Inundaciones, 'filomenas', olas de calor... ¿Qué otros fenómenos meteorológicos extremos nos esperan en el futuro?

Vista general de las casas destruidas tras la crecida del río Ahr, en Mayschoss, en el distrito de Ahrweiler, Alemania, el 22 de julio de 2021.
Casas destruidas tras la crecida del río Ahr, en Alemania, el 22 de julio de 2021.
EFE/EPA/FRIEDEMANN VOGEL
Vista general de las casas destruidas tras la crecida del río Ahr, en Mayschoss, en el distrito de Ahrweiler, Alemania, el 22 de julio de 2021.

Las inundaciones que devastaron parte de los Länder del oeste alemán de Renania del Norte-Westfalia, y Renania Palatinado, así como a la región de Valonia en Bruselas, fueron provocadas por lluvias torrenciales que podrían convertirse en un fenómeno mucho más frecuente en un futuro a medio plazo. Casi simultáneamente, en la provincia de Henan, en el centro de China, hubo fuertes inundaciones que anegaron calles y avenidas y que dejaron imágenes en el metro cubriendo prácticamente hasta el cuello a quienes viajaban en él. Pero estos no han sido los únicos fenómenos meteorológicos extremos a lo largo de este verano. A los anteriores se suma la ola de calor que azotó Canadá y el oeste estadounidense

El balance de víctimas mortales o de desapariciones es alto, pero también lo es en términos económicos y sociales. Además, a estos fenómenos pueden agregarse otros eventos de carácter extremo como sequías, tormentas tropicales, y otros que, pese a ser infrecuentes en algunos lugares, podrían aparecer. "Si nosotros cambiamos las condiciones de partida, los fenómenos también se adaptarán a esas nuevas condiciones", explica en una entrevista con 20minutos el experto en meteorología de Meteored, Víctor Manuel González, en relación a las implicaciones que podría tener el cambio climático.

¿Debemos asumir un cambio de tendencia asociado al cambio climático?

"Los modelos climáticos ahora mismo apuntan a que este tipo de eventos extremos sean algo más frecuentes con el paso de los años", indica García. Según un según revela un estudio de la Universidad de Newcastle y el Met Office británico, publicado en la revista 'Geophysical Research Letters', podrían multiplicarse por catorce.

De hecho, la profesora de la Escuela de Ingeniería de la citada Universidad que participó en este estudio, Hayley Fowler, insiste en que "los gobiernos de todo el mundo han sido demasiado lentos en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global continúa a buen ritmo", por lo que considera que "los cambios en las tormentas extremas" como las de Alemania o Bélgica "serán significativos y causarán un aumento en la frecuencia de las inundaciones devastadoras en toda Europa".

En el caso, por ejemplo, de Canadá y Estados Unidos, un estudio posterior a la inusual ola de calor elaborado por científicos del World Weather Attribution (WWA) subraya que este fenómeno extremo habría sido "prácticamente imposible sin el cambio climático provocado por los humanos", explica el informe. "Los modelos nos dicen que esto cada vez va a ser más frecuente", añade González, por lo que "debemos concienciarnos" para poder tratar de anticiparnos.

¿Qué produjo las torrenciales lluvias que afectaron a Centrouropa?

Se trata de lugares en los que este tipo de tormentas -y sus consecuentes inundaciones- no se producían desde hace más de un siglo. Concretamente, "la última vez que hubo un evento parecido a eso fue en 1913", apunta García, "y aún así este evento no parece que fuese tan intenso como el actual", añade.

En esa zona “se han formado unas tormentas muy concretas, unos sistemas convectivos de mesoescala”, explica el experto, “que son agrupaciones de tormentas muy grandes y que estaban alimentadas por la humedad del Mar del Norte” que, según añade, “ahora mismo está unos tres grados y medio más cálido de lo normal”, explica.

Casas destruidas tras la crecida del río Ahr, en Alemania, el 22 de julio de 2021.
Casas destruidas tras la crecida del río Ahr, en Alemania, el 22 de julio de 2021.
EFE/EPA/FRIEDEMANN VOGEL

Lo que las "detonó" fue lo que se conoce como "la depresión aislada en niveles altos, es decir, una gota fría o DANA", que, tal como subraya García, suelen venir a menudo provocando tormentas intensas. En este caso, no obstante, la particularidad es "el hecho de tener tormentas estacionarias de movimiento muy lento alimentadas por una humedad excesiva (debido al Mar del Norte)", lo que hizo que se volvieran "mucho más estables y eficientes", y que se ha traducido en "lluvias mucho más intensas de lo que cabría esperar".

Las 'tormentas de movimiento lento' y el riesgo de inundación

Precisamente, las tormentas de movimiento lento anteriormente citadas "son muy peligrosas", explica Gómez, "porque son estables y pueden mantenerse muchísimo tiempo", agrega. Algo que, consecuentemente, provoca incidencias donde tienen lugar.

"Las tormentas lentas son peligrosas porque son estables y pueden mantenerse durante mucho tiempo"

Aunque dejen precipitaciones igual de intensas que otras tormentas -que pueden ser torrenciales-, se diferencian de ellas en el hecho de que no se disipan: las tormentas de movimiento lento "se regeneran y se mantienen activas porque su suministro de 'combustible', en este caso, el aire cálido y húmedo, es mucho más abundante", detalla el experto.

Este fenómeno ha sido recientemente estudiado también por la Universidad de Newcastle, cuyo informe concluye que, si este tipo de eventos extremos se multiplican serán necesarios "mejores sistemas de alerta y gestión de emergencias", para poder implementar "factores de seguridad en los diseños de infraestructuras", con el objetivo de hacerlos resistentes a estos fenómenos severos.

Además, el problema de las infraestructuras que no están preparadas no solo sucede con las inundaciones. García explica que también ocurrió en Canadá y Estados Unidos, donde se produjo "no sólo una ola de calor muy potente, sino que había ciudades que superaron en varios grados su récord anterior", añade, una situación para la que no pudieron anticiparse. 

Mejor tecnología para una predicción más precisa

Este tipo de eventos extremos, como ocurrió con la borrasca que alcanzó gran parte del territorio peninsular el pasado mes de enero, no son fáciles de prever a corto plazo. "Aquí nos pasó con Filomena, por ejemplo", explica García, que "era una borrasca rarísima". No obstante, "ya había gente hablando de ella cuatro o cinco días antes" de que se produjese. 

Al tratarse de fenómenos poco frecuentes, "es muy difícil hacerse a la idea de que van a llegar", agrega el experto, por lo que cree necesario tener sistemas de comunicación eficientes y "saber comunicar exactamente la intensidad que va a tener el evento", para tratar de anticiparse.

'Filomena' sacudió con fuerza la arboleda de los grandes parques de la ciudad de Madrid.

En el caso de las tormentas lentas, la previsión puede hacerse "como mucho a uno o dos días vista, lo máximo a lo que se pueden ver este tipo de episodios con claridad... y no siempre son exactos", matiza el experto de Meteored. Lo dificulta el hecho de que no pueda verse con exactitud si se producirá "en esa zona, 50 kilómetros más a un lado, o 150 más al otro". De este modo, esta predicción podrá mejorarse "a medida que haya mejores tecnologías".

Sequías, huracanes… ¿qué otros fenómenos nos esperan?

A pesar de que cabe esperar en el futuro que otro tipo de eventos meteorológicos extremos nos afecten, estos serán diferentes según la localización, las condiciones climáticas y otros factores. En el caso de la Península Ibérica, García considera que hay varios "de los que hace tiempo se está avisando" y que deberían tenerse en cuenta a medio plazo.

Por una parte, precipitaciones extremas como las de Alemania y Bélgica. "Al tener los mares a mayor temperatura también tendremos tormentas más potentes o más eficientes", explica García. Por otra, un fenómeno que podría afectar en especial a la zona sur, es "la posibilidad de que se registren en el futuro precipitaciones medias más bajas". Es decir, que las sequías serán un evento a tener en cuenta. A esto podrían sumarse nuevas e intensas olas de calor, pues "teniendo el desierto del Sáhara tan cerca, es una zona propensa a recibir olas importantes".

Imágenes de dos de las zonas más afectadas por las inundaciones en Alemania, Westfalia y Bayern, que ha dejado centenares de muertos. (Fuente: DPA)

Finalmente, García alude a "otros fenómenos que todavía no se han estudiado bien, o que no se sabe cómo pueden evolucionar, pero que también pueden cambiar y afectarnos", como pueden ser los ciclones tropicales. Recuerda que la tormenta subtropical Alpha llegó las costas de Portugal hace un año, y que el huracán Ophelia pasó muy cerca de Galicia hace unos años. "El Atlántico está a una temperatura un poco mayor en nuestra zona de lo normal, con lo que es posible que estos fenómenos extremos estén migrando de su posición habitual", agrega el experto. 

"Si nosotros cambiamos las condiciones de partida, los fenómenos también se adaptarán a esas nuevas condiciones", concluye García.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento