OPINIÓN

Cuatro años del ‘Gobierno bonito’

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se abrazan tras la moción de censura que tumbó a Rajoy en el Congreso.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se abrazan tras la moción de censura que tumbó a Rajoy en el Congreso.
J. J. Guillén / EFE
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se abrazan tras la moción de censura que tumbó a Rajoy en el Congreso.

Tal día como hoy de hace cuatro años, el 2 de junio de 2018, el joven y audaz secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, puso la palma de su mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución española, ante el rey, en el Palacio de la Zarzuela, y prometió su cargo como presidente del Gobierno: el primer presidente que alcanzaba ese cargo mediante una moción de censura; el primer presidente cuyo partido no era el que más diputados tenía en el Congreso. Los apenas 85 escaños del PSOE, frente a los 137 del PP, se convirtieron en mayoría parlamentaria cuando unieron sus fuerzas la extrema izquierda, los independentistas y el PNV. Este último dato resultó determinante, porque los apenas cinco diputados nacionalistas vascos habían votado a favor de los Presupuestos de Rajoy solo una semana antes de echarlo del poder apoyando la moción de censura. Esos cinco votos eran imprescindibles. Equilibrismo al límite, justificado por los peneuvistas por la sentencia del caso Gürtel.

Sánchez montó entonces una eficaz maquinaria política en Moncloa, que fabricó el primero de los muchos eslóganes que hicieron fortuna en aquel tiempo iniciático del nuevo presidente: el Gobierno bonito. Así se calificó a sí mismo el primer Ejecutivo del sanchismo. La belleza gubernamental tuvo de inmediato algunos episodios de envejecimiento prematuro, con la dimisión de varios ministros en las primeras semanas: Gobierno bonito, pero poco adiestrado.

Sánchez ha visto salir de la política a algunos de los principales protagonistas de aquel tiempo

Hoy, cuatro años después, Sánchez ha visto salir de la política a algunos de los principales protagonistas de aquel tiempo. Rajoy volvió en pocos días a su despacho de registrador de la propiedad. Albert Rivera pareció tener futuro cuando en las elecciones de abril de 2019 situó a Ciudadanos por encima de 50 escaños, pero la repetición electoral en noviembre dejó al partido en la nada. Pablo Iglesias se fue en mayo de 2021, cuando encabezó la lista de Podemos en la Comunidad de Madrid y quedó quinto entre los cinco partidos con representación en la Asamblea autonómica. Y Pablo Casado está fuera de la ecuación por las rencillas internas en el PP.

Llegados a este cuarto aniversario de su llegada al poder, Sánchez tiene enfrente a Alberto Núñez Feijóo. Los sondeos sonríen al nuevo líder popular, pero con el estigma de que Vox le condiciona tanto como Podemos y los independentistas condicionan a Sánchez. Ese condicionamiento de los extremismos se inició, precisamente, cuando la moción de censura de 2018 triunfó gracias a ellos. Ahora, Podemos está en el Gobierno central, además de en comunidades y ayuntamientos, y Vox está en la Junta de Castilla y León y amenaza con su presencia en la Junta de Andalucía, a año y medio de las próximas elecciones generales.

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