Todavía habrá que esperar al menos año y medio para volver a ver unos niveles de empleo y de PIB per cápita similares a los de antes de que estallara la crisis del coronavirus. Según el informe Perspectivas del empleo de la OCDE para 2021, "la fuerte recuperación económica y del empleo experimentada en el 2021 y la proyectada para el 2022" no serán suficientes para alcanzar los niveles previos a la crisis, cuando la tasa de empleo alcanzaba el 63,5%. 

Esta organización transnacional, formada principalmente por economías desarrolladas, estima que el número de parados en España permanecerá 0,6 puntos porcentuales encima del nivel precrisis (14,2%) todavía a finales de 2022. Una proyección que va en la misma línea que la planteada por el Banco de España el pasado junio, que en su escenario central situaba la tasa de paro en el 14,7% en 2022. 

Y es que España es uno de los países del grupo que ha registrado tradicionalmente mayores niveles de paro. La tasa de desempleo española duplica la media de la OCDE, que está en el 7,3%, y sitúa al país como el cuarto con mayor paro, solo por detrás de Costa Rica (19,7%), Grecia (16,5%) y Colombia (16,4%).

Una crisis con especial impacto en los jóvenes

Los grandes damnificados de la crisis que ha traído de la mano la Covid son los habituales 'perdedores' del sistema: los jóvenes y los trabajadores menos cualificados. La OCDE estima que el desempleo juvenil se incrementó hasta el 42% en los cuatro primeros meses de pandemia, un crecimiento que fue tres veces superior al de los trabajadores de más de 25 años. La gran destrucción de empleo juvenil hizo que España cerrara el año pasado como el segundo país del grupo con mayor tasa de desempleo en la población entre 16 y 25 años (38,3%), solo superado por Costa Rica (41,9%). 

La tasa de temporalidad en este grupo de población es la mayor de toda la OCDE, un fenómeno que ha dificultado el acceso a estos trabajadores a los programas de protección del empleo. En España, dos de cada tres jóvenes entre 16 y 24 años (66,4%) que trabaja por cuenta ajena tiene un contrato temporal, 7,5 puntos por encima de Italia, el segundo país con mayor temporalidad. La temporalidad entre los jóvenes prácticamente triplica a la de los trabajadores en general, con una tasa del 24,1%.

ERTE: un plan exitoso, pero que "debería ser más selectivo" en el futuro

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El exhaustivo informe de la OCDE elabora una radiografía de los diferentes planes de protección del empleo que han puesto en marcha los miembros del club. En el caso español se destaca que los ERTE llegaron a proteger en torno al 20% del nivel de empleo anterior a la pandemia, una cobertura "comparable a la de otros país de la OCDE". El organismo considera que las transferencias de recursos públicos a los trabajadores -entre las que se encuentra este sistema- han sido "relativamente exitosas a la hora de proteger a los más vulnerables", pero señala que "no han sido suficientes como para compensar las desigualdades entre los jóvenes".

Además, aunque la OCDE se muestra partidaria de mantener los estímulos, especialmente en los sectores más afectados por las restricciones de la pandemia, de cara al futuro piensa que el plan "debería ser más selectivo hacia empleos en sectores con potencial para reanudarse". De igual manera señalan el riesgo de que algunos trabajadores "se queden atrapados en trabajos inviables" por la prohibición de despedir durante los seis meses posteriores a un ERTE.

Aprovechar la ola de ayuda estatal para acabar con la desigualdad

Aunque la recuperación económica está claramente en marcha, la OCDE recuerda que "la crisis económica y de empleo que desató [la Covid] está lejos de haber terminado". Así lo expresa Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales del organismo en el editorial del informe. 

Scarpetta descata que "la Covid ha acentuado las divisiones sociales y económicas" y que ha "amplificado desigualdades", pero señala que también ha acelerado "la transformación digital y la automatización" en el mercado de trabajo. 

El organismo pide aprovechar esta ola de intervención estatal en la economía  para evitar que el legado de la crisis sea similar al de la Gran Recesión: más desigualdad y exclusión social. "Fracasar ahora a la hora de lidiar con la desigualdad y la exclusión desembocará no solo en divisiones sociales más profundas, sino que tendrá efectos negativos en la productividad y la recuperación”, sostiene Scarpetta.

La OCDE insiste también en los peligros de retirar los planes de protección a los más vulnerables demasiado pronto, un movimiento que podría provocar "bancarrotas y pérdidas de trabajo masivas", dibujando una recuperación más "difícil" e "incierta".