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La importancia de fomentar las habilidades socioemocionales en niños con dislexia

Niña escribiendo
La dislexia se hace patente en el proceso de lectoescritura.
PEXELS
Niña escribiendo

Parece obvio que las habilidades socioemocionales son una parte importante para el crecimiento, desarrollo y bienestar personal. Como seres sociales, el hecho de conocer estrategias para relacionarnos adecuadamente con otras personas en el día a día favorece una buena autoestima, una autoimagen positiva, el ser independiente, resolutivo y enfrentarse a los conflictos de una manera más asertiva y eficaz.

Sin embargo, cuando en terapia del lenguaje se trabajan trastornos o dificultades en alguno de los componentes de la comunicación, aspectos como las habilidades socioemocionales, nos encontramos que se dedica poco tiempo a este tipo de contenidos de carácter más personal y emocional.

En casos concretos como la dislexia, a pesar de ser un trastorno con base neurológica, se ha demostrado que existe también una relación directa entre la dificultad práctica y la aparición de ciertos bloqueos emocionales, que impiden a los niños progresar en sus aprendizajes y afrontar y aceptar su dificultad. 

Además, en niños que también presenten algún tipo de discapacidad o trastorno del lenguaje, asociado en ocasiones a una dificultad para las habilidades sociales, es importante que los profesionales presten especial atención a esto y les acompañen en su proceso de rehabilitación desde esta doble perspectiva, dándoles información también para identificar y poner nombre a su dificultad.

¿Qué es la dislexia?

La mayoría de autores han definido el término 'dislexia' en los últimos años como una dificultad en la distinción y memorización de letras o grupo de éstas, falta de ritmo y orden en la colocación, mala estructuración de las frases, etc. Algo que se hace patente en el proceso de lectoescritura.

Según algunas estadísticas, la dislexia afecta en mayor o menor grado a entre un 10% y un 15% de la población adulta y escolar, en igual medida a niños que a niñas.

Dada la generalización de la enseñanza a toda la población y el uso prioritario de la lectura y la escritura como mediadores de nuestro sistema educativo, es importante que los profesores tengan en cuenta los casos de niños con dificultades en su desarrollo escolar por la dislexia. Según las estadísticas, en una clase de 25 alumnos habrá, al menos, un niño con esta dificultad para el aprendizaje.

Cabe destacar, además, que la dislexia no es una falta de interés, motivación o una discapacidad sensorial, de un entorno educativo y ambiental desfavorable, o de otras condiciones limitantes. Por ello, no es válido etiquetar a un estudiante con dislexia como descuidado, desatento o perezoso.

Características comunes de la dislexia

No todas las personas con dislexia son iguales, pero sí comparten algunas habilidades básicas, según algunos pedagogos:

  • Pueden utilizar su habilidad mental para alterar o crear percepciones (habilidad primaria).
  • Son altamente conscientes de su entorno.
  • Tienen una curiosidad natural por saber cómo funcionan las cosas.
  • Piensan más con imágenes que con palabras.
  • Son altamente intuitivos y perspicaces.
  • Piensan y perciben de una manera multidimensional (usando todos los sentidos).
  • Tienen una gran imaginación.
  • Pueden experimentar las ideas como realidades.

Estas ocho habilidades básicas, si no son suprimidas, darán como resultado extraordinarias competencias creativas a la persona con dislexia.

Los seres humanos pensamos de dos maneras, a través de la conceptualización verbal y mediante la conceptualización no verbal, aunque tendemos a especializarnos en una. Las personas con dislexia piensan principalmente con imágenes (conceptualización no verbal), en lugar de con los sonidos de las palabras (conceptualización verbal).

Indicadores de riesgo para su detección precoz

En la mayoría de los casos de dislexia, cuando el niño se encuentra en la etapa infantil, su trastorno pasa desapercibido, aunque existen ciertos indicadores que nos pueden poner en alerta para su detección precoz. 

Lo idóneo para trabajar con alumnos potenciales de presentar dislexia es hacerlo desde un enfoque multisensorial, dándole un abanico más amplio de oportunidades, desde las habilidades y fortalezas que ya posee, independientemente del cociente intelectual, que no es el único determinante de la evolución del niño frente a sus dificultades, pues en ocasiones dislexia y retraso madurativo van de la mano. 

De esta forma, ofrecemos más posibilidades de afrontar con éxito y adquirir ciertos aprendizajes en niños que presentan una mayor resistencia en: la integración de la lectoescritura, memoria de trabajo, atención, coordinación, percepción y orientación espacio-temporal. En este nivel, se puede hablar de 'predislexia' y algunos indicadores a detectar en el aula serían:

  • Historia familiar de problemas disléxicos.
  • Retraso en la aparición de habla inteligible o con claridad.
  • Confusiones en la pronunciación de palabras que se asemejan por su fonética.
  • Falta de habilidad para recordar el nombre de algunos contenidos en serie, por ejemplo, los colores o los días de la semana.
  • Confusión en el vocabulario que tiene que ver con la orientación espacial.
  • Alternancia de días "buenos" y "malos" en el trabajo escolar, sin razón aparente.
  • Aptitud para la construcción y los objetos y juguetes técnicos (mayor habilidad manual que lingüística, que aparecerá típicamente en las pruebas de inteligencia), juegos de bloques, lego.
  • Dificultad para aprender las rimas típicas de un nivel preescolar.
  • Dificultades con las palabras rimadas.
  • Inversiones, que pueden ser de fonemas dentro de una sílaba o de sílabas dentro de una palabra. Por ejemplo: "pardo" por "prado" y "cacheta" por "chaqueta".

Mejorar la autoestima y la autoimagen

Generalmente, la intervención en dificultades o trastornos relacionados con algún aspecto de la comunicación y del aprendizaje se centra en una perspectiva rehabilitadora, basándose en la dificultad objetiva. No se suele intervenir en los aspectos socioemocionales que se ven afectados de manera indirecta e interfieren en el desarrollo de su identidad y en el plano de las relaciones interpersonales. 

El modo en el que los niños no adquieren determinadas competencias en la etapa de Infantil determina la manera en la que se enfrentan a las exigencias que les supone la Educación Primaria. Comienzan a sentirse incompetentes, son conscientes de sus dificultades frente al grupo y esto hace mella en su autoestima y en la imagen que se crea de ellos mismos, por un etiquetaje en el que caemos padres y maestros. 

Por ello, una vez detectadas estas dificultades, es muy importante acompañar al niño en el proceso de asimilación y aceptación de sus necesidades, comprenderlas, que sienta que empatizamos con él y potenciemos esas ocho habilidades maravillosas. Ofrecerles ese marco positivo tanto a ellos, como a sus familias, también es importante para generar un buen clima de afrontamiento y favorecer un mayor éxito en el proceso de intervención.

Cuando se detecten alguna de las dificultades descritas anteriormente, es recomendable consultar a un especialista de audición y lenguaje y/o un logopeda de referencia.

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