La "revuelta feminista" toma España pero con menor asistencia que en los dos últimos años

Un momento de la manifestación del 8-M 2020 en Madrid.
Un momento de la manifestación del 8-M 2020 en Madrid.
Jorge París
Un momento de la manifestación del 8-M 2020 en Madrid.

Ni que haya caído en domingo y no hubiese sido convocada una huelga general feminista como en los dos años anteriores. Ni el miedo al coronavirus. Ninguno de estos motivos evitó que decenas de miles de personas volvieran a salir a la calle para celebrar el Día Internacional de la Mujer y reivindicar una igualdad que no termina de llegar.

Si bien la asistencia a las manifestaciones que hubo por todo el país fue sustancialmente menor a las de 2018 y 2019, cuando la marcha de Madrid llegó a alcanzar los 375.000 asistentes, las convocatorias de este 8-M fueron nuevamente masivas. En la capital por ejemplo la asistencia se cifró en 120.000. Barcelona concentró a 50.000 personas, frente a las 200.000 de hace un año. Y las capitales andaluzas congregaron a unas 80.000, cuando en 2019 el dato fue de 130.000. La más numerosa de las ocho fue la de Sevilla, con 20.000 asistentes, entre ellos la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Bajo el lema central Revuelta feminista, mujeres de todas las edades pero también muchos hombres, exigieron acabar con la lacra de los asesinatos machistas, las situaciones de inseguridad y vulnerabilidad, la brecha salarial o cuestiones como los micromachismos. Las concentraciones fueron el colofón de una serie de actividades, como desayunos y comidas populares, que se celebraron a lo largo de la jornada, e incluso el día anterior.

Nuevamente la marea morada más multitudinaria fue la madrileña, que arrancó en Atocha y finalizó en la Plaza de España con la lectura de un manifiesto por parte de integrantes de la Comisión 8-M. Tras una cabecera multigeneracional y multirracial, los participantes corearon emblemas como "Ni una menos, vivas nos queremos"; "La lucha sigue, cueste lo que cueste", o "La calle y la noche también son nuestras".

Uno de los gritos más reiterados fue el "Sola y borracha, quiero llegar a casa", criticado por la oposición, que entiende que incita al consumo de alcohol. "Yo llevo cantándolo diez años. Me parece una polémica ridícula, creada por gente que evidentemente no viene a esta manifestación y por eso no sabe lo que significa ni el sentido que tiene", afirmó la escritora Almudena Grandes a este diario al ser preguntada por ello. "No se está fomentando que vayamos borrachas. Si eres un chico puedes ir solo por la calle de noche, estando o no borracho, y no te va a pasar nada, pero las chicas, aunque no hayamos bebido, no vamos seguras, vamos alerta", coincidía a escasos metros Mónica Jiménez, de 24 años.

El recorrido se realizó en un ambiente festivo y sin incidentes, salvo el momento en el que dirigentes de Ciudadanos, como la vicealcaldesa, Begoña Villacís, tuvieron que abandonar la marcha por recomendación de la Policía al ser increpados. "Nadie que defienda el feminismo puede hacerlo echando a mujeres de la manifestación", lamentó Villacís.

En la otra cara de la moneda, la vicepresidenta, Carmen Calvo, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, se manifestaron sin problema. Separadas, sujetando una la pancarta del PSOE y la otra la de Unidas Podemos, pero queriendo zanjar otra de las polémicas de la semana: la suscitada entre los socios de Gobierno por la Ley de Libertades Sexuales. "Las mujeres que han venido antes nos enseñan que es juntas como se conquistan derechos. Necesitamos una gran alianza feminista para seguir avanzando·, concluyó Montero.

El conocido como ‘solo sí es sí’, en el centro de las demandas durante las últimas ediciones, volvió así a acaparar protagonismo en un día en el que se vio alguna mascarilla, pero no tanto como protección contra el Covid-19, sino contra el "machismovirus" y "la epidemia del patriarcado".

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