Un cierre total del comercio con Rusia reduciría a la mitad el crecimiento previsto para 2022 y acercaría a España a la recesión

Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a las principales economías del euro.
Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a las principales economías del euro.
Carlos Gámez
Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a las principales economías del euro.

Un cierre total de las relaciones comerciales entre la UE y Rusia sería catastrófico para la economía española. Según un estudio publicado este martes por el Banco de España, la interrupción total de las exportaciones e importaciones entre ambos bloques podría reducir en 2,4 puntos de PIB el crecimiento previsto para la economía española este año. Además, un movimiento de tales dimensiones podría elevar los precios del consumo en 1,7 puntos porcentuales adicionales.

Si este escenario -el más pesimista de cuantos plantea el documento- se materializase, el PIB español crecería apenas un 2,1% este ejercicio frente al 4,5% esperado por el Banco de España en sus previsiones de abril. Un repunte del PIB de solo el 2,1% este ejercicio pasaría, casi irremediablemente, por una recesión este año. Conviene recordar que, aunque la economía se mantuviera estancada en un crecimiento del 0% en los tres trimestres que restan, el PIB repuntaría mecánicamente un 4%. Un rebote anual de solamente el 2,1% implicaría que el PIB trimestral se hunda en uno o varios de los trimestres que restan.

En el caso de la inflación, el incremento medio previsto para este año es del 7,5%. En un escenario de cese comercial total entre los dos bloques, el Índice de precios de consumo (IPC) podría alcanzar el 9,2% si se materializase el peor de los supuestos.

Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a las principales economías del euro.
Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a las principales economías del euro.
Carlos Gámez

No obstante, el Banco de España considera que el escenario más plausible ante una interrupción total del comercio entre Rusia y la UE es algo más favorable. Bajo este supuesto, España se dejaría un 1,8% de PIB y vería crecer la inflación 1,4 puntos porcentuales más.

La mayor parte del daño que sufriría el tejido productivo vendría por el cese de las importaciones, que restarían 1,4 puntos de PIB, especialmente las de bienes energéticos (gas, carbón y petróleo), que supondrían el 79% de esa bajada. En cambio, la interrupción de las exportaciones aportaría solo cuatro décimas a la caída de la economía. En el lado de la inflación, todo el aumento adicional vendría de la interrupción de las importaciones, especialmente de las energéticas (nueve décimas).

Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a la inflación de las principales economías del euro.
Así afectaría un cierre comercial total entre Rusia y la UE a la inflación de las principales economías del euro.
Carlos Gámez

Aunque el impacto que sufriría el país es muy notable, el estudio apunta a que España capearía mejor un embargo comercial total que la mayoría de países de la UE. Entre las grandes economías del Viejo Continente, Alemania sufriría un desplome del PIB del 4,3% y un repunte inflacionario de 3,2 puntos adicionales; Francia se dejaría 2,5 puntos de PIB y vería crecer la inflación 1,8 puntos más e Italia sufriría un recorte del 4,3% en su producción y 2,8 puntos más de inflación. En promedio, la UE se dejaría un 5% del PIB y sufriría un recargo de la inflación de 3,3 puntos este año.

Un efecto dominó

Aunque el trabajo explora la hipótesis de un embargo comercial total, el análisis se centra en los efectos que acarrearía una interrupción de las importaciones de energía. En este sentido, el estudio apunta a que el 70% de la destrucción de PIB sería por culpa del embargo de gas y carbón y el 30% restante por el petróleo. Además, el impacto directo del cese del comercio energético sería muy heterogéneo entre países, por sus diferentes grados de dependencia del gas, el petróleo y el carbón ruso. En este aspecto, el daño directo que afrontaría España sería menor al de la mayoría de los socios europeos.

Sin embargo, una interrupción total de las ventas rusas de energía tendría un efecto dominó sobre toda la cadena de valor europea. Los sectores más perjudicados serían los transportes, la pesca, las manufacturas pesadas o la industria química. Estas actividades se sitúan al inicio de la cadena de valor y dependen mucho más de la energía para funcionar. En cambio, servicios como la inmobiliaria, la educación o las finanzas, que están al final de la cadena de valor, notarían menos el impacto.

Así sería el impacto de una interrupción total en las importaciones de energía rusa por sectores en España.
Así sería el impacto de una interrupción total en las importaciones de energía rusa por sectores en España.
Carlos Gámez

El estudio apunta también a que los daños que sufran los países vecinos también se contagiará a la economía patria. El supervisor señala que sectores importantes para España como la fabricación de vehículos o la industria química realizan muchas de sus ventas a clientes de la UE. Si la coyuntura empeora en esos países, también lo hará la facturación de las empresas españolas.

Una hipótesis no tan descabellada

Cuando empezó la invasión rusa de Ucrania, la hipótesis que plantea el Banco de España parecía muy remota. Sin embargo, a medida que el conflicto y las sanciones han ido escalando, un embargo energético total ya no parece tan descabellado.

Sin ir más lejos, el lunes los líderes de la UE acordaron un embargo a las compras de petróleo ruso llegado por mar, que supone más de dos tercios del total. Una sanción de la que quedaron exentas Hungría, República Checa y Eslovaquia. El próximo paso en la guerra económica es un embargo al gas, algo que se antoja mucho más complicado. 

La UE depende más del gas que del petróleo ruso. Además, el mercado del gas es mucho más rígido, lo que hace que encontrar un suministrador alternativo sea bastante más difícil que en el caso del petróleo, cuyo transporte es más sencillo.

Asimismo, en lo tocante al gas, Rusia ya ha cortado el suministro en diferentes puntos de la geografía europea ante la negativa de los gobiernos de pagar en rublos, como exige Putin. La entrada de gas desde Polonia, Bulgaria y Finlandia ya ha sido suspendida y, según denuncian Dinamarca y Países Bajos, Gazprom les ha cerrado también el suministro.

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