La ofensiva a gran escala de Rusia lleva el choque total a Kiev en pocas horas y causa ya al menos 137 muertos

Una explosión vista desde Kiev.
Una explosión vista desde Kiev.
EFE
Una explosión vista desde Kiev.
Una explosión vista desde Kiev.
EFE / ATLAS

Hay fechas y horas que pasan a la historia: el 24 de febrero a las cuatro de la madrugada. Vladimir Putin cumplió su amenaza implícita con una ofensiva a gran escala contra Ucrania y Europa está ya inmersa en una operación militar de una envergadura que no se veía en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial. Ya no es una Guerra Fría, sino que se ha encendido. El Kremlin siempre negó las sospechas que ha tenido Occidente desde hace meses; acusó a EE UU y a la OTAN de "histeria". Pero ahora la guerra ya es una realidad, y se ha cobrado sus primeras víctimas, con ambos bandos enfrentándose directamente en el aeródromo de Hostomel, a 35 kilómetros de Kiev, y la propia capital sacudida en madrugada de este viernes por fuertes explosiones.

En frente, los socios occidentales manejan dos vías: las sanciones y el apoyo logístico a una país, el ucraniano, que parece a merced de lo que decida hacer Moscú.

"Las repúblicas populares de Donbás se dirigieron a Rusia con una solicitud de ayuda. En este sentido, decidí llevar a cabo una operación militar especial. Su objetivo es proteger a las personas que han sido objeto de abusos, genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años". Con esas tres frases Putin apretó el botón rojo y la invasión rusa de Ucrania empezó por varios frentes (desde el este, con el Donbás, hasta el norte, a través de Bielorrusia). ¿El objetivo? Según el Kremlin solo uno: "desmilitarizar y desnazificar Ucrania". Putin, con todo, trató de justificarse alegando que lo que está pasando es "una medida forzosa" ante los "riesgos de seguridad" a los que se enfrenta Rusia. "No había otra opción", dijo en una reunión con empresarios con la que quiso mostrar que está preparado para las represalias de Occidente.

Un misil de crucero ha impactado este jueves contra el aeropuerto de la ciudad ucraniana de Ivano-Frankivsk. (TWITTER)

A última hora de la noche, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cifró la tragedia en 137 ucranianos muertos y 316 heridos en la primera jornada, con ataques aéreos y con las fuerzas ucranianas movilizadas a las puertas de Kiev para defenderse del ataque ruso a la capital, cerca de donde el ejército ruso bombardeó varios emplazamientos. En este sentido, Putin tiene el foco plantado hacia el Gobierno de Zelenski. Ucrania, dijo, "será el único responsable de un derramamiento de sangre". Las tropas rusas también tomaron la central de Chernóbil, donde ser produjo el mayor desastre atómico que ha conocido el mundo. En la amalgama de movimientos se ha producido también el cierre del espacio aéreo ucraniano.

Desde Kiev, el propio Zelenski decretó la imposición de toque de queda de 22.00 a 7.00 horas, a la par que ha decretado que las estaciones de metro estén habilitadas como refugios durante las 24 horas del día. "Este es un paso forzado, pero en las condiciones actuales de agresión militar y ley marcial, es necesario para la seguridad de los capitalinos", sostuvo, al mismo tiempo que pidió a la población rusa que "salga a las calles" para mostrar su oposición a las decisiones de Putin. Y tuvo un aviso para Occidente: "Si no nos ayudáis ahora la guerra llegará hasta vuestros países".

"Si no nos ayudáis ahora la guerra llegará hasta vuestros países"

Además, el Gobierno de Ucrania ha reclamado que entre las sanciones que ultiman sus socios occidentales por la invasión rusa esté también la exclusión de Rusia del mecanismo SWIFT, que facilita las transacciones bancarias en todo el mundo, y la imposición de una zona de exclusión aérea. Así lo trasladó Zelenski a varios líderes europeos y lo repitió su ministro de Exteriores, Dimitro Kuleba.

No solo hay confrontación militar, sino también a nivel de relato. El Kremlin ha repetido que "no es el inicio de la guerra", sino "el final" del conflicto desatado hace ocho años en la región de Donbás. "No es el inicio de una guerra, es la prevención de una situación que podría llevar a una confrontación militar a nivel global", sostuvo la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova, quien expresó que "es también el fin de la guerra que se estaba llevando a cabo". El juego ruso se mueve, en todo caso, en un equilibrio y deja la puerta un poco abierta a retomar una vía diplomática que ya está muerta. "Hemos tenido discusiones tensas y detalladas con nuestros compañeros estadounidenses y con otros miembros de la OTAN. Espero que todavía exista la posibilidad de volver al Derecho Internacional y las obligaciones internacionales", sostuvo el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, como era de esperar, no compran el argumentario de Moscú, y el lado occidental trató de reaccionar rápido a la ofensiva rusa. El presidente estadounidense, Joe Biden, puso toda su ira contra Rusia en una comparecencia rotunda desde la Casa Blanca: "Putin es el agresor, Putin ha elegido esta guerra y ahora él y su país tienen que soportar las consecuencias", sentenció mientras anunciaba más sanciones contra Rusia para "maximizar" el efecto contra Moscú a medio y largo plazo. Así, anunció la congelación de todos los activos rusos en EE UU (en torno a 1,3 billones de dólares), la imposibilidad de operar en dólares, euros, libras o yenes y el bloqueo de la mitad de las importaciones tecnológicas. Además, la Administración estadounidense también maneja la opción de los ciberataques para dejar a Rusia 'a oscuras'.

El discurso es el mismo en el caso de la Unión Europea, cuyos líderes se han reunido este jueves por la noche en Bruselas para preparar el "paquete de sanciones más duras que jamás se haya aprobado contra Rusia", en palabras del alto representante, Josep Borrell. Y es que el mensaje es de "unidad" frente al peor momento para Europa "desde la Segunda Guerra Mundial". Los jefes de las instituciones europeas asumen que estamos "en un punto de inflexión", pero consideran que Putin ha provocado lo contrario de lo que buscaba. "Quería dividirnos y ha conseguido que estemos más unidos que nunca", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Biden eleva las sanciones a Rusia, (EP)

Entre las sanciones contra Rusia a las que han dado luz verde, hay medidas que afectan al sector financiero, la energía, los bienes de doble uso, el transporte y los visados. También precisan que se ampliará el listado de individuos rusos afectados por estos castigos. Tras el visto bueno de los líderes, estas disposiciones tendrán que seguir el trámite formal necesario para que queden adoptadas y entren en vigor, con un siguiente paso este viernes en un consejo extraordinario de ministros de Exteriores en Bruselas.

Habrá una nueva Europa después de la invasión que hemos visto

Europa reconoce que las medidas que se puedan tomar frente a Rusia de ahora en adelante también tendrán "un impacto" duro para los países occidentales, pero ha decidido jugar la partida en esos términos porque Putin ha decidido agitar el tablero global de una manera que casi no ha tenido precedentes. "Habrá una nueva realidad. Habrá una nueva Europa después de la invasión que hemos visto", avisó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que en todo caso no prevé el despliegue de fuerzas aliadas en Ucrania, pero sí el refuerzo de la presencia militar en países que sí forman parte del bloque.

Pero seis naciones han solicitando que se active el artículo 4 del texto que une a los países aliados, que abre la posibilidad de intervención si la integridad territorial o la independencia de un país se ve "amenazada". Hasta ocho embajadores aliados, de Rumanía, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Bulgaria, República Checa y Polonia, habían solicitado consultas invocando este artículo del Tratado de Washington, el documento que constituyó la Alianza Atlántica, en otro paso que tiene pocos precedentes en la historia.

Entre los líderes europeos pareció consolidarse ese consenso contra el régimen ruso. Sánchez, Macron, Johnson, Draghi y Scholz cerraron filas por "la paz" y a la hora de denunciar el ataque de Putin. Para todos ellos, el nombre del "dictador" ruso, como le llamó el primer ministro británico, "quedará condenado a los ojos del mundo y de la historia. Nunca podrá limpiar la sangre de Ucrania de sus manos", espetó Johnson al anunciar más sanciones por parte del Reino Unido, centradas en la congelación de fondos, el bloqueo de la financiación a compañías rusas y un recorte drástico de las exportaciones de determinadas materias. "Una potencia nuclear ha violado la legalidad internacional", sostuvo el presidente español. El líder galo, por su parte, expresó que los actos de Rusia "son un punto de inflexión en la historia de Europa" y el canciller alemán avisó a Putin de que ha cometido "un grave error".

Una más que posible crisis de refugiados

No faltó el mensaje de Naciones Unidas, ante cuyo Consejo de Seguridad -ahora liderado por Rusia- Moscú defendió su maniobra. "Presidente Putin, en nombre de la humanidad, traiga sus tropas de regreso a Rusia. Este conflicto debe terminar ahora", expresó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. La organización puso el foco también en la parte humanitaria. Unicef apunta que el conflicto es una amenaza "inmediata" para la vida y el bienestar de unos 7,5 millones de niños.

En este punto, varios países de la Unión Europea han iniciado ya la preparación de planes específicos para hacer frente a la eventual llegada de un gran número de refugiados. "Unidos junto a la población de Ucrania", escribió comisaria de Interior, Ylva Johanson. Asimismo, asegura que la propia Comisión Europea "está preparada" para apoyar a los Estados miembros en la preparación de su capacidad de recepción y en otros países como Moldavia ya están en funcionamiento los primeros campamentos.

A última hora de la noche, Macron y Putin mantuvieron una conversación telefónica en la que el francés exigió un cese de las operaciones militares. 

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