La pandemia disparó el teletrabajo un 121% en 2020, pero solo uno de cada diez empleados lo ejerció habitualmente

Una persona teletrabajando.
Una persona teletrabajando.
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Una persona teletrabajando.

La llegada del coronavirus forzó uno de los mayores experimentos laborales a gran escala que se recuerdan: la implantación masiva del teletrabajo en todo el mundo. Sin embargo, pese a las cifras sin precedentes de trabajadores en remoto alcanzadas durante la pandemia esta figura laboral ha seguido siendo ajena a la mayoría de los empleados.

Según un análisis de los datos regionales de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2020 elaborada por Eurostat y publicada esta semana, unos dos millones de trabajadores españoles afirmaron haber teletrabajado "habitualmente" -al menos la mitad de los días- durante el año pasado. Esta cifra supuso un incremento del 121% respecto al año anterior, pero solo el 10,8% de la población ocupada pudo acogerse a esta modalidad laboral con frecuencia. Los datos de España quedan lejos de los de otros vecinos europeos como Finlandia (25,1%) o Luxemburgo (23,1%) donde existe cierta tradición de trabajar en remoto.

A nivel regional la Comunidad de Madrid fue el territorio donde mayor proporción de personas se acogieron a esta modalidad laboral, por delante de Cataluña, Asturias o Baleares. Mientras que en 2019 unos 150.000 empleados madrileños ejercían su labor desde casa más de la mitad de los días, en 2020 esta cifra se disparó hasta los 583.872. Este más de medio millón de empleados representó un 19,6% de la fuerza laboral de 2020 y supuso un incremento del 283% respecto al dato de 2019, que dejaba esa cifra en poco más de 150.000.

En un segundo plano, aunque algo más alejada, se encuentra Cataluña, donde el número de trabajadores en remoto se disparó un 167% en el primer año de la pandemia. En 2019 solo 153.865 catalanes -el 4,6% de la población ocupada- se acogieron a esta forma de empleo, mientras que un año más tarde la cifra ascendía a 411.360 (el 12,6%). A un nivel similar a Cataluña se encuentra Asturias, que en 2019 era la comunidad autónoma con mayor porcentaje de teletrabajadores habituales: un 6,6%. Aunque la cifra de empleados remotos en el Principado se ha disparado algo menos que en otras autonomías, Asturias ocupa el tercer puesto de la lista con un 12%, es decir, unos 45.000 empleados. 

En el otro lado del espectro, Cantabria, Canarias y País Vasco fueron los territorios que más difícil lo tuvieron para adoptar el teletrabajo. El caso de Cantabria es especialmente llamativo, dado que la proporción de empleados que teletrabajaron con frecuencia el año pasado apenas creció un 2% y fue claramente la más baja del país. Apenas 11.400 cántabros se acogieron al trabajo remoto frente a los 11.200 que lo hicieron el año anterior. Las cifras de Canarias (5,9%) y País Vasco (7,1%), aunque más modestas que el promedio nacional, se aproximan más a la realidad del resto de comunidades.

La clave: el efecto capitalidad

Resulta evidente que no todos los sectores de la economía son igual de compatibles con el teletrabajo. No es igual de sencillo trasladar la actividad a modo remoto, por ejemplo, para una fábrica o una empresa de reformas que para una empresa de software. Y las cifras lo prueban. Según datos del INE relativos al primer estado de alarma, en el sector del comercio y otros servicios más del 60% de la plantilla recurrió al teletrabajo alguna vez, unas tasas mucho mayores a las de la industria (30%), la construcción (34,8%) o el transporte y hostelería (25,9%). Con esta información, no resulta extraño que las mayores tasas de teletrabajo se encuentren en las grandes ciudades o en ubicaciones cercanas a ellas, donde el porcentaje de la población que se dedica a los servicios es superior al de otras zonas.

Prueba de ello es que nueve de las 20 regiones europeas con más porcentaje de teletrabajadores en 2020 fueron capitales de país. Entre ellas, Madrid figura como la decimoséptima región con mayor tasa, eso sí, en niveles lejanos a los de Helsinki (Finlandia), que con un 37% de teletrabajadores habituales es el territorio comunitario que encabeza la lista.

Tras la urbe finlandesa aparecen otras regiones que albergan la capital de sus respectivos países como es el caso de Bruselas, con una tasa de trabajo remoto del 25,7%, Dublín (24,7%), Viena (24,2%), Copenague (23,6%), París (23,4%), Lisboa (22,6%), Ámsterdam (21,9%) o Berlín (20,2%). Por detrás de Madrid se encuentran Varsovia (18,8%), Roma (17,2%), Praga (14%), Estocolmo (10,1%), Bratislava (10,1%), Vilna (9,1%), Eslovenia (8,6%), Budapest (8,5%) o Bucarest (6,9%).

La importancia del nivel de estudios

Según un informe de Randstad, una consultoría especializada en recursos humanos, publicado en julio del presente año, uno de los principales factores a la hora de determinar las facilidades para trabajar es el nivel de estudios. Cruzando datos, los investigadores hallaron que uno de cada tres empleados que teletrabajaba "ocasionalmente" o "más de la mitad de los días" tenía estudios superiores, frente al 14% con estudios de secundaria o el 19,1% del total. Además, concluyeron que casi cuatro de cada cinco de las personas (79,5%) que teletrabajaron ocasionalmente o más de la mitad de los días en España tenían educación superior.

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