas". He ahí la diferencia entre esta derecha ultraliberal y el Gobierno de Pedro Sánchez. Mientras el PP favorece los privilegios de unos pocos, el Gobierno de coalición toma medidas para reforzar el estado del bienestar y los servicios públicos.

Medidas como la reforma de las pensiones, el ingreso mínimo vital, el reconocimiento de derechos laborales para empleadas de hogar, la reforma laboral, o las modificaciones legales para mejorar la conciliación laboral y familiar son solo algunos ejemplos de decisiones políticas que han merecido el aplauso desde la Unión Europea.

Mientras tanto, en Andalucía, los y las socialistas seguiremos luchando para que la época de rebajas fiscales sin control alguno decretadas por Moreno Bonilla no se traduzca en pérdida de derechos para la ciudadanía. Ese es nuestro compromiso, y ese es nuestro objetivo.