De la atención psicológica al aprendizaje lingüístico: así funciona en España la escolarización de los niños ucranianos

Una profesora de cuarto de la ESO del colegio Vistarreal de Molina de Segura, que ha escolarizado a cuatro niños ucranianos que huyeron de la invasión rusa a su país en compañía de sus madres, ayuda en clase a Artem, de 15 años, en el colegio.
Una profesora de cuarto de la ESO del colegio Vistarreal de Molina de Segura, que ha escolarizado a cuatro niños ucranianos que huyeron de la invasión rusa a su país en compañía de sus madres, ayuda en clase a Artem, de 15 años, en el colegio.
EFE/Marcial Guillén
Una profesora de cuarto de la ESO del colegio Vistarreal de Molina de Segura, que ha escolarizado a cuatro niños ucranianos que huyeron de la invasión rusa a su país en compañía de sus madres, ayuda en clase a Artem, de 15 años, en el colegio.

Identificar si requiere atención psicológica, evaluar su nivel educativo y averiguar cuál es su conocimiento del castellano para que puedan seguir adecuadamente las clases, pero también para socializar con sus iguales. Son algunas de las etapas por las que pasan los niños ucranianos que han llegado, llegan y llegarán a España huyendo de la invasión rusa. El Gobierno está obligado a escolarizar a cualquier menor de 16 años que llegue al país, sea cual sea su situación administrativa, y así se está haciendo con los refugiados ucranianos que las administraciones van registrando en todo el territorio. 

Cada segundo, un niño ucraniano se convierte en refugiado, según Unicef. De los casi tres millones de personas que han huido del conflicto en ese país, más de 1,4 millones son menores. Son niños y adolescentes que hasta hace poco menos de un mes iban a la escuela y tenían sus rutinas. Rutinas que se rompieron de la noche a la mañana y que, tras atravesar el continente huyendo de los bombardeos, intentarán retomar en el país en el que se asienten. En este caso, España.

El Gobierno ya ha desplegado una estrategia para escolarizar a los refugiados menores y hasta ahora se calcula que lo han hecho, como mínimo, entre 700 y 800 niños; aunque asume que la cifra será mayor, ya que gran parte de esos cientos corresponden a familias que ya tenían a conocidos en España. "Vivimos una crisis humanitaria sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Nos preocupa especialmente la situación de los menores y haremos lo necesario para acoger y escolarizar a los niños ucranios que lleguen", aseveró este miércoles en el Congreso la ministra de Educación, Pilar Alegría

Según aseguró en la Comisión de Educación, la red de centros de nuestro sistema educativo tiene "capacidad suficiente" para acoger a estos niños. Aun así, en Educación son "conscientes" de que "hay algunos lugares donde se va a dar una mayor concentración de la esperada". Este asunto, así como los "recursos y medidas" a poner en marcha por las comunidades autónomas, se abordará en la próxima Conferencia Sectorial de Educación, prevista para el 30 de marzo.

Primer paso: acogida y atención psicológica

El primer paso es detectarlos en cuanto llegan. Para ello, el Gobierno ha desarrollado un plan de acogida que tendrá sus pilares en cuatro centros habilitados en Madrid, Barcelona, Alicante y Málaga, así como en un total de 54 comisarías preparadas únicamente para la acogida. Desde ahí, se tramitará lo necesario para dotarles de una serie de derechos (vivienda, trabajo, ayudas, etc.), y se les derivará a una comunidad autónoma de destino. 

Es en ese momento cuando los agentes registran a los menores que hay que escolarizar y fuentes del Ministerio de Educación explican a 20minutos que hay algunas personas no registradas todavía por haber llegado por otras vías (por ejemplo, a través de un particular que se haya desplazado a la frontera con Ucrania para ayudar). Así, pese a que agradecen la solidaridad, piden que lleven a los refugiados a los puntos habilitados. 

"Los niños están llegando en 'shock'. La salida de su país ha sido muy abrupta y lo han vivido de forma traumática"

Una vez registrados, se procede a identificar las necesidades de atención psicológica o de otro tipo de los menores. "Los niños están llegando en un estado de 'shock'. La salida de su país ha sido muy abrupta y lo han vivido de forma bastante traumática", explica a 20minutos Raquel Santos, coordinadora estatal de Inclusión de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

De ello se encargarán los orientadores de los centros educativos que, según asumen fuentes de Educación "va a haber que reforzarlos". Una vez hecho el diagnóstico, se decidirá si con la atención en el propio colegio ya es suficiente o si el niño requiere de una atención de carácter médico. 

Segundo paso: aprendizaje lingüístico 

Lo siguiente será tratar de hacer frente a, quizás, una de las mayores barreras a las que se enfrentarán para reanudar su enseñanza: el lenguaje. Se evaluará el conocimiento del castellano de cada niño refugiado para determinar si es necesario que haga un curso de inmersión lingüística para integrarse adecuadamente y socializar con sus iguales. Un proceso que, intuyen, será relativamente rápido, teniendo en cuenta que el aprendizaje en la infancia es mucho más rápido.

Tercer paso: evaluación educativa y homologación de los niveles

En paralelo, se les someterá a una evaluación sobre su situación educativa para considerar posibles medidas de refuerzo académico. Ante todo, se priorizará que los niños se mantengan en clases con los de su misma edad para facilitar su integración. 

"Hay una preocupación muy importante de los padres y madres, según llegan, de que sus hijos retomen las clases"

En este ámbito no prevén muchos inconvenientes, ya que el nivel educativo de los países del Este es equiparable al de España (Ucrania tiene una tasa de alfabetización del 99,4%). También en esa línea, el Ministerio se encargará de homologar las titulaciones o niveles académicos para que puedan ir promocionando y cambiar correctamente de etapa (de Primaria a Secundaria, por ejemplo; o de Secundaria a Bachillerato).

"Estamos viendo que, a diferencia de otras situaciones, hay una preocupación muy importante de los padres y madres, según llegan, de que sus hijos retomen las clases. De hecho, hay algunos menores con los que hemos conseguido establecer conexiones online con sus escuelas de Ucrania", relata Santos, de CEAR. "Ellos vienen en este momento con la idea de retornar a su país en cuanto puedan y nos parece bien que mantengan ese vínculo mientras se procesan aquí sus casos", añade. 

¿Y los menores no acompañados?

Los niños que vienen solos desde Ucrania pasan a estar directamente tutelados por la comunidad autónoma correspondiente. Así lo recordó este martes el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, durante la presentación del plan de acogida. Es una situación que ya se está dando, de hecho. Sin ir más lejos, el propio ministro dio el ejemplo de un avión que llegó esta semana al aeropuerto de Torrejón (Madrid) y que trasladaba a un gran número de niños procedentes de un orfanato ucraniano. "Y llegará otro similar el viernes a Barcelona", avanzó. 

Desde Educación detallan que para ellos se seguirá una estrategia parecida a la que se adopta para los niños saharauis que son acogidos por familias residentes en España. De hecho, se plantean acudir a las familias que suelen recibir a niños en verano y de las cuales ya tienen constancia de que no tienen antecedentes de maltrato o pederastia, entre otros.

"Es primordial que puedan recuperar la estabilidad"

Muchos han visto sus casas destruidas de la noche a la mañana, han dejado a sus padres o a sus hermanos en Ucrania. Los niños ucranianos -como el resto de la población refugiada- viven ahora una situación de absoluta incertidumbre, por eso uno de los enfoques que están adoptando las administraciones y las entidades involucradas es tratar de, dentro de lo posible, devolverles algo de estabilidad. 

"No entienden muchas cosas y llegan en un estado de desorientación importante. Es fundamental escucharles, que nos trasladen cómo se sienten, qué no están entendiendo, sus miedos, sus preocupaciones... Y, después, intentar darles seguridad en lo que sí tenemos certeza", afirma Raquel Santos.

Y es que, precisamente, que un niño o niña pueda ir a la escuela, socializar con personas de su edad, puede ser un motor muy importante de estabilización emocional. "Es primordial que puedan recuperar su estabilidad en el mínimo tiempo posible. Que retomen una mínima rutina dentro de su 'normalidad'", subraya la coordinadora estatal de Inclusión de CEAR. "Y, sobre todo, el poder relacionarse con personas de su edad, independientemente del idioma y de dónde sean. Al menos, poder tener la mente ocupada", concluye.

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