Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Y ahora lo del mono

Una simple puerta separa el resto del hospital Ramón y Cajal de la UCI. La entrada de cada paciente nuevo era un duro golpe para los sanitarios, pero la salida era celebrada como un triunfo colectivo.
Una simple puerta separa el resto del hospital Ramón y Cajal de la UCI.
JORGE PARÍS
Una simple puerta separa el resto del hospital Ramón y Cajal de la UCI. La entrada de cada paciente nuevo era un duro golpe para los sanitarios, pero la salida era celebrada como un triunfo colectivo.

La irrupción de la viruela del mono nos pilla mosqueados. Venimos de una larga pandemia que aún colea y que en España se llevó cien mil vidas además de dejar la economía hecha unos zorros. Cuando saltó lo de la Covid-19 muchos sabiondos nos dijeron que aquello era poco más que una gripe común, por eso ahora cuando nos cuentan que este virus está más localizado, es menos contagioso y escasamente letal los que nada sabemos de microorganismos les creemos, pero con la mosca zumbando detrás de la oreja.

La OMS ya ha dicho que habrá más casos de esta viruela que algún simio le traspasó al ser humano en lo que técnicamente se denomina zoonosis. Un fenómeno cada vez más frecuente, de consecuencias imprevisibles y al que se atribuyen buen número de enfermedades de mayor o menor rango. La parte positiva de este virus del mono es que su transmisión se produce a través del contacto con heridas, fluidos corporales, gotículas y material contaminado, lo que recuerda a las vías de contagio del sida que, aunque mortífero, solo afectó a una mínima parte de la población. Nada que ver con la transmisión por el aire de la Covid-19 que obligó a reducir el contacto humano a extremos hasta entonces inéditos. Otra ventaja es que un alto porcentaje de la población fue vacunada contra la viruela convencional lo que, según nos dicen, proporciona una alta protección frente a esta derivada del mono. En esa situación estamos los mayores de cuarenta años que fuimos vacunados hasta que la viruela se consideró erradicada. Alguna ventaja tenía que tener la veteranía.

Hablamos pues de una nueva amenaza para la salud a nivel planetario con trazas de provocar contagios de forma comunitaria

Elementos, sin duda, tranquilizadores que, sin embargo, no permiten bajar la guardia después de lo que hemos pasado con el coronavirus. La prueba es que los gobiernos de medio mundo ya están intentando abastecerse de vacunas contra la viruela y, como siempre, Estados Unidos se adelanta con la billetera. Un laboratorio danés es el único que fabrica este tipo de preparado y su valor en bolsa se ha disparado como ocurrió con Pfizer o Moderna cuando anunciaron su vacuna contra la Covid. Esta vez, sin embargo, la vacunación no será masiva y solo se administrará a sanitarios y perfiles de riesgo muy definidos.

Hablamos pues de una nueva amenaza para la salud a nivel planetario con trazas de provocar contagios de forma comunitaria. La agencia sanitaria del Reino Unido afirma que cada vez se ven más casos de transmisión de la enfermedad sin que haya un vínculo directo con zonas endémicas y el propio presidente Biden ha manifestado que todos los países han de tomarse en serio el asunto y que el suyo ya está preparando planes de contingencia para prevenir su expansión.

Los virólogos cuentan que esta viruela es menos severa de aquella otra de la que fuimos vacunados los mayores de 40 a 50, pero sus síntomas son igual de aparatosos o más. Fiebre alta y, sobre todo, esas pústulas horrendas que te dejan la cara como un paisaje lunar.

Con suerte es ya lo último, las de Egipto también fueron siete plagas

A diferencia de la pandemia sufrida, este brote de viruela apenas va a condicionar nuestras vidas, pero sí habrá que tomar algunas precauciones. Habrán de hacerlo sobre todo quienes tengan relaciones sexuales con distintas personas por aquello del descontrol que pueda conllevar. La promiscuidad nunca fue demasiado romántica así que a quienes la practiquen no debería costarles intercambiar algunas preguntas preventivas antes de liarse.

En los últimos treinta meses hemos sufrido una pandemia, un volcán, la Filomena, una crisis de suministros, otra energética, la guerra de Ucrania y ahora esto del mono. Con suerte es ya lo último, las de Egipto también fueron siete plagas. 

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