Tanta Europa
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La Eurocámara condena a Marruecos por "usar menores" como arma de presión política en la avalancha de Ceuta

Un militar del ejército español acompaña a un niño en una jornada marcada por las devoluciones en caliente que están efectuando a los migrantes que han entrado en Ceuta procedente de Marruecos.
Un militar español acompaña a un niño que ha entrado en Ceuta procedente de Marruecos.
EP
Un militar del ejército español acompaña a un niño en una jornada marcada por las devoluciones en caliente que están efectuando a los migrantes que han entrado en Ceuta procedente de Marruecos.

Era un secreto a voces y el Parlamento Europeo ha condenado este jueves la actitud de Marruecos por permitir la llegada a Ceuta el pasado mayo de más de 7.000 inmigrantes, muchos de ellos niños. Asimismo, acusa a Rabat de usar la migración para "presionar políticamente" a España. Espera, eso sí, que la crisis no deteriore las relaciones entre Bruselas y Rabat. La Eurocámara ha aprobado el texto con 397 votos a favor, 85 en contra y 196 abstenciones una resolución acordada por los cuatro grupos principales del Parlamento, que son populares, socialistas, liberales y verdes.

El texto condena "el uso de los controles fronterizos, la migración y los menores no acompañados" como "presión política" contra un país europeo, en referencia a España.

Esto llega después de que el pasado mes de mayo Marruecos respondiera a España por acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que entró en el país con una identidad falsa y estuvo ingresado en un hospital de Logroño. Rabat dio así por iniciadas las hostilidades y 'abrió las puertas' para que llegasen miles de migrantes a las costas de Ceuta. El Gobierno de Sánchez, de hecho, habló de "chantaje" por parte del país vecino.

La Unión Europea no tiene competencias en política exterior, que depende de los 27 Estados miembros. Esto ha hecho que la UE haya tenido que externalizar la gestión de esas fronteras en terceros países. Marruecos es un ejemplo, pero otro mucho más claro es el de Turquía, con quien se firmó en marzo de 2016 un acuerdo para controla la llegada de refugiados.

Ahora la resolución del Parlamento Europeo insiste en el mensaje de que Ceuta es una frontera exterior de la UE, cuya protección y seguridad concierne al conjunto de la Unión, por lo que expresa su solidaridad con los ciudadanos de Ceuta y con las fuerzas de seguridad españolas. Eso sí, insiste en que la Comisión debe disponer todas las herramientas necesarias para apoyar a España.

Por otro lado, los eurodiputados valoran positivamente el anuncio del reino alauí de facilitar la vuelta de todos los menores no acompañados identificados que hayan cruzado a territorio europeo de forma ilegal. En este sentido, demandan cooperación a España y Marruecos para lograr la repatriación de los niños y devolverlos a sus familias, siguiendo los estándares internacionales en beneficio de los menores.

Eso sí, con respecto al conflicto del Sáhara Occidental, detonante de la crisis entre Marruecos y España, el Parlamento Europeo reitera la posición "consolidada" de la UE, recalcando que está en línea con el Derecho Internacional y las resoluciones de Naciones Unidas. Y pone el foco en que solo un proceso político liderado por Naciones Unidas puede lograr una solución duradera, pacífica y mutuamente aceptable al problema.

El reto de una política migratoria común

La solución más efectiva para que no se repitan situaciones como la de Ceuta, y a la vez menos viable, sería que los Estados miembros alcanzaran un pacto común. Muchas son las voces que lo han pedido en plena crisis con Marruecos, entre ellas la del comisario europeo de Migraciones, Margaritis Schinas. En cambio, esa opción está muy lejos por dos motivos fundamentales: los Estados miembros que no son fronterizos no soportan presión migratoria y además se exige una mayoría que ahora no existe para aprobar ese acuerdo.

El precedente más cercano se dio cuando en 2015 el reparto por cuotas de 120.000 asilados procedentes de los territorios con más llegadas -sobre todo Grecia e Italia— en el plazo de dos años. Entonces Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumania votaron en contra y el entonces presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, mostró sus reticencias al plan precisamente porque España estaba en una situación compleja al ser Estado fronterizo.

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