Los ecos del batacazo de la izquierda en Andalucía agrietan la relación entre Podemos e IU a nivel nacional

  • La relación entre Podemos e IU pasa por uno de sus momentos más bajos desde que se aliaran en 2016.
  • La desconfianza entre ambos provocó el cese de Enrique Santiago como número 2 de Belarra en Derechos Sociales.
  • De fondo, la discrepancia es con Yolanda Díaz: Podemos busca mantener su preeminencia, y ella quiere subsumirlo.
Las números uno y dos de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al líder de IU, Alberto Garzón.
Las números uno y dos de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al líder de IU, Alberto Garzón.
EP
Las números uno y dos de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al líder de IU, Alberto Garzón.

Los efectos del pésimo resultado de la izquierda a la izquierda del PSOE en las pasadas elecciones autonómicas de Andalucía, así como de la tortuosa negociación previa entre Podemos e IU para presentarse juntos a esos comicios, siguen dejándose notar un mes después de la cita con las urnas. La tensión que se generó entre ambos ha trascendido Despeñaperros para instalarse en Madrid, y se ha dejado ver con toda claridad con el cese del secretario general del PCE, Enrique Santiago, como secretario de Estado de Agenda 2030. Pero Andalucía no es el único foco de tiranteces: de fondo se encuentra la toma de posiciones tanto de Podemos como de IU de cara a la futura negociación para insertarse en Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz, en el que cada partido quiere garantizarse el mayor peso posible.

La decisión de destituir a Santiago fue adoptada por la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y se comunicó públicamente el viernes, el mismo día que se enteró el afectado, según él mismo desveló en una entrevista en El País. El Ministerio que lidera Belarra justificó oficialmente el cambio como parte de una "reorganización de equipos" de cara a "abordar el final de la legislatura", y ni la líder morada ni el propio Santiago han querido hacer sangre públicamente de la ruptura: Derechos Sociales reivindicó el "excelente trabajo" del líder del PCE como secretario de Estado y éste, por su parte, ha rechazado hacer "análisis y especulaciones" sobre los motivos que han llevado a Belarra a prescindir de él.

No obstante, tras esa comedida reacción pública, lo cierto es que en privado no se oculta que la relación entre Podemos e IU pasa por uno de sus momentos más bajos desde que, en mayo de 2016, ambos pactaran aliarse en una coalición que se ha mantenido relativamente estable desde entonces. El propio Enrique Santiago, el sábado, señalaba que aunque "la relación personal es buena" con los dirigentes de Podemos, "la política creo que es conocido por todo el mundo cómo está", y asumía que las negociaciones para conformar la candidatura de Por Andalucía para las autonómicas "desgastaron mucho el espacio político".

Antes de esas conversaciones, entre Podemos e IU se habían producido ya algunos desacuerdos, fruto del alineamiento sin fisuras de Alberto Garzón con la vicepresidenta Yolanda Díaz frente al escepticismo con el que han recibido los morados algunas de sus decisiones. Pero la negociación en Andalucía fue el primer choque directo entre ambos partidos y marcó un punto de inflexión. En ella, los morados se sintieron arrinconados por la presión conjunta que ejercieron IU y Más País -el partido de Íñigo Errejón- para imponer a Inma Nieto como candidata de Por Andalucía, frente a la intención de Podemos de que el número 1 fuera su dirigente Juan Antonio Delgado. 

La balanza la inclinó Díaz decantándose por la opción de Nieto en detrimento del candidato defendido por Podemos, lo cual no hizo más que aumentar la distancia entre la vicepresidenta y el partido morado. Y la puntilla se produjo a la hora de realizar el registro de la coalición: IU asegura que Podemos no llegó a tiempo para incluir su nombre en la alianza "por llevar al límite los tiempos del registro", mientras el partido de Ione Belarra culpó a IU de haber cometido un "error material" entregando un formulario erróneo pese a que Podemos ya había firmado el acuerdo. El resultado, en cualquier caso, fue que Podemos no estuvo formalmente incluido en la coalición Por Andalucía, lo cual le generó un importante perjuicio económico y de visibilidad.

Ese choque dejó una profunda herida en la relación entre Podemos e IU que está lejos de cerrarse y que se ha traducido en una pérdida drástica de confianza entre las cúpulas de ambos partidos. La relación no está rota, ni mucho menos, pero ha dejado de ser fluida, y de ahí el cese de Santiago, que sin embargo no ha sido el único: en plena campaña andaluza, la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, destituyó como jefa de gabinete a Amanda Meyer, una de las piezas clave de la ejecutiva del Partido Comunista de Andalucía. 

El peso de los partidos en Sumar

El choque en esa negociación, no obstante, no es el único motivo que ha provocado que la relación entre Podemos e IU a nivel nacional se haya agrietado. Más allá de esas tiranteces, ambos partidos están tomando posiciones de cara al proceso de construcción de la candidatura de Yolanda Díaz a las próximas generales, si finalmente decide presentarse. La pelea que darán en ese proceso todas las organizaciones será por mantener el mayor peso posible, entendido como puestos, recursos y capacidad de marcar líneas políticas en el frente amplio. Y ahí el actor que más tiene que perder es Podemos porque, hasta ahora, ha sido sin discusión el partido mayoritario del espacio.

El principal objetivo de los morados es, precisamente, continuar siendo la formación preeminente a la izquierda del PSOE. Y esa es una de las claves del choque de intereses entre Podemos y Yolanda Díaz: la vicepresidenta concibe Sumar como una plataforma donde las formaciones deben estar presentes, pero quedar subsumidas bajo su marca y su liderazgo, mientras el partido morado quiere una alianza en pie de igualdad con Sumar, como dos organizaciones con el mismo peso, dos "aliados electorales", en palabras de Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de Podemos. Ambas cosas no son compatibles, y por eso se prevé una negociación muy dura en la que deberá definirse qué visión se impone.

El cese de Enrique Santiago también puede leerse en esa clave, ya que se ha colocado inequívocamente del lado de Díaz en esa pugna, para la que todos los actores ya están tomando posiciones. Por ahora Podemos y la vicepresidenta mantienen las formas públicamente: desde hace algo más de un mes, han decidido intentar dar una imagen de cercanía públicamente, han compartido varios actos y se han dedicado alabanzas. Pero los recelos y las diferencias son igual de profundas que hace unos meses, y Díaz mostró su incomodidad con la decisión de Belarra de prescindir de Santiago en Derechos Sociales por motivos internos. "En el politiqueo no me van a encontrar jamás", espetó el viernes para negarse a valorar el cese.

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