Cuando el amor romántico deja paso al poliamor: "Ya no queremos ser medias naranjas, sino personas enteras"

Alberto abrió su relación con su pareja y, año y medio después, comenzó una experiencia poliamorosa, manteniendo dos relaciones al mismo tiempo.
Alberto abrió su relación con su pareja y, año y medio después, comenzó una experiencia poliamorosa, manteniendo dos relaciones al mismo tiempo.
Jorge Paris
Alberto abrió su relación con su pareja y, año y medio después, comenzó una experiencia poliamorosa, manteniendo dos relaciones al mismo tiempo.
Alberto tiene una relación poliamorosa: "Hay otros mundos y otros placeres"
Wochit

La familia estaba cenando y en la tele echaban First dates, ese programa de prime time en el que dos personas que se acaban de conocer mantienen una cita delante de las cámaras. Uno de los participantes comenta que no cree en la monogamia. El cuñado de Elisa -nombre ficticio- pregunta sin tapujos, delante de sus padres y hermanas:

- "Oye, Elisa, tú que vives en Madrid, ¿eres de esas que, aparte de tener a tu novio, te lías con más gente?".

Se hace un silencio incómodo. Elisa no responde, quizás emite una risa nerviosa. Pronto surge otra conversación y la cena continúa. La realidad es que sí. Elisa practica el poliamor desde hace siete años.

"Yo vivía con mi pareja hace siete años y, por cosas de la vida, empecé a relacionarme con personas que, algunas de ellas, tenían este tipo de relaciones y me abrieron bastante la mente", explica Elisa, que tiene 33 años y está actualmente en una pareja abierta desde hace un año.

Cuestionarse la monogamia le hizo terminar su relación con su pareja de entonces. En este tiempo ha mantenido varios tipo de relaciones, todas ellas caracterizadas por no excluir la posibilidad de mantener relaciones sexoafectivas con terceras personas.

Curiosamente, y frente a los tópicos que pueden subyacer sobre las personas polígamas, se define como "demisexual", es decir, solo mantiene relaciones sexuales con personas con las que tiene un vínculo emocional previo.

"Yo estaba muy vinculada a la idea de monogamia igual a amor, pero, de repente, tener personas cerca que se habían cuestionado su manera de relacionarse y que no cuestionaban que nos podíamos relacionar de otra manera cuidándonos y queriéndonos fue para mi un pepinazo", declara Elisa.

De la pareja abierta al poliamor

El término poliamor aparece por primera vez en los años 60 -poliamory, en inglés-, para definir un modelo de relación que incluía varias parejas amorosas, entendiendo amor en un sentido amplio y que no necesariamente implicaba una relación sexual. En un principio estuvo circunscrito a círculos contraculturales, expandiéndose poco a poco a más capas de la sociedad desde los años 90.

El pasado mes de octubre, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó su segunda encuesta sobre relaciones sociales y afectivas en tiempos de pandemia. Casi un 40% de los encuestados se mostraron de acuerdo en que una persona puede mantener dos o más relaciones románticas a la vez. Un porcentaje similar de personas se mostró igualmente de acuerdo con la posibilidad de que los miembros de una pareja acuerden poder tener relaciones sexuales con terceras personas, es decir, una relación abierta.

Preguntas y respuestas extraídas de la encuesta sobre las relaciones sociales y afectivas del CIS
 
 

"Salir del armario es solo el primer paso e ir decostruyéndote es lo siguiente", declara Alberto, que dio ese primer paso con 19 años y, pasados ya los 30, decidió abrir su pareja.

"Mi pareja, obviamente, me da unas cosas y estoy muy bien con él, pero también hay otros mundos y otros placeres", explica Alberto. Año y medio después, uno de esos placeres empezó a convertirse en algo más.

"En el momento en el que empiezo a preocuparme es cuando empiezo a quedar para tomar algo, para ir al cine... Es cuando empiezo a pensar que aquí está pasando algo, que quiero conocer mas a este chico, quiero seguir quedando con él, pero a la vez, en ningún momento he pasado de mi pareja, sino al contrario, he seguido estando para él siempre, le sigo queriendo", relata Alberto.

Tras consultar con varios amigos poliamorosos y realizar varias lecturas, Alberto se decidió a contar su incipiente enamoramiento a su pareja. "Su primera reacción es rechazo, pero llega un momento que cede y dice: 'Vamos a intentarlo'", rememora Alberto.

Compartir el estatus de pareja es un paso más allá de la relación abierta, es una relación poliamorosa en la que Alberto sería el eje central y sus dos novios compartirían un estatus de "metamores", según el argot poliamoroso. "Yo lo intento de verdad, hablándolo todo con los dos, estando para los dos, le hablo a uno del otro, intento hacer acercamientos entre los dos".

Alberto mantuvo una relación poliamorosa durante ocho meses con dos personas que no se llegaron a conocer entre sí.
Alberto mantuvo una relación poliamorosa durante ocho meses con dos personas que no se llegaron a conocer entre sí.
Jorge Paris
"Mi pareja, obviamente, me da unas cosas y estoy muy bien con él, pero también hay otros mundos y otros placeres"

Una mañana, desayunando con unos amigos ocho meses después, le preguntaron qué tal con sus dos relaciones. "Yo les dije que super bien, que creía que dentro de nada se iban a conocer", declara Alberto. Esa misma tarde, un comentario inocente hizo saltar la chispa con su pareja primigenia. "Explotó y confesó que llevaba ocho meses en la mierda, que no quería seguir y que estaba pasándolo mal".

Ese mismo día, la experiencia poliamorosa de Alberto llegó a su fin, aunque, en la actualidad, sigue manteniendo una relación abierta con el segundo de sus novios de aquella época. "Creo que lo que hizo fracasar la relación a tres fue la comunicación por parte de mi expareja, ese momento de hacerse el duro y de decir: 'Yo voy para adelante'. Y, luego, al final descubrir que no, que él había estado ocultando sus sentimientos".

Tomás Alberich, sociólogo, explica las claves del poliamor

La agonía de la monogamia

El sociólogo Tomás Alberich lleva años estudiando las relaciones no normativas y las potencialidades y las dificultades para desarrollar el poliamor en sociedad. "Es cierto que en las relaciones abiertas y poliamorosas hay una mayor probabilidad de que uno de los miembros conozca a una tercera persona y la pareja se acabe rompiendo, lo que pasa es que eso va dentro de la búsqueda de la felicidad, de no reprimirse", explica Alberich.

"Las relaciones patriarcales tradicionales, en la que se auto reprimen los dos, son relaciones con menos peligros cercanos, pero con más represión, más infelicidad", añade del sociólogo.

Para teóricos del poliamor como el físico y psicólogo Yves-Alexandre Thalmann estos albores del siglo XXI están suponiendo una "agonía de la monogamia", aunque la afirmación puede resultar un poco exagerada, dado que las relaciones no normativas siguen siendo claramente minoritarias incluso entre la población más joven.

"El amor romántico se basa en que, con una sola pareja, vas a tener una sexualidad plena, vas a vivir los afectos, los sentimientos y también va a ser tu pareja intelectual, tu pareja cultural para divertirte en el tiempo libre, para las vacaciones, para los gustos, a la hora de ir al cine o de ir al teatro, etc.", explica Alberich. "Yo creo que en eso sí ha habido un cambio bastante generalizado de que las personas no queremos ser medias naranjas, queremos ser personas enteras y la juventud de este siglo, en el tema de la sexualidad, lo va entendiendo de una forma más abierta".

El umbral del sufrimiento

"Creo que, por lo menos, yo y toda la gente que tengo alrededor vamos cambiando cositas y replanteándonos cositas, creo que vamos intentando cambiar en general la forma que tenemos de generar vínculos", considera Marcelo -nombre ficticio-, un madrileño de 33 años que lleva 12 años probando distintas formas de poliamor y relación abierta.

Durante este tiempo, admite, ha llegado a cerrar la relación y volver a la monogamia temporalmente porque él y su pareja de ese momento han considerado que lo necesitaban. Las normas que se establecen en una relación abierta, asegura, no son inmutables y están siempre sujetas a revisión.

“Yo siempre digo que hay un nivel bajito de sufrimiento que está bien que podamos asimilar y que eso a veces nos puede hacer afrontar cosas que a lo mejor nos darían más susto, pero creo que tendríamos que tener medio claro que ese umbral tiene que ser bajo porque, cuando ese umbral nos sube mucho y nos genera mucha ansiedad y malestar, es cuando te empiezan todas estas dudas", explica Marcelo.

Esas dudas suelen traducirse en celos, un clásico en las relaciones monógamas de las que las no normativas tampoco están exentas. "Los celos pueden surgir de una forma natural, pero realmente nacen de tu propia inseguridad", explica Alberich. "Si tú admites que la otra persona está teniendo relaciones con otras personas y que tu relación se puede romper en cualquier momento y si estás convencido de que la otra persona te quiere, los celos se pueden reducir".

Complicarse la vida

A pesar del creciente cuestionamiento de las relaciones monógamas, mantener una relación no normativa sigue siendo un tema tabú en muchos entornos. Si a ello le sumamos que alguno de los miembros tenga una orientación sexual no mayoritaria, como la bisexualidad -2,4% de los encuestados por el CIS se autodefinen como tal-, el círculo de personas a los que los poliamorosos hacen conocedores de su tipo de relación se reduce bastante.

Juan Antonio empezó a mantener relaciones sexuales con otros hombres tras poner fin a su última relación, completamente normativa. "Chicos bisexuales no hay muchos o no se dejan ver, hay un poquito de tabú ahí", declara Juan Antonio. "Muchas chicas como que no lo acaban de ver bien, no les resulta muy atractivo y, cuando conocí a mi actual mi novia, a ella no solo no le importaba, sino que le parecía muy guay".

Empezaron entonces una relación en la que llevan ya más de un año y en la que han experimentado siempre en conjunto con terceras personas. "Lo que distinguiría lo nuestro de una relación normativa es que no solo no nos incomoda vernos teniendo relaciones con otras personas, sino que es algo que nos gusta y nos apetece hacerlo", explica Juan Antonio, que asegura que estos detalles sobre su relación se restringen a sus "amigos más íntimos", que, no obstante, lo han asumido con naturalidad.

"El 99% de mis amigos lo entienden pero dicen que jamás lo practicaron ellos, lo ven una locura, en nosotros, les hace gracia, les parece guay, a alguno incluso parece que podría darle un poco de envidia", declara. "Mucha gente no se quiere complicar la vida como igual nos la complicamos nosotros".

- ¿Te ves toda la vida en una relación así o es solo una etapa?

- Sí me veo toda la vida con esta filosofía, pero lo que no tengo tan claro es que con 50 años este para tantas idas y venidas, igual, luego, cuando tengas hijos y demás, no te apetece ya estar quedando con otras personas, igual es un poco difícil de organizar, pero 100% normativo no me veo, no.

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