Entrevista

Jaime Mayor Oreja: "Las cosas bien hechas no desaparecen y el espíritu de Ermua se hizo bien. ETA no cambió, pero sí su estrategia"

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista Mayor Oreja
Jaime Mayor Oreja
JORGE PARÍS
fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista Mayor Oreja
Jaime Mayor Oreja, ministro de Interior de 1996 a 2001.

Nacido en San Sebastián en 1951, comenzó en política en su País Vasco natal en 1977. Desde entonces, tuvo que enterrar a muchos compañeros, muertos a manos del terrorismo de ETA. Y en 1997, como ministro del Interior, tuvo que enfrentarse con dos noticias que marcarían la historia de España: la liberación de José Antonio Ortega Lara tras 532 días secuestrado y la brutal reacción de los etarras, que raptaron a un joven concejal de 29 años de Ermua y lo ejecutaron 48 horas después. Recuerda la dureza del momento, pero también la masiva reacción en contra que suscitó en todo el país. Fue el comienzo del final del terrorismo. Aunque Jaime Mayor Oreja cree que aún quedan rescoldos.  

25 años, señor Mayor Oreja. 25 años desde que unos terroristas ponen hora a una sentencia de muerte delante de todo un país.No fue un secuestro; fue un asesinato a cámara lenta. Y la máxima expresión de la crueldad. Había que matar a alguien del PP para vengarse de la política del Gobierno. Y creo que fue una gota que colmó el vaso y que provocó lo que provocó: el espíritu de Ermua y una gran reacción social.

Hay muchas fechas marcadas a fuego en la vida de los españoles. Todos saben dónde estaban cuando Miguel Ángel Blanco fue secuestrado. ¿Dónde estaba el entonces ministro del Interior?Yo había tenido un almuerzo cerca del ministerio y posteriormente tenía una reunión con el exministro Juan Alberto Belloch. Allí nos llegaron noticias de que había algo raro respecto a un concejal de Ermua. Luego llegó otra noticia y otra... Se lo dije a Belloch. Y cerramos la reunión.

Y, ¿en ese momento? ¿Cómo se pone uno a dirigir un operativo para intentar encontrar a un compañero secuestrado y condenado a muerte?Había que movilizar a todos los efectivos posibles, pero sabía que sería en balde. Cada hora se confirmaba el asesinato a cámara lenta, al igual que el chantaje al Estado por la liberación de Ortega Lara. Y fue un error político y social de ETA. Porque desencadenó otro escenario. Ellos habían usado la movilización social contra España y ahora se movilizaban contra ellos. Y cambió incluso al PNV, al que le entró el pánico y se abrazó a ETA en Estella, cuando escenificó un cierto acuerdo sobre la autodeterminación como elemento fundamental de sus políticas.

Jaime Mayor Oreja. Ministro de Interior de 1996 a 2001.

¿No albergó esperanzas de encontrarlo antes de que los terroristas cumplieran su amenaza?La esperanza es lo último que yo pierdo, pero el 12 de julio, tras las 48 horas de plazo, sabía que me iban a llamar del teléfono del ministerio dándome la fatal noticia.

Hablamos de dos fechas: un secuestro y un asesinato. Pero en esas 48 horas agónicas, en las que estuvimos pegados a la tele y con la radio puesta, no imaginamos lo que pudo vivir usted.Yo ya había aceptado, con gran tristeza, lo que iba a suceder. La noche del 10 de julio, cuando se confirmó el secuestro, hubo personas de buena fe y otras de mala que quisieron ofrecer sus servicios para entrar de alguna manera en contacto. Esa noche tienes una angustia íntima, en soledad, cuando te das cuenta del desenlace que se va a producir. Y tienes que administrar tu emoción como puedes. Pero no hubo dudas, no se podía ceder ni hacer algo distinto de lo que hicimos.

Fueron días de unidad, pero también de alguna crítica de gente que pedía algún gesto.De verdad, no hubo vacilación. Tuve la colaboración infinita de los padres de Miguel Ángel, de Chelo y de Miguel, que se portaron excelentemente bien. Sí crucé una vez unas palabras con una persona que actuaba de portavoz de la familia, que me dijo algo inconveniente, pero me dio mucha tranquilidad la manera en la que los padres reaccionaron.

Pero para usted, que fue presidente del PP vasco y candidato a lehendakari, tuvo que ser especialmente duro ver cómo moría otro compañero de partido.De alguna manera, ya había aprendido a combatir el miedo. En los años de plomo, fui el número 1 de la UCD por Guipúzcoa y mataron a mis números 2 y 3. Y había sido objetivo de atentado en el 80. Había enterrado ya a tantos compañeros… Sabía lo que iba a hacer ETA.

¿Qué cambió en la gente en este caso concreto para perder el miedo y tomar las calles?Yo empecé en política en 1977 en la UCD del País Vasco, y el sentimiento era de que ETA era invencible. De ahí pasamos a una situación de empate infinito: no se les podía ganar, pero podíamos no perder. Tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, la gente pensó que se les podía derrotar. Es lo que fundamentalmente cambió Ermua.

El otro día, en el periódico, algunos redactores jóvenes reconocían que no entendían del todo Patria. ¿Es bueno que así ocurra, para protegerse del horror que vivimos? ¿O es un error?Es un error. La historia, sobre todo tan inmediata, hay que conocerla. Si se conociera mejor, no estaríamos tan incendiados. Pienso ahora cómo puede cerrar un acto sobre Miguel Ángel Blanco un presidente del Gobierno que acaba de firmar un acuerdo con Bildu sobre memoria democrática. Cuando no se conoce la historia, la ignorancia te puede llevar a la indecencia.

Bildu se sienta hoy en el Congreso y a veces apoya con su voto medidas que afectan a todo el país. ¿No es un signo de que se ha pasado página?Es un síntoma, en mi opinión, de todo lo contrario. Hoy en España no gobierna una coalición de partidos, sino un proceso del que forman parte ETA y ERC. Y esto ocurre por ese complejo de inferioridad de los españoles frente a los nacionalismos catalán y vasco extremos. [José Luis Rodríguez] Zapatero y ETA ya llegaron a un acuerdo, no escrito, en el que se le dio poder a los terroristas a cambio de la paz...

Los jóvenes de hoy tampoco saben lo que era presentarse a concejal en un pequeño pueblo vasco con las siglas del PP o el PSOE. ¿Qué era más difícil: decidir presentarse o compartir pleno con los que pedían su cabeza?Hace falta complicarte mucho la vida. Eran personas sencillas, trabajadoras, que tenían que llevar escolta. Es admirable, su mérito fue espectacular. Hubo momentos de más presión de ETA y de menos. Al principio, ya le he dicho, mataban a la gente de UCD para disolverlo. Con el PP había más entidad, llegamos a pasar de 200 concejales. Pero había más escoltas que concejales.

Quizá lo que no entienden los jóvenes hoy es, directamente, cómo pudo pasar.El nacionalismo es un puente unidireccional y tiene un único camino: el del odio. Mi generación aprendió a odiar a España, no tenía una conciencia nacional. Y así se llegó a lo que se llegó. Porque cuando se odia no hay límites. Ni morales ni éticos ni legales ni democráticos.

Desde su salida del Ministerio del Interior, ETA aún tardaría 10 años en anunciar "el cese definitivo de la violencia". ¿Cuánto tuvo que ver el espíritu de Ermua en ese proceso, en esa decadencia?Al final, se ha hecho todo lo contrario al espíritu de Ermua. Está quebrado.

¿No cree que el espíritu de Ermua fuera un detonante para que ETA dejara de matar?Fue el detonante de otra cosa, de treguas trampa. Pero en el nacionalismo vasco solo hay dos realidades: ETA y PNV. Herri Batasuna nunca existió. Bildu no existe. Existe ETA.

Pero no hay terrorismo.El terrorismo ha sido una amenaza para Occidente. Pero para España no ha sido una amenaza, sino determinante. Determinaron la celeridad del Estado de las Autonomías, para que el poder fuera al PNV y a Convergencia. El cierre de Lemoniz, por ETA, determinó la política nuclear española. ETA también ha determinado que no haya una conexión ferroviaria con el norte como existe con el sur.

¿No ve usted cambios en el País Vasco en estos 25 años?En la sociedad vasca, la batalla cultural la ha ganado ETA. Y se la ha ganado al PNV. Por eso la pugna de 2024 va a ser entre ETA y el PNV. Y el PSOE, de ayudante.

Y, ¿qué queda de todo aquel movimiento surgido en julio de 1997? ¿Tenemos las manos blancas o nos las hemos ensuciado algo?Los proyectos tienen que ayudar a la reconciliación, pero en España nos confrontamos más que el resto. Enseguida encontramos razones para la confrontación. Sin embargo, las cosas bien hechas no desaparecen. Y aquello se hizo bien. El espíritu de Ermua fue excelente. No cambió a los etarras, pero les obligó a cambiar de estrategia. Ahora, ese espíritu está derrotado. Pero no para siempre. La política tiene subidas y bajadas.  Y aún no hemos derrotado a ETA. Pero perderán.

Mayor Oreja, en una imagen de archivo.

JAIME MAYOR OREJA

  • San Sebastián, 12 de julio de 1951
Su etapa como ministro del Interior (1996-2001) coincidió con el secuestro y liberación de Ortega Lara y el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. En su carrera política fue también diputado en el Congreso, candidato a 'lehendakari' y eurodiputado por el Partido Popular (2004-2014).
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