Elecciones en Andalucía: entre el andalucismo y la lucha por la Moncloa

Las candidatas y candidatos a las elecciones andaluzas en el debate en Canal Sur.
Las candidatas y candidatos a las elecciones andaluzas en el debate en Canal Sur.
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Las candidatas y candidatos a las elecciones andaluzas en el debate en Canal Sur.

Las elecciones autonómicas en Andalucía de este domingo dirimirán no solo el gobierno de la Junta, sino que sus resultados tendrán una lectura mucho más amplia, de acuerdo con las estrategias que ha desplegado en campaña cada candidato. Desde lo más cercano, es decir, si el PSOE sigue aglutinando el andalucismo o este pasa a manos de Adelante Andalucía, hasta más allá de Despeñaperros, puesto que PP y Ciudadanos han puesto un ojo en Sevilla, pero no han apartado el otro de Madrid.

Así, los andaluces votarán este domingo pensando principalmente en cuatro candidatos que han dividido en dos la campaña. Por una parte, la que se ha pegado a la tierra, del PSOE y Adelante Andalucía, y por otra, la que ha mirado directamente a Madrid y considera la salida de Susana Díaz de San Telmo como el primer paso para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa.

El 'procés' en Andalucía

Hace unos días, llamó la atención el mensaje que lanzó el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, en un mitin en Antequera (Málaga), cuando llamó a ir a votar este domingo —en Andalucía— para "decir basta ya a los nacionalistas". Se entiende que catalanes, puesto que días antes, el candidato naranja a la Junta, Juan Marín, se había presentado en los estudios de RTVE para debatir con sus adversarios a bordo de un autobús con las imágenes de Quim Torra y Carles Puigdemont xerigrafiadas en su exterior.

Como el presidente del PP, Pablo Casado, Rivera se ha volcado en la campaña de las andaluzas. Ante un candidato poco atractivo, la presencia del líder naranja ha sido permanente, así como la de la portavoz nacional y líder en Cataluña, Inés Arrimadas, nacida y crecida en Jerez.

Desde el principio, a la campaña de Ciudadanos se le han visto dos vértices muy claros. El primero, por extemporáneo que pueda haber parecido en numerosas ocasiones, ha sido introducir la situación política en Cataluña en las elecciones andaluzas.

El segundo, mirando también claramente a Madrid, ha consistido en que Rivera ha buscado medirse en todo momento a su verdadero adversario, Pablo Casado y su partido, puesto que ambos se juegan la hegemonía del centroderecha a nivel estatal.

PP y Ciudadanos llevan quince días compitiendo en Andalucía por ver quién quedará en segunda posición, ante la casi evidencia de que el PSOE volverá a ganar los comicios, con la incógnita de cuánto poderío perderá en Andalucía, donde lleva gobernando desde las primeras elecciones autonómicas de 1982.

Casado ha recogido el guante de esta competición por la Moncloa en tierra andaluza. Su omnipresencia en la campaña ha superado la hiperactividad que mostró en la campaña que en julio le llevó a ganar la presidencia de su partido. En su mensaje han abundado también las referencias nacionales, desde ETA al independentismo catalán.

El candidato popular, Juanma Moreno, ha quedado en muchas ocasiones eclipsado por Casado en los carteles electorales y en los actos con los que el líder popular ha recorrido más de 20.000 kilómetros por Andalucía.

En la recta final de una campaña en la que el PP ha echado en cara a Díaz desde los ERE hasta el estado de la educación y de la sanidad en Andalucía, Casado dejaba claro hace unos días una cuestión capital que se dirime este domingo. "El 2D es clave para echar a Sánchez de la Moncloa", dijo, ya en clave totalmente nacional.

Campaña hacia dentro de Díaz y Rodríguez

De Despeñaperros para abajo, el pulso que han echado los otros dos partidos con representación parlamentaria, PSOE y Adelante Andalucía, ha sido bien distinto.

Al comienzo de la campaña, el experto electoral vinculado al PSOE Luis Arroyo explicaba que uno de los motivos del éxito sin fin de los socialistas en Andalucía se debía a su capacidad de haber aglutinado la tradición y el sentimiento andalucista, que se concretaba en el hecho de que prácticamente incorporó al desaparecido Partido Andalucista.

Así, la presidenta de la Junta prefirió que su partido la dejara sola, que el Gobierno, empezando por el presidente, no monopolizaran una campaña que ha estado centrada en Andalucía.

Frente a la disputa entre PP y Ciudadanos por quedar el uno por delante del otro en los comicios de este domingo, Díaz ha presumido de "ser feliz", de "no caer en el fango" y de vender su gestión de los últimos años. Todo esto, sin intentar constatemente crear la sensación de que tanto Marín como Moreno son extraños en su tierra y marionetas en mano de los líderes de su partido, poco menos que colonizadores de una Andalucía preelectoral.

Solo al final se ha notado una mayor presencia de socialistas venidos de Madrid, que han echado el resto esta última semana. Ministros como el de Fomento, José Luis Ábalos, y de Agricultura, Luis Planas; la vicepresidenta, Carmen Calvo, y el presidente, Pedro Sánchez, han pasado como meros invitados en los últimos días por una campaña de Díaz, a la que a última hora le salió un aliado en la baza que jugó el Gobierno sobre Gibraltar en el acuerdo del brexit.

Frente a Díaz se ha ido situando paulatinamente su hasta ahora adversaria y casi enemiga íntima, Teresa Rodríguez, que al frente de la coalición Adelante Andalucía, entre Podemos e IU, se ha ido adueñando no sólo de una posible segunda posición en las encuestas, también del discurso más pegado a la tierra.

Rodríguez ha criticado que el PP y Ciudadanos hayan introducido en campaña cuestiones que "poco tienen que ver con esta tierra" y ha acusado al PSOE andaluz de haber "perdido el ADN de la izquierda".

Igual que Díaz, Rodríguez no ha dejado que su campaña se inundara de los líderes de Podemos venidos de Madrid, aunque a última hora participaron en mítines con ella Pablo Iglesias, Íñigo Errejón o Alberto Garzón. En esta ocasión, jugaban sobre la seguridad de una candidatura que considera que ha tenido una progresión constante en estas dos últimas semanas.

La incógnita Vox

La campaña andaluza ha tenido un quinto actor, la formación de extrema derecha Vox, al que el CIS dio un escaño hace unas semanas y que, según sondeos privados posteriores podría obtener entre 3 y 4.

Aquí, aunque su pesar, PP y Ciudadanos por una parte y PSOE y Adelante Andalucía también se han dividido en dos bloques claramente diferenciados con respecto a una formación que la vicepresidenta del Gobierno calificó este viernes de "anticonstitucional" por su ideario.

A la hora de los pactos que con toda probabilidad serán necesarios a partir del 3 de diciembre, Díaz y Rodríguez aseguran no tener absolutamente nada que ver con los de Santiago Abascal. Por su parte, Moreno y Marín —o Casado y Rivera— empezaron la campaña negándose a pronunciarse siquiera sobre la calificación ideológica que hacían de este partido, a terminar coincidiendo en que recibirán sin problema sus votos si quieren —y pueden— votar su investidura.

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