Sánchez y Feijóo cambian las clases por el 'ring' en el inicio del curso electoral

Seis ciudadanos siguen al presidente por las instalaciones del Palacio de la Moncloa. Ciudadanos seleccionados, con temas elegidos a dedo. Un escenario que le sirve a Pedro Sánchez para reivindicar su política y señalar directamente al presidente del PP. Es el previo de un debate en el Senado para el que quedan horas y Feijóo le lanza el guante con otra propuesta energética.
Ilustración del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo y el presidente Pedro Sánchez
Henar de Pedro
Seis ciudadanos siguen al presidente por las instalaciones del Palacio de la Moncloa. Ciudadanos seleccionados, con temas elegidos a dedo. Un escenario que le sirve a Pedro Sánchez para reivindicar su política y señalar directamente al presidente del PP. Es el previo de un debate en el Senado para el que quedan horas y Feijóo le lanza el guante con otra propuesta energética.

De las manos tendidas de abril –con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova– al bloqueo de acuerdos. Del tono apaciguado que caracterizaba al expresidente de Galicia, reconocida por la propia izquierda, al hartazgo por los ataques que dicen venir de Pedro Sánchez. Lo que se presentaba como una oportunidad para la vuelta al bipartidismo, con el debate de esta semana en el Senado, se ha convertido en una ruptura de difícil solución hasta el final de la legislatura.

Pase lo que pase con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la negociación entre PSOE y PP urgida por los jueces, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición parecen haber roto los puentes. Dicho de otro modo, Sánchez y Feijóo han convertido en un ring el inicio del curso político marcado por una subida histórica de la inflación, una crisis energética y un bloqueo de la renovación del Poder Judicial. Y como telón de fondo, unas elecciones municipales y autonómicas, en mayo de 2023, y unas decisivas generales para ambos, a finales de ese año.

El pasado martes se evidenció en la Cámara Alta. El debate que había solicitado el popular para que el presidente del Gobierno explicase su plan energético acabó por convertirse en un enfrentamiento electoralista en el que el presidente Pedro Sánchez optó por desprestigiar la carrera política de líder de la oposición. "La mayoría de propuestas carecen de rigor técnico. Las cosas que dice no avalan su imagen de buen gestor", lanzó el socialista tras anunciar que las industrias con gran consumo de gas quedarán protegidas por la excepción ibérica, una medida ya propuesta por el PP.

Asimismo, un Sánchez [con tiempo ilimitado] reprochó a Feijóo [solo tuvo 25 minutos de intervención] su papel desde que llegó a Génova: "Un responsable político no debe comportarse como un chamán; un líder político jamás debe jugar con los miedos de la población", lanzó el socialista, quien además le culpó de estar del lado de "quién le puso ahí: las grandes empresas energéticas y las grandes corporaciones de este país".

Feijóo afeó el tono "bronco" de Sánchez durante el debate: "Fui objeto del mayor ataque furibundo", lamentó quien el día anterior al debate, asemejó la novela 'El otoño del patriarca' con el Gobierno de Pedro Sánchez, que narra la historia de un dictador. Feijóo justificó la cita a la obra de Gabriel García Márquez al "ansia [de Sánchez] por controlar todos los poderes" y su "obsesión por estigmatizar al enemigo".

La segunda evidencia de la ruptura de puentes fue –y sigue siendo– la falta de consenso en la renovación del CGPJ. Unos y otros se echan la pelota, mientras tambalea el Poder Judicial, cuyo órgano de gobierno lleva casi cuatro años funcionando a medio gas y de forma interina. Fue el propio presidente del Consejo y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes -en su cuarto año ya asistiendo a una apertura del año judicial en funciones-, quien optó por dar un golpe en la mesa instando el pasado miércoles tanto a Gobierno como oposición que solucionen "de urgencia" el bloqueo "insostenible" del órgano. 

Solo cuando Lesmes abrió la puerta a dimitir, los populares decidieron "tomar la iniciativa" y retomar contactos con el PSOE a través de una carta cuyo fondo, en realidad, no cambia las reglas del juego que han marcado estos casi cuatro años de bloqueo del CGPJ. Pues en dicha misiva, el PP mantiene sus condiciones y exige primar en la negociación la búsqueda de perfiles que garanticen la despolitización. 

La respuesta del Gobierno, calcada a las que ha venido dando al PP en los últimos años: que cumpla la ley aceptando la renovación del CGPJ tal y como está establecido con la legislación vigente. "Si de verdad quieren renovar el CGPJ, me pueden llamar por teléfono", replicó también el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, encargado de la negociación, si es que alguna vez la hay, con el PP sobre este asunto. Desde el Gobierno se tacha la misiva del PP de "intento de aparentar", así que la llamada no ha llegado y la carta continúa sin acuse de recibo. Las clases han comenzado y los alumnos de la política van encaminados al suspenso.

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