Apenas veinte días. Este es el tiempo que ha tardado en hacerse mayoritaria la variante ómicron en la Comunidad de Madrid. El primer caso de esta mutación del coronavirus, que fue también el primero de España, se confirmó en la región el 29 de noviembre y a mediados de este mes las autoridades sanitarias ya habían advertido de que estaba detrás de nueve de cada diez casos. 

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La rapidez con la que se ha expandido ómicron es inaudita y viene acompañada de una explosión de casos desconocida desde que empezó la pandemia tanto en Madrid como en el resto de España. "Es llamativo que en un periodo de cuatro semanas haya tenido un crecimiento tan explosivo", reconocía este jueves el viceconsejero de Salud Pública madrileño, Antonio Zapatero. La única buena noticia al respecto es que la mayoría son de carácter leve y la intensidad de los contagios no se está trasladando a los hospitales madrileños, aunque sí a los centros de salud y a las farmacias, lugares en los que cientos de madrileños buscan estos días hacerse un test.

Porque la nueva mutación del virus ha llegado en la antesala de la Navidad. Una 'invitada' a la que nadie esperaba y a la que aún estamos conociendo. "Vamos conociendo a ómicron", confesaba el doctor Zapatero. "Vemos que lo que supone esta variante es que es más trasmisible, pero a la vez estamos viendo que produce cuadros clínicos menos graves", agregó. 

De acuerdo con el también responsable del Plan Covid-19 regional, esta circunstancia se debe a dos factores. Por un lado, porque la variante por sí misma provoca cuadros de la enfermedad leves. "Con los datos disponibles en la serie de casos de la Comunidad de Madrid vemos que el riesgo de neumonía, es un 73,5% inferior para la ómicron que para las variantes previas y el riesgo de hospitalización es un 83,5% inferior", incidía el responsable sanitario autonómico.

Por otro, y no menos importante, porque casi el 93% de la población mayor de 12 años tiene la pauta completa en la región, mientras que la inmunización de los niños de 5 a 11 años -que comenzó el 15 de diciembre- y la campaña de la dosis de refuerzo avanza a buen ritmo.

La incorporación de la tercera vacuna y de la pediátrica ha impulsado la inoculación de dosis contra la Covid-19 en Madrid a niveles de verano, cuando los grupos más jóvenes de la población no habían accedido aún a la campaña, que a punto está de cumplir un año, de forma masiva. 

¿Cómo ha influido ómicron?

En apenas cuatro semanas, ómicron ha elevado exponencialmente los contagios de Covid-19 en Madrid y ha aumentado los ingresos en hospitales, tanto en planta como en UCI, pero a otro nivel que nada tiene que ver, ni con los casos diagnosticados ni que con lo que se produjo en otras olas. 

Cuando se notificó el primer caso de esta variante, el contador de infecciones por Covid-19 desde el inicio de la pandemia estaba en la región en 931.298 positivos diagnosticados. Ese 29 de noviembre de 2021 había en los hospitales madrileños 532 pacientes de esta enfermedad: 419 estaban en planta y 103 en la UCI. 

Veinticuatro días después, el registro de contagios ha rebasado ampliamente el millón de contagiados -situándose en el informe del día de Nochebuena en 1.050.137- tras diagnosticarse 118.839 infecciones más. Los datos también reflejan el crecimiento, más sostenido, de ingresados: hay más de un millar de convalecientes en hospitales de la región, 844 en una cama hospitalaria y 174 en una de UCI.

Triple mensaje: vacunación, tranquilidad y prudencia

Con esta situación, las autoridades sanitarias mandan varios mensajes a la población. En primer lugar, resaltan que la vacunación de la mayoría de la población ha sido un elemento clave para enfrentar este pico de contagios tal y como se está haciendo. Por ello, desde la Consejería de Sanidad se está insistiendo en la necesidad de que las personas que aún no se han puesto ninguna dosis lo hagan en alguno de las decenas de puntos habilitados, habiendo pedido previamente cita porque es necesario. 

Este no es el único mensaje en el que se insiste. Otro pasa por transmitir que la situación es de "tranquilidad", sobre todo porque la situación asistencial está controlada pese a la explosión de casos, y también en la "prudencia": resulta más necesario que nunca seguir respetando todas y cada una de las medidas de seguridad (distancia y mascarilla, que es obligatoria en las calles desde este viernes) precisamente por la alta contagiosidad de ómicron.