El 23 de diciembre de 2020, el Congreso de los Diputados daba luz verde a una nueva ley educativa. Era la LOMLOE, bautizada como 'ley Celaá' por la entonces ministra que impulsó la norma. Se iniciaba así un amplio proceso de reforma estructural de todo el sistema educativo que se ha ido cimentando con la aprobación de los currículos de todas las etapas. En abril se ratificaba el último de ellos, el de Bachillerato, sustentado como todos los demás en un modelo más basado en el aprendizaje de competencias, en el "saber hacer", que en la memorización de contenidos. 

Pero los cambios no han sido bien recibidos por todo el mundo y ha habido puntos especialmente polémicos. El hecho de que repetir curso pase a ser una medida excepcional, por ejemplo, que la Filosofía no se haya incluido en la ESO o que en Bachillerato se priorice la Historia desde la etapa contemporánea son algunos de ellos. 

La cara visible de toda la reforma ha sido la actual ministra de Educación, Pilar Alegría, pero detrás de cada uno de los currículos hay horas de trabajo de un numeroso equipo de expertos. En 20minutos hablamos con algunos de ellos para que desgranen el nuevo modelo educativo y describan cómo se fraguó la elaboración de la ley. 

"Lo que teníamos muy claro es que el modelo curricular que queríamos desarrollar era uno muy basado en la adquisición de las competencias. Queríamos prescindir un poco de ese currículo de carácter enciclopedista, y a partir de ahí lo primero que hicimos fue establecer lo que hemos llamado 'perfil de salida', que es una manera de definir el objetivo hacia el que queremos tender", cuenta a este diario el subdirector general de ordenación académica, Lucio Calleja.

En última instancia, lo que buscaban era que el alumno sea capaz de "responder a los retos que la sociedad le vaya a plantear" y evitar el "aprender por aprender" durante los 10 años que conforman la escolarización obligatoria. Todo ello definiendo las ocho competencias específicas que un estudiante deberá haber adquirido al terminar su educación: comunicación lingüística; plurilingüe; matemática y STEM; digital; personal y social; ciudadana; emprendedora; y conciencia y expresión culturales. 

Dos años se han necesitado para terminar de aprobar todos los decretos de enseñanzas mínimas. Y es que cada uno ha tenido que ser consensuado con los distintos sectores de la comunidad educativa (docentes, familiares, alumnado, organizaciones profesionales, etc.). "Lo más difícil fue encontrar el equilibrio entre los distintos intereses de todos estos sectores. Todos quieren tener más presencia, más carga lectiva, y al final el número de horas que se imparten en un centro son las que son", explica. 

"No me imagino que fuera noticia que las decisiones sobre la situación de un enfermo las fuera a tomar un equipo médico"

Una de las claves de la reforma y también fruto de controversia, ha sido el mayor peso que ha pasado a tener el cuerpo docente en cuanto a la promoción de los alumnos. Será un equipo de profesores el que decida, por ejemplo, si permite que un estudiante con suspensos pase de curso en la ESO, o si titula en Bachillerato con una materia sin aprobar. "No me imagino que fuera noticia que las decisiones sobre la situación de un enfermo las fuera a tomar un equipo médico", afirma Callejo, preguntado por el revuelo que ha causado este cambio. 

"En algún momento se nos ha dicho a nivel internacional que una de las cuestiones donde España tenía que mejorar era precisamente en que nuestros docentes están bastante acostumbrados a tomar decisiones de manera individual y en que sería muy conveniente que las decisiones se tomaran de una manera más colegiada", defiende. 

Ética por Filosofía en la ESO

Pese a que no puede llamársele cambio porque no varió respecto al anterior currículo, la ausencia de la asignatura de Filosofía en cuarto de la ESO -que el Gobierno se comprometió a incluirla en 2018- fue también un asunto muy sonado. Al final se decidió incluir una asignatura obligatoria en cuarto de la ESO, bautizada como Educación en Valores Cívicos y Éticos, en la que puedan aglutinarse ciertos conocimientos de la disciplina. 

"El tema de la presencia de la Filosofía es una cuestión a la que se le ha dado bastantes vueltas. Hay que poner en consideración  que no venimos de un sistema educativo donde se estuviera impartiendo de manera obligatoria en la etapa de la secundaria, y había comunidades donde ni siquiera se estaba ofertando", asevera el subdirector general de Ordenación Académica. 

"Hemos garantizado que cobre una presencia fundamental en Bachillerato, que es donde tienen una madurez suficiente"

Conviene recordar, además, que los currículos definen la base sobre las que luego las comunidades autónomas tendrán que completar las enseñanzas mínimas: el 50% para las que tienen lengua cooficial y el 60% para las que no la tengan. De este modo, aunque no conste Filosofía en el decreto aprobado por el Gobierno, cada autonomía puede decidir si incluirla y, de hecho, así lo ha hecho la gran mayoría. 

Un equipo de profesores decidirá si un alumno pasa de curso en la ESO y las calificaciones ya no serán numéricas

Incluir Ética en lugar de Filosofía fue una decisión que, según afirma Calleja, se tomó teniendo en consideración el "desarrollo madurativo" de los alumnos. "Lo que sí hemos garantizado es que cobre una presencia fundamental en la etapa de Bachillerato, que es donde los alumnos tienen una madurez suficiente como para poder abarcar los contenidos de una manera profunda, crítica y con una mayor probabilidad de éxito". 

Desde septiembre

Todos estos cambios se implantarán ya desde septiembre para los cursos impares y en 2023-2024 para los pares. Los últimos currículos (el de la ESO y Bachillerato) tardaron algo más de lo normal en salir a la luz, lo que en su momento causó inquietud por miedo a que no diera tiempo a que las escuelas y editoriales de libros de texto aplicasen los cambios. 

"Es verdad que lo que ha sido la cuestión de la ordenación académica ha podido retrasar algún proceso de admisión que en algunas comunidades se iniciaba con anterioridad. Pero yo creo podemos implantarlo con garantías de que este trasvase se produzca sin generar una gran distorsión en los centros".

Sindicatos educativos avisan de que no tendrán suficiente tiempo para aplicar correctamente los nuevos currículos

La nueva EBAU tendrá la misma esencia

Lo siguiente en elaborar será la nueva prueba de acceso a la universidad, la EBAU, que en principio se empezará a aplicar el año que viene. Hasta ahora no se han avanzado grandes cambios, salvo que se buscará una mayor uniformidad entre los exámenes de cada comunidad autónoma. Lucio Calleja revela a este diario que, además, su contenido irá en línea con toda la reforma educativa y lo que se ha exigido en los currículos.

"Creemos que un cambio metodológico de esta envergadura debería tener su reflejo en lo que es la prueba de acceso a la universidad, sin duda ninguna. No hay nada decidido todavía, pero sí que está claro que el carácter competencial es una idea que nos ronda a todos y que probablemente vaya a definir el tipo de prueba en dos cursos escolares, que será cuando se aplique por primera vez", concluye. 

Responsabilidad ecosocial

Dentro de la asignatura de Valores Éticos, que abarca una serie de áreas como la igualdad de género o la competencia cívica, el Gobierno ha incluido por primera vez de forma explícita la "responsabilidad ecosocial". "Lo hemos añadido porque vivimos en sociedad, y eso hay que trabajarlo, pero también vivimos en el planeta", defiende a 20minutos Silvia Velázquez, la coordinadora al frente del equipo que desarrolló todo lo relacionado con Filosofía, Historia y Ciudadanía.

El tema de la Historia en Bachillerato ha sido otro punto polémico. Educación decidió que en segundo se impartiera solo desde la etapa contemporánea (desde 1812). "Son decisiones que tienen toda su lógica", asegura. "Si miras currículos de Francia o de Canadá, se circunscriben en esa etapa. No se puede dar desde la prehistoria, porque es algo que ya se ha ido estudiando además en las otras etapas", añade. 

Alfabetización digital

Marta Reina dirigió y coordinó el grupo de competencia digital, otra de las áreas que han cobrado especial relevancia con esta reforma educativa. "Hemos incluido desde Infantil la alfabetización digital en torno a varios bloques", explica. Lo que se pretende es que el alumno sepa realizar búsquedas en Internet acudiendo a fuentes fiables para luchar contra la desinformación, utilizar el entorno digital para comunicarse, y ser capaces de identificar los riesgos derivados del uso de las nuevas tecnologías y el Internet. 

Competencia plurilingüe

La comunicación lingüística y la competencia plurilingüe es una de las ocho competencias sobre las que se ha desarrollado todo el currículo. Isabel Murcia coordinó el grupo de estas competencias. "Teníamos muy claro desde el principio que el alumnado tenía que mejorar su comunicación en lengua extranjera, y a partir de ahí trabajar dos elementos más, que son el plurilingüismo y la interculturalidad. Es decir, añadir cuestiones que tienen que ver con el respeto y el aprecio por la diversidad como una forma de enriquecimiento de la sociedad", explica a 20minutos. 

Respecto a las lenguas clásicas -latín y griego- el cambio más sustancial es que las han enfocado como una herramienta para aproximarse a la actualidad, "para que el alumnado sea capaz de entender su presente y valore la necesidad de conservación del patrimonio del legado clásico". El objetivo es, según subraya, ir más allá de la mera traducción del texto. "Se mantiene la traducción, pero no es un fin, sino un medio", concluye Murcia.