Así protegen las mascarillas: dos peluqueras con Covid no contagiaron a ninguno de sus 139 clientes

Peluquería en Valencia
Peluquería en Valencia
EUROPA PRESS - Archivo
Peluquería en Valencia

Dos peluqueras charlan en un descanso de su trabajo en una peluquería de la ciudad estadounidense de Springfield, Missouri. Estamos a mediados de mayo, la pandemia del coronavirus parece estar remitiendo en el país y ninguna de las dos lleva mascarilla durante la pausa entre clientes, mientras la peluquería permanece vacía.

Una de ellas, está infectada de Covid-19 y, en unos días, también lo estará su compañera. Hasta ahí, se trata de un caso clásico de contagio, una interacción social sin guardar una distancia de seguridad y sin usar mascarilla. Sin embargo, ambas se estaban convirtiendo, sin saberlo, en un caso de estudio sobre la efectividad del uso de mascarillas.

Las dos peluqueras trabajaron mientras estaban en fase sintomática durante varios días, mientras esperaban el resultados de sus pruebas PCR. Siguiendo las indicaciones de la empresa, utilizaron siempre mascarilla al tratar con los 139 clientes que atendieron durante ese tiempo. Ninguno de ellos se contagió.

Esta sucesión de acontecimientos ha sido publicada en un breve, pero ilustrativo estudio, elaborado por científicos estadounidenses gracias a los datos registrados por los rastreadores del Departamento de Salud del Condado de Greene.

“Tanto las medidas impuestas por el Gobierno municipal como por la propia empresa fueron probablemente factores importantes a la hora de prevenir la expansión del SARS-CoV-2 durante estas interacción entre clientes y peluqueras”, explican los científicos en su artículo, añadiendo que “estos resultados apoyan el uso de mascarillas en lugares abiertos al público, especialmente cuando la distancia social no es posible”.

La total diversidad de los clientes da aún mayor fuerza a las conclusiones del estudio. Sus edades oscilaron entre los 21 y 93 años, un ligera mayoría (56,8%) eran hombres y el tiempo medio que permanecieron en la peluquería fue de casi 20 minutos. De los 104 clientes que fueron entrevistados, el 98,1% aseguraron llevar también mascarilla durante todo el tiempo que permanecieron en el local.

Una vez detectado el positivo de la primera de las peluqueras, se ofreció a todos los clientes hacerse un test PCR. Solo un 48,2% aceptó que se le realizará el test -todos ellos dieron negativo-, pero ninguno de los 139 clientes dijo haber padecido ningún síntoma en los seguimientos telefónicos que se les realizaron.

La capacidad contagiosa de la primera de las peluqueras que se infectó con la enfermedad quedó probada al rastrear a sus contactos fuera de su entorno laboral. Sus cuatro contactos, su marido con el que convivía y su hija, su yerno y el compañero de piso, que vivía con ambos desarrollaron síntomas y dieron positivo en sus pruebas PCR.

La efectividad de las mascarillas a la hora de evitar la expulsión de aerosoles, las pequeñas gotas que emitimos al hablar, toser o estornudar que se mantienen en suspensión durante horas, ya había sido probada. Sin embargo, este estudio ha sido el primero en demostrarlo con un caso práctico gracias a las características tan concretas del contagio y el buen trabajo de rastreo de las autoridades del condado de Greene.

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