Patricia Caro: "El antigitanismo mutila una parte de la identidad española"

Patricia Caro, finalista del Premio Avanzadoras 2020.
Patricia Caro, finalista del Premio Avanzadoras 2020.
Jorge París | Jorge Paris
Patricia Caro, finalista del Premio Avanzadoras 2020.

Patricia Caro tiene 38 años y lleva casi veinte defendiendo los derechos de las mujeres, especialmente de las romaníes y calíes, y promoviendo alianzas para fomentar el empoderamiento y los espacios que sirvan para compartir y facilitar la ayuda contra la discriminación y la opresión. Esta psicóloga cofundó la Asociación de Mujeres Gitanas Feministas por la Diversidad y organizó el primer encuentro de mujeres romaníes europeas en la Eurocámara, donde se lanzó la I declaración sobre todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas de este colectivo. 

Asesora también en la Comisión del Proyecto Hidra de la Fundación Surt para abordar la violencia de género con visión interseccional, el año pasado resultó finalista en el Premio Avanzadoras que conceden anualmente 20minutos y Oxfam Intermón. Este galardón, que busca a mujeres que contribuyen a construir un mundo más justo, se encuentra ya en su séptima edición.

¿Qué la impulsó con 19 años a defender los derechos de las mujeres, y especialmente de las romaníes? El ser consciente de que la situación de desigualdad de las mujeres romaníes es sistemática. Me pasa a mí, a mi prima, a mi amiga, a una gitana de la otra punta de España o de la otra punta de Europa. Todas vivimos cosas muy parecidas. Y entiendes que la única manera de enfrentar todo eso es de forma coordinada, colectiva.

¿Cómo ha evolucionado la situación en estas dos décadas? A nivel de acceso a derechos está igual. Las mujeres romaníes saben cuáles son sus necesidades y sus obstáculos. Donde no se avanza y no son conscientes es en las instituciones de los diferentes niveles administrativos. No han dado ningún paso para intentar reducir la brecha a la que se enfrentan estas mujeres en el acceso a todos los derechos: económicos, sociales, culturales…

¿Ellas sí son ahora más conscientes de esos derechos? Por parte de las mujeres romaníes ha ocurrido un cambio. Es el mismo que ha se ha dado en la sociedad femenina en general y consiste en tener más autoconsciencia de lo que es el feminismo desde una perspectiva más política. Hace veinte años el movimiento feminista tenía mucho menos consenso social y con las mujeres romaníes pasaba igual. Había más desconocimiento. Ahora todas las gitanas pueden tener una idea de lo que es el feminismo. Siempre hemos sido conscientes de las barreras que tenemos pero el emprendimiento de la lucha colectiva o poner nombre a determinadas luchas corresponde a contextos y a situaciones históricas y políticas. Ahora estamos en el momento del feminismo y eso implica a todas, incluyendo las mujeres romaníes.

La ley de Igualdad de Trato tiene muchas debilidades, la primera que no es orgánica

¿Qué actuaciones lleva a cabo para intentar derribar esas barreras? Me dedico especialmente a investigar la relación entre racismo y sexismo y publico artículos de opinión en diferentes medios. También denuncio las vulneraciones de los derechos humanos. Hace pocos días el Tribunal Constitucional negó la pensión de viudedad a una mujer romaní al no reconocer su matrimonio por haberse constituido por el rito gitano cuando España ya fue condenada por esta falta de reconocimiento de los derechos económicos de las mujeres romaníes. Muchas veces hablamos de la brecha salarial y de los techos de cristal pero no hablamos del suelo pegajoso. El paradigma feminista del techo de cristal solo sirve para un 1% de las mujeres. La mayoría, que incluye a las romaníes, sigue estando silenciada y olvidada. Ese sería un ejemplo.

Sobre esa relación entre sexismo y racismo ha declarado que sufren una doble discriminación, de género y étnica, que hace que a veces sean invisibles incluso dentro de la agenda feminista. Está invisible dentro de la agenda feminista y dentro de la agenda antirracista en general. De hecho no hay mucha agenda antirracista en España ahora mismo. En EE UU están mucho más avanzados que nosotros. Somos más antigitanos en España que racistas en EE UU. Para empezar no hay ninguna política pública para erradicar el antigitanismo y no la hay porque legalmente, jurídicamente, la población romaní en España no existe. Lo único que hay es un marco de políticas públicas europeo que implementan las ONG, no los poderes públicos. Partiendo de ese contexto, ¿cómo vamos a hablar de las mujeres gitanas dentro de las políticas públicas de antigitanismo? ¿Cómo vamos a esperar que las mujeres romaníes estén dentro de los marcos feministas?

¿Siguen existiendo muchos estereotipos y un elevado antigitanismo en España? El antigitanismo en España es la forma de discriminación más hostil y más fuerte de todas las que hay. Diferentes datos oficiales, del Ministerio de Interior y del CIS, muestran que la discriminación gitana duplicó en 2014 y 2016 a la ejercida hacia las personas migrantes en temas como vivienda, empleo, relaciones personales y educación. Y no solo eso sino que mientras la discriminación hacia la población migrante va en descenso, hacia la romaní aumenta.

¿A qué se debe? A múltiples factores pero el primero es esa ausencia de políticas públicas contra el antigitanismo. Lo personal es político para todos.

Ha comentado en alguna ocasión que las mujeres y niñas romaníes tienen un índice de mortalidad que las equipara a los países más empobrecidos del mundo. Es un dato muy grave. Hay una investigación oficial publicada por la Generalitat de Cataluña hace varios años que determinó que en España las mujeres romaníes tenían una tasa de mortalidad 27 años superior a la de las mujeres que no lo son. Esto equipara su edad de mortalidad a la que tienen las mujeres en algunos países de África. Lo que ocurre es que cuando las instituciones investigan y se encuentran estos resultados tan aberrantes dejan de investigar porque se asustan. Algunos otros estudios han matizado ese dato y lo han situado en los diez años pero no han expuesto cómo han llegado a esa conclusión bajo unos criterios mínimos de eficacia científica. No obstante diez años también es mucha diferencia.

¿Tiene esperanza en la Ley de Igualdad de Trato que está en proyecto? Mi única esperanza es que el PSOE abra sus miras porque tiene muchas debilidades, la primera que no es una ley orgánica. Todas las leyes que regulan la igualdad entre las mujeres y los hombres payos son orgánicas porque tratan sobre derechos fundamentales y la única ley que se pretende que sea antirracista es administrativa, es decir, la de menor rango. Además no nombra a los gitanos, por lo que no incluye ninguna medida de acción positiva para este colectivo.

No se han dado pasos contra la brecha a la que se enfrentan las mujeres romaníes en el acceso a todos los derechos

¿Qué línea cree que se debería seguir? Hay una línea estratégica que es la inclusión del antigitanismo dentro del capítulo de los delitos de odio del Código Penal. Son recomendaciones que se han hecho desde instancias europeas y sobre las que ya nos han adelantado otros países como por ejemplo Rumanía. Para hacer esa modificación del Código Penal hace falta que esa ley [la de Igualdad de Trato] sea orgánica. Espero que el PSOE entienda que el modelo de antirracismo que España necesita debe incluir medidas de cambio estructurales, valientes, que no titubeen y como mínimo situar el antigitanismo al mismo nivel que por ejemplo ya está el antisemitismo. Y también una serie de medidas de acción positiva que por ejemplo eviten la segregación de los niños y niñas romaníes en guetos educativos. Esto en una democracia europea del siglo XXI no puede ocurrir. Si la Ley de Igualdad de Trato no aborda de manera seria estas cosas es una ley cosmética que no va a servir para nada.

¿Cree que se modificará? Mi esperanza es que durante el proceso de elaboración de enmiendas la sociedad civil tenga la capacidad de presionar a los grupos parlamentarios y estos tengan la sensibilidad suficiente para entender que este es un asunto de Estado, igual de importante que lo es la igualdad de las mujeres o la mejora de las condiciones laborales. No pueden hacer oídos sordos a lo que dice la sociedad civil gitana.

¿Falta integración del colectivo gitano? No creo que sea cuestión de integración. Nadie quiere integrarse en una sociedad racista. Se trata de cambiar los criterios de construcción de una sociedad moderna, abierta y plural del siglo XXI. Tenemos que entender que no somos grupos separados. Formamos parte de la misma sociedad. Muchas veces se olvida que somos españoles. El antigitanismo es destructivo y antipatriótico, supone mutilar una parte de tu propia identidad. Ese debería ser el primer cambio a nivel de conciencia colectiva. Necesitamos un proceso de sanación de todo esto.

¿Hacia dónde le gustaría avanzar? Estamos en un momento histórico, político y social en el que solo podemos salir adelante siendo valientes. Esa valentía, esperanza y confianza en el valor de construir una nueva sociedad fuerte y con pilares fundamentales sólidos es innegable que debe pasar por la reconceptualización del lugar de la población romaní dentro de España para entender que somos parte de su identidad. Somos parte de la misma sociedad.

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