Las secuelas de la Covid todavía afectan a pacientes de la primera ola: "Echo de menos caminar"

  • Algunos pacientes todavía no han conseguido volver a caminar, vestirse o comer sin ayuda.
  • Las plantas de rehabilitación de los hospitales tratan la discapacidad que deja la enfermedad.
  • “Son personas jóvenes que no han recuperado su actividad normal", explica una doctora.
Isidre, paciente de la primera ola, durante su rehabilitación por las secuelas post-Covid en el Hospital de l'Esperança de Barcelona.
Isidre, paciente de la primera ola, durante su rehabilitación por las secuelas post-Covid en el Hospital de l'Esperança de Barcelona.
Miquel Taverna
Isidre, paciente de la primera ola, durante su rehabilitación por las secuelas post-Covid en el Hospital de l'Esperança de Barcelona.

Llevamos mucho tiempo rodeados de cifras de contagios, muertes, altas y bajas de pacientes Covid. Poco se habla de lo que pasa después de la enfermedad. De hecho, la primera ola todavía da trabajo en los hospitales, concretamente en las plantas de rehabilitación. Allí tratan las múltiples secuelas que la Covid-19 deja en ciertos casos. Algunos todavía no han vuelto a sus puestos de trabajo, ni consiguen caminar, vestirse o comer sin ayuda.

Para los profesionales del servicio de Rehabilitación del Hospital de l’Esperança de Barcelona -asociado al Parc de Salut Mar-, la pandemia va en diferido. Actualmente continúan atendiendo a 70 pacientes de la primera y segunda ola, y ya esperan la llegada de los de la tercera y la cuarta, y de las que vengan. Su objetivo es tratar la discapacidad que provocan las secuelas para que interfieran lo mínimo posible en la calidad de vida del paciente.

Jóvenes que no recuperan su vida

El perfil de paciente con secuelas post-Covid más habitual es un varón de 55 a 65 años, y no necesariamente ha tenido que ser ingresado en el hospital. “Son personas jóvenes que no han recuperado su actividad normal. No son capaces de salir a caminar una hora seguida porque se cansan, o se ahogan subiendo escaleras”, apunta la doctora Anna Guillén, jefa de la Sección de Rehabilitación del Hospital de l’Esperança.

Las secuelas más comunes son cansancio excesivo, disfagia -dificultad para tragar-, disnea -dificultad para respirar-, fragilidad emocional y problemas de memoria y de concentración. En el caso de los que han estado en UCI, también hay que sumar importantes atrofias musculares y úlceras. “Hacía años que no veíamos úlceras tan importantes como las de este perfil de enfermo”, señala la doctora.

Las secuelas más comunes son  cansancio excesivo, disfagia, disnea, fragilidad emocional y problemas de concentración y memoria

Como los problemas son tan variados, es necesario el trabajo conjunto de varios especialistas. En todo el proceso de rehabilitación intervienen fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales, médicos rehabilitadores, neuropsicólogos y trabajadores sociales.

Un año sin caminar

Isidre (59 años) fue uno de los primeros pacientes de la primera ola en España. Ingresó en la UCI del Hospital del Mar el 23 de marzo de 2020 y no salió hasta al cabo de 90 días. Un año después, continúa necesitando tratamiento de rehabilitación. Tiene déficit selectivo en un nervio de la pierna y una atrofia importante del cuádriceps, por lo que se ayuda de una férula y un bastón para caminar. 

Isidre, paciente de la primera ola de coronavirus.
Isidre, paciente de la primera ola de coronavirus.
Miquel Taverna

El hombre apenas tiene recuerdos de su paso por cuidados intensivos. “Tengo un agujero negro en mi vida en que no sé qué ha pasado”, dice, aunque sí se acuerda de algún momento puntual: "Recuerdo tener mucho dolor en el pecho y decirle a mi doctor que me dejara, que no quería sufrir más”, cuenta.

Cuando salió de la UCI, Isidre pasó a la planta de neumología del centro y, cuando acabó de estabilizarse, ingresó en el Hospital de l’Esperança durante tres semanas para hacer una rehabilitación intensiva. “Cuando llegó, no se aguantaba de pie”, recuerda la doctora Guillén. El paciente pudo regresar a su domicilio en julio de 2020, cuatro meses después del primer ingreso, pero hoy todavía acude al hospital tres días a la semana.

“Mi día a día es muy monótono. Me vienen a buscar en ambulancia, me hacen rehabilitación, me curan la úlcera y luego me llevan a casa. Es la aventura más grande que tengo en el día”, cuenta Isidre. De hecho, todavía no ha podido reincorporarse a su trabajo como ingeniero.

Isidre, durante su rehabilitación post-Covid con la fisioterapeuta Mariona Coll, en el Hospital de l'Esperança de Barcelona.
Isidre, durante su rehabilitación en el Hospital de l'Esperança de Barcelona, con la fisioterapeuta Mariona Coll.
Miquel Taverna

Isidre tiene muy claro qué es lo que más añora de su vida de antes: “Echo de menos caminar", dice, pero no pierde el optimismo: "Tengo una meta fijada: cuando pueda, quiero volver a subir el Matagalls”, pronuncia mientras le brotan las lágrimas. De hecho, no puede evitar emocionarse en varias ocasiones a lo largo de la conversación. Se trata una de las consecuencias más habituales en este tipo de paciente: la labilidad emocional.

“Vemos que están más tristes, lloran con mucha más facilidad que antes. Están muy al límite”, explica la doctora Núria Leiva, neuropsiquiatra del Parc de Salut Mar, quien subraya las difíciles experiencias que han vivido los pacientes Covid que han estado ingresados, sobre todo los de la primera ola: “Hemos tenido gente a quien se le ha muerto su pareja al lado. Además, pasar por este aislamiento hace que la mayoría tengan miedo a coger otra vez la Covid y regresar al hospital”.

"Hemos visto fallos cognitivos en más de la mitad de los pacientes”

Además de la fragilidad emocional, en el post-Covid Leiva también señala fallos cognitivos a nivel de memoria y atención, incluso en los casos más leves: “Hemos visto este tipo de fallos en más de la mitad de los pacientes”, avisa. Relacionado con esto, Sonia Nieto, logopeda del Hospital de l’Esperança, también describe problemas de afluencia verbal: “Les cuesta encontrar las palabras. Parece que procesan la información más lentamente”.

Isidre, durante su rehabilitación en el Hospital de l'Esperança de Barcelona, con la fisioterapeuta Mariona Coll.
Isidre, durante su rehabilitación en el Hospital de l'Esperança de Barcelona, con la fisioterapeuta Mariona Coll.
Miquel Taverna

¿Y la salud mental?

En efecto, los pacientes con secuelas post-Covid requieren abordaje neuropsicológico, pero este es un recurso que “prácticamente no está ni contemplado en la sanidad pública”, según denuncia la doctora Guillén. La doctora Leiva le da la razón: “Es así de frustrante. Los pacientes tienen que buscar el tratamiento de la parte emocional fuera”, lamenta.

"La atención neuropsicológica prácticamente no está ni contemplada en la sanidad pública”

En el Hospital de l’Esperança, solamente hay una neuropsicóloga para todo el centro, y tan solo cuatro horas a la semana. “No da tiempo para nada más que a hacer valoraciones, pero también habría que trabajar con los pacientes. Es necesario añadir más horas de neuropsicólogo e integrar la psicología clínica en el hospital”, reclama la doctora Leiva.

A falta de inversión en psicoterapia, el resto de las profesionales de rehabilitación se ven con la necesidad de abordar la parte emocional ellas mismas. “Si tienen un bloqueo emocional, la terapia no avanza", sostiene la logopeda Sonia Nieto, y añade: "Muchas veces necesitan llorar, y esto es más terapéutico que la propia terapia en sí. Centrarte solo en la patología dejando de lado la parte emocional es un error, no solo en los pacientes Covid, sino con todos”.

Sonia Nieto, logopeda del Hospital de l'Esperança de Barcelona.
La logopeda Sonia Nieto, en su consulta del Hospital de l'Esperança de Barcelona.
Miquel Taverna

Segunda línea silenciada

Todas las profesionales entrevistadas coinciden en la poca visibilidad que se está dando a las secuelas y al mundo de la rehabilitación: “Se ha dado mucha importancia al paciente agudo, a los neumólogos, a los internistas, a las UCI. Han hecho un trabajo excelente, pero la enfermedad no es solo eso. Tenemos pacientes con secuelas importantes, pero parece que nos hemos olvidado de esta segunda fase, quizás porque es menos espectacular”, reflexiona la doctora Guillén.

"Parece que nos hemos olvidado de esta segunda fase, quizás porque es menos espectacular”

"La rehabilitación es la gran desconocida de todos los procesos. No solo del post-Covid, sino también de ictus, politraumatismos, enfermedades neurodegenerativas", asegura la doctora, y concluye: "Aunque la sociedad no nos conozca, estamos aquí para hacer frente a toda esta segunda etapa".

La doctora Anna Guillén, jefa de la Sección de Rehabilitación del Hospital de l’Esperança de Barcelona.
La doctora Anna Guillén, jefa de la Sección de Rehabilitación del Hospital de l’Esperança de Barcelona.
Miquel Taverna
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