Perfil

Miguel Ángel Blanco, aquel chaval de Ermua que no quería ser político

Miguel Ángel Blanco tiene 29 años y es licenciado en Empresariales. Una de sus pasiones es la política, por eso se afilió al Partido Popular, llegando a ser concejal de Ermua (Vizcaya), de 1995 a 1997.
Miguel Ángel Blanco tenía 29 años cuando fue asesinado.
FUNDACIÓN MIGUEL ÁNGEL BLANCO
Miguel Ángel Blanco tiene 29 años y es licenciado en Empresariales. Una de sus pasiones es la política, por eso se afilió al Partido Popular, llegando a ser concejal de Ermua (Vizcaya), de 1995 a 1997.

"No le van a matar. No serán capaces". Era un pensamiento casi generalizado en aquellos fatales días de julio de 1997, con media España ya de vacaciones, pero todos atentos a radios y televisiones aguantando la respiración. Pero era más un deseo que un convencimiento basado en algún dato que hiciera pensar que los terroristas de ETA no iban a cumplir su amenaza.

La mayoría de españoles no sabían quién era Miguel Ángel Blanco. Muchos tampoco sabían situar Ermua en el mapa. Pero estos dos nombres quedaron grabados en las mentes de todos desde aquel 10 de julio, cuando la banda terrorista informó de que había secuestrado a un concejal del PP en la localidad vizcaína. Horas después, se convertiría en la víctima número 778 de ETA.

No había cumplido los 30 años. Míguel, como le llamaban los más cercanos, acababa de empezar su vida adulta, con su primer trabajo, pero también con ganas de hacer algo por su pueblo a través de la política. En realidad, no quería ser político, como cuentan algunos allegados, pero en un PP vasco traumatizado por el asesinato del concejal de San Sebastián Gregorio Ordóñez dos años antes, Miguel Ángel Blanco formó parte del grupo de aquellos jóvenes que quisieron cambiar las cosas, que se planteaban que la vida en el País Vasco no tenía por qué seguir siendo como en las últimas décadas. 

Así lo cuenta a 20minutos Iñaki Oyarzabal, presidente de los populares de Álava y uno de aquellos chicos que empezaron entonces su carrera en la formación: "A muchos nos marcó el asesinato de Gregorio Ordóñez, que fue lo que hizo que Miguel Ángel y otros muchos diesen un paso para ser concejales, cuando seguramente Miguel Ángel no se había planteado nunca serlo ni ir en una lista del PP. Estaba en Nuevas Generaciones y quería ayudar al partido y apoyarlo, pero no quería ser político". 

Porque Miguel Ángel se había metido en política, pero él aún no había decidido qué ser en la vida. Solo llevaba dos años de concejal. Todavía le quedaba mucho tiempo. "En el ámbito político institucional estaba empezando. Estaba en fase de aprendizaje", recuerda Carlos Totorika, el alcalde de Ermua en 1997.

Llevaba una vida tranquila, sencilla. Cogía el mismo tren cada día para ir a trabajar a una consultora en Eibar, tenía novia, se llevaba bien con sus padres y hermana, tocaba la batería en un grupo de música, Poker, que había formado con amigos. Su grupo favorito era Héroes del Silencio. Era un chico más. Sin saber que ETA le había elegido para cometer su terrible venganza por la liberación por las fuerzas de seguridad, solo diez días antes, del funcionario de Prisiones José Antonio Ortega Lara tras un secuestro de 532 días. Secuestrado y asesinado solo por ser concejal del PP. Y convertido por ello en símbolo de la lucha contra el terrorismo de ETA. Sin su nombre no se entendería el principio del fin de la banda.

"Normal" es el adjetivo que más repiten los que le conocieron cuando se les pregunta quién era Miguel Ángel. "Un chaval normal". "Tímido", apuntan también algunos. "Parecía uno de mis amigos del barrio. Solía venir con su novia a los actos que hacíamos en Bilbao. Él venía de vez en cuando. No siempre. Charlábamos de música, de fútbol, también de política… pero más de cosas que no tenían que ver con la política", dice Carlos García, concejal del PP en Bilbao.

"Era tímido, reservado. En las reuniones de Nuevas Generaciones no destacaba. Él mismo transmitía que estaba por ayudar, por colaborar, por aquello por lo que mucha gente se mete en política sin tener ninguna vocación. Mostraba, como todos aquellos jóvenes de nuestra generación, esa valentía de meterse en un tinglado del que sabías que lo único que podías conseguir es que un día te diesen una paliza, que te insultaran o te hiciesen la vida más complicada. Pero él quería mantener su grupo de música, su trabajo, al que iba en tren... Era una persona normal. Sencilla", incide Iñaki Oyarzabal.

Maite, una vecina de Ermua que era funcionaria en el Ayuntamiento cuando Miguel Ángel era edil, le define como "un chaval muy noble", al que el cargo no se le había subido a la cabeza. "Era como su padre. Muy maja toda la familia". Los padres, Miguel y Consuelo, habían emigrado al País Vasco desde Galicia y se habían casado en la localidad vizcaína. Miguel Ángel tuvo una infancia sin apuros económicos, pero sin lujos. Su padre era albañil y durante un tiempo, él también lo fue; hasta que encontró otro trabajo más acorde con sus estudios de Económicas. Y la labor en política le servía también como complemento del sueldo en la consultora.

Pero aunque su carrera política acababa de empezar y Miguel Ángel aún era más de escuchar que de hablar -"una persona introvertida que escuchaba muchísimo", en palabras del actual alcalde de Ermua, Juan Carlos Abascal-, hay quien recuerda alguna de sus participaciones en el Consistorio en las que sí alzó la voz contra el terrorismo. "De sus intervenciones, una que recuerdo muy significativa fue sobre los presos. HB solía meter una vez al año por lo menos una moción de presos y la intervención de Miguel fue muy clarita, diciendo que estaban en la cárcel por asesinar y que estaban bien donde estaban. No era habitual oírla. Era más cómodo callarse o hacer una intervención meliflua", rememora Totorika.

Su interés no solo estaba en cambiar las cosas en la política. También en la sociedad, intentando transmitir otros valores a los más pequeños para que las futuras generaciones pudieran vivir ajenas a la espiral de violencia. "Yo entonces tenía 23 años y lideraba un colectivo de ocio y tiempo libre donde trabajábamos en valores con los niños. Recuerdo cuando inauguramos uno de nuestros espacios. Miguel Ángel estaba presente. En aquel entonces, ya era concejal del PP, pero probablemente la inmensa mayoría de la gente que le conocíamos ni siquiera lo sabíamos", explica Juan Carlos Abascal.

La corta vida de Miguel Ángel se truncó con su secuestro el 10 de julio de 1997. Dos días después, los terroristas de ETA cumplieron su amenaza y le asesinaron, a pesar de todos los llamamientos de la sociedad española suplicándoles que le dejaran vivir. Poco sabía esa misma sociedad que quedó profundamente herida aquellos días que el espíritu de Ermua y el sacrificio del concejal del PP habían puesto el contador para el fin del terrorismo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento