Aumentan las afonías entre los profesores por el uso de mascarillas

  • La mascarilla solo baja dos decibelios el volumen de la voz, pero impide mover correctamente labios y lengua.
  • Los logopedas recomiendan hidratarse, vocalizar e incorporar elementos como amplificadores portátiles.
Una maestra da clase con mascarilla en la Faculdad de Ciencias Económicas de la Universitat de Girona (UdG).
Una maestra da clase con mascarilla en la Faculdad de Ciencias Económicas de la Universitat de Girona (UdG).
ACN
Una maestra da clase con mascarilla en la Faculdad de Ciencias Económicas de la Universitat de Girona (UdG).

Los docentes son uno de los colectivos más afectados por afonías y fatiga vocal desde la obligación de llevar mascarillas por la covid-19. Solo ha pasado un mes y medio desde el inicio de curso pero los logopedas ya han detectado nuevos perfiles de pacientes. Se trata de trabajadores de cara al público, sobre todo en centros educativos y universidades, que han empezado a tener molestias, ronquera o afonías. 

"No había tenido nunca problemas con la voz", se queja Marta Llebaria, una maestra itinerante de educación infantil que trabaja en el Lab_06 de Manresa. Ha decidido ponerse en manos de un logopeda para aprender nuevas estrategias y detectar si hay alguna disfunción.

"Desde que llevo mascarilla para comunicarme con los niños, me cuesta que me entiendan y no puedo proyectar bien la voz", detalla la docente durante la visita a la logopeda Alexandra Lussaud de la Clínica Universitaria de Manresa. Explica que lo primero que le sale es gritar más, pero también ha visto que esto le está causando molestias que antes no tenía, como por ejemplo sentir fatiga vocal y dolor de garganta. "Y eso que tengo la voz fuerte", remarca. 

Además, Llebaria acostumbra a hacer las sesiones en espacios grandes, como por ejemplo gimnasios, una situación que complica la necesidad de captar su atención. 

Hidratarse y vocalizar mejor

Según la logopeda Alexandra Lussaud, lo más importante es la prevención. Entre las pautas que habría que incorporar hay la de beber a menudo tragos pequeños de agua, evitar subir el tono de voz, vocalizar mejor e incorporar estrategias para captar la atención del alumnado. Por ejemplo, llevar una campanilla para hacerla sonar cuando se quiere hablar con todo el grupo o, especialmente en el caso de clases en la universidad, utilizar amplificadores de voz portátiles.

Lussaud señala que Marta Llebaria es un claro ejemplo de los nuevos perfiles de pacientes que llegan a sus consultas a raíz de la covid-19. Son sobre todo docentes que no habían tenido nunca problemas y, en menor medida, gente que trabaja de cara en el público. También han detectado recaídas de usuarios que ya habían hecho tratamientos de logopedia y que habían sido dados de alta. El uso de la mascarilla es el común denominador de todos estos casos.

Los primeros síntomas son pérdida de la voz a final de frases, molestias y sequedad en el cuello, ronquera y fatiga vocal. En los casos leves, se resuelve con una exploración y algunos ejercicios personalizados a cada caso. Y en situaciones más graves, se deriva al otorrinolaringólogo para comprobar que no haya lesiones en las cuerdas, como por ejemplo nódulos.

La mascarilla solo baja dos decibelios

Actualmente se está estudiando también cómo afecta el uso de la mascarilla a la voz. Según Lussaud, hay un artículo de unos investigadores valencianos que descartan que la mascarilla haga de barrera del volumen de la voz. Se ha demostrado que solo baja dos decibelios y "eso es nada", remarca. Desde su punto de vista, lo que realmente dificulta la comprensión de quien nos escucha es que no se articula correctamente, es decir, no hay bastante movimiento de labios y lengua por el uso de mascarilla. "Esto hace que forcemos la voz, porque vemos que no nos escuchan", añade. Para compensarlo, recomienda hablar más despacio y vocalizar mejor. Potenciar las expresiones de la cara, a pesar de estar parcialmente tapada, sería otra buena opción.

Las mascarillas con la boca transparente serían una buena alternativa, concluye Lussaud, pero actualmente no están homologadas como equipo de protección individual ni como producto sanitario, sino como mascarilla higiénica.

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