Los precios suben y la cesta mengua: "Ya no compro chirimoyas"; "el salmón es un lujo"; "ahora hago guisos con patatas"...

Los consumidores españoles buscan la manera de esquivar la escalada de precios de los productos básicos desde el pasado verano.
Los consumidores españoles buscan la manera de esquivar la escalada de precios de los productos básicos desde el pasado verano.
Bieito Álvarez
Los consumidores españoles buscan la manera de esquivar la escalada de precios de los productos básicos desde el pasado verano.
Los consumidores españoles buscan la manera de esquivar la escalada de precios de los productos básicos desde el pasado verano.
Bieito Álvarez

Caminando con una bolsa de rafia debajo del brazo, Mercedes, de 62 años, se dispone a entrar en el mercado municipal de Santa María de la Cabeza, en Madrid. Hoy solo va a comprar el pan, pero si encuentra alguna interesante, su congelador está siempre abierto para recibir algún producto para cocinar más adelante.

"Como ahora tengo mucho tiempo porque estoy jubilada, si veo algo a buen precio lo cojo, si lo tienen promocionado, lo cojo, lo voy metiendo en el congelador y también es una manera de ahorrar", declara esta pensionista, que comparte ese mismo objetivo con casi todos los clientes que entran y salen del recinto.

Ahorrar o más bien, evitar pagar los productos que más se han encarecido, se ha vuelto una meta para los consumidores españoles que han visto cómo los precios han subido sin freno desde el pasado verano.

La subida de precios se ha hecho sentir también en la demanda. Según los últimos datos de consumo alimentario en el hogar publicados por el Ministerio de Agricultura, correspondientes a noviembre de 2021, durante el año pasado la compra de productos de alimentación se redujo un 5,5% suponiendo una caída en facturación del 4,3%, a pesar del incremento del 1,4% en el precio medio.

"La fruta está super cara, y eso que siempre busco una frutería de estas que tiene los precios un poco mejor, pero aquí en el mercado está supercaro. En cualquier sitio se nota, la carnicería, la pollería, donde vayas ha subido, yo supongo que la subida de la electricidad y eso ha repercutido mucho en todo esto, pero es lo que hay", declara Mercedes, que asegura hacer una planificación semanal de su compra y probar en distintos establecimientos en busca de los precios más baratos.

La inflación terminó en un 6% el mes de enero y, después de la electricidad y los carburantes, las mayores subidas han afectado a productos básicos habituales de las cestas de la compra de cualquier familia. El aceite de oliva, por ejemplo, es un 30,5% más caro que hace un año, la carne de ovino y caprino ha subido un 21,8% y la pasta, un 15,2%.

"Detrás de estas subidas están los aumentos de costes de traslado y mantenimiento, gasolina y electricidad, y todo esto, además, en un contexto de escasez de medios de transporte", explica Eduardo Irastorza, profesor de la OBS Business School, que define la escalada de precios como un “círculo vicioso”.

Supermercados más baratos, ofertas y marcas blancas

Ante estas subidas, con niveles de inflación nunca vistos en las últimas tres décadas, los consumidores están respondiendo de tres maneras. La primera es buscar establecimientos más baratos, una estrategia complicada en un contexto de subidas generalizadas y de oferta desigual según estemos en una gran ciudad o en una más pequeña.

La segunda es buscar productos sustitutivos, siendo las marcas blancas las grandes beneficiadas, tras haber logrado aumentar mucho su valoración entre los consumidos, alcanzando un alto reconocimiento en los últimos años.

La tercera, dejar de consumir aquello que ha dejado de compensar en el equilibrio de disfrute y precio. "Por ejemplo, con las chirimoyas", señala David, de 38 años, al ser preguntado por un producto que dejará de estar en su lista de la compra a causa de la subida de precios. "Acabo de comprar una y está carísima, me encantan, pero voy a tener que dejar de comprarlas. Cuatro euros por una chirimoya que te comes prácticamente de una sentada…".

Para Rosa, una mujer de 65 que vive con una anciana, la gota que ha colmado el vaso ha sido el precio del salmón. "Iba a comprar salmón, pero es que está a 13,80 y no nos permitimos ese lujo ahora", declara, mientras abre su carro de la compra para mostrar lo que ha adquirido hoy. "He comprado lubina y dorada, pero bueno, como somos solo dos, también lo reduzco y lo mezclo con otras cosas con legumbres y luego lo congelo por raciones para que me dure".

A Manuela Rodrigo, una pensionista, el alza de precios también le ha llevado a cambiar su menú habitual: "En vez de comprar una cosa que a lo mejor me llena más, pues tengo que comprar otra que el precio sea un poco más barato, comer otras cosas, vamos", declara. "Comes lo que te salga más barato, como las patatas, pues ahora me hago más guisos".

Las ofertas están viviendo también una época dorada, aunque los expertos advierten sobre el riesgo de las promociones engañosas. "Se están generando muchas promociones de este tipo, el marketing promocional se ha disparado, así como la imaginación para atraer", declara el profesor Irastorza.

"Es bueno confiar nuestras compras a las empresas que son más transparentes a la hora de presentar sus ofertas, porque la crisis ha llevado a que la letra sea cada vez más pequeña. Es muy importante que haya una ética y una transparencia por parte de quien hace las ofertas porque, si no, hay bastante de engañifa potencial esperándonos", advierte Irastorza.

¿Cómo evitar gastar más de lo imprescindible?

Más allá de ofertas y marcas blancas, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lanzan varias recomendaciones para tratar de evitar que la escalada de precios de los productos básicos acabe por hacer un agujero en las cuentas de los consumidores.

"Empezaría por hacer una buena planificación de las compras para evitar el desperdicio", declara Enrique García, portavoz de la OCU. "Siempre recomendamos buscar el establecimiento más barato, porque tanto en época de subida como de bajada hay notables diferencias entre establecimientos, pero también la búsqueda de productos alternativos, productos de cercanía, de proximidad, de temporada y productos un poco distintos a aquellos que tienen más diferencia de precio".

No todos los consumidores se toman la situación con tanta filosofía, más aún ante una perspectiva bastante negra, con una inflación que, en pronóstico del profesor Irastorza, "Vamos a tener con nosotros hasta el año que viene, pero quiero creer que controlada".

Álvaro Navarro, de 65 años, asegura que no va a cambiar sus pautas de consumo a estas alturas de su vida, en la que "ya no tenemos otros vicios y nuestros vicios son comer algo y ver a la familia", pero lamenta la situación, sobre todo, por la gente más joven.

"Subir lleva subiendo bastante tiempo, pero ya desde octubre y septiembre cuando ha empezado a subir la luz y los carburantes todo ha subido", declara. "Lo que pasa es que se ha aprovechado la Navidad y una vez que sube ya no baja, este es el sistema de aquí, la gente no sé cómo puede vivir. Estamos en una situación horrorosa".

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