Clara Lago: "Las mujeres cometemos micromachismos sin darnos cuenta por la educación que hemos recibido"

  • Hablamos con la actriz sobre desigualdad, su vivencia con los niños rohyngia, el movimiento vegano...
  • "No estamos educados para plantearnos que un filete viene de un animal que es un ser vivo y que sufre", comenta.
La actriz Clara Lago repite como embajadora de belleza para Braun.
La actriz Clara Lago repite como embajadora de belleza para Braun.
BRAUN
La actriz Clara Lago repite como embajadora de belleza para Braun.

"En ciertos momentos, cuando abres la puerta de la conciencia es difícil volverla a cerrar", dice Clara Lago. Sirve muy bien para explicar las causas solidarias y medioambientales en las que la actriz y embajadora de belleza de Braun se ha involucrado.

Hace un año decidió hacerse vegana para no contribuir "con el impacto animal y medioambiental que tiene el consumo de carne y lácteos".

La conservación del medio ambiente, la defensa de los animales y mejorar la vida de las personas más desfavorecidas son los pilares de la fundación Ochotumbao, un proyecto que Lago lidera junto a su pareja y, también actor, Dani Rovira y Daniel Solano. Una manera de tener los pies en la tierra gracias al contacto con causas solidarias como la de los roghinyas, una étnia mulsumana que ha tenido que huir de Birmania para evitar las consecuencias de la guerra. 

Tu ídolo siempre ha sido Penélope Cruz hasta el punto de tener armarios forrados con sus fotos. ¿Le has confesado tu mitomanía?

Cononocí a Penélope en mis primeros Goya cuando, con 12 años, me nominaron por El viaje de Carol. Mi representante, que era el mismo de ella, me llevó a su camerino. Toda la vida imaginando lo que le diría o le preguntaría y me quedé bloqueadísima. Cuando me saludó solo se me ocurrió preguntarle: '¿Qué tal por Hollywood, vas a muchas fiestas?' Más tarde, al llegar a casa pensé: 'eres imbécil' (risas).

Grazie #Versace 👜by #penelopeandmonicacruzcollection for @carpisaofficial @monicacruzoficial

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Bueno, tú ya has comenzado una andadura hacia Hollywood. Aunque se intenta corregir, los papeles con más peso de las películas siguen siendo masculinos. Las historias sobre mujeres, ¿no interesan?

Creo que es una pescadilla que se muerde la cola. Hay muchas menos profesionales creativas en la industria del cine (guionistas, productoras, directoras…) que son las que crean esos personajes, pero tampoco creo que se trate de historias ‘para o de’ mujeres. Esto es otra de las claves de las desigualdades. Para que haya historias de mujeres, ¿se necesitan mujeres? No debería. Lo que debería de suceder es que un guionista hombre metiera personajes protagonistas femeninos. Creo que ese es el ejercicio: no, más mujeres para que haya más pelis de mujeres.

La huelga feminista del 8M ha sido histórica, pero la situación de las mujeres parece que empeora, ¿no?

No creo que vayamos a peor, pero tampoco lo sé porque tengo 28 años y no puedo valorar cómo estabamos antes. Desde mi punto de vista, antes había una gran desigualdad, pero porque en ese momento se pensaba que tenía que ser así. El problema es cuando a día de hoy hay una desigualdad, pero nos venden que no la hay. Vivimos en un país en el que la mujer tiene todos los derechos, pero es mentira.

¿Por qué?

Por que hay una brecha salarial soterrada, violencia de género, micromachismos por todas partes, que incluso, cometemos las propias mujeres sin darnos cuenta por la educación. Vivimos en una sociedad machista. Para mí lo peligroso es que nos cuenten que ya hemos llegado a la meta, que nos lo creamos y nos conformemos. ¿Qué haces con micromachismos como darle la cuenta del restaurante a él en lugar de a ella? ¿Montas un pollo al camarero? Luego te tachan de loca e histérica.

¿Feminista o feminazi?

Me considero feminista, pero porque para mí el femenismo tendría que ser incuestionable. El feminismo no es lo contrario al machismo, no es la supremacía de la mujer. Es la igualdad de derechos, de oportunidades y libertades para hombres y mujeres.

Desde hace un año eres vegana. ¿A qué se debe?

Siempre he sido 'la rarita' y me llamaba a mí misma 'comedora responsable'. Comía solamente pescado que fuera de pesca de anzuelo, carne de granjas en las que no se explotase a los animales… pero vi un par de documentales a los que no paraba de darles vueltas en mi cabeza. Cuando descubrí el impacto que tiene la industria cárnica y de lácteos, no solo a nivel animal sino medioambiental, dije: se acabó. En ciertos momentos, cuando abres la puerta de la conciencia es difícil volverla a cerrar.

Entonces, un animalista ¿no debe comer carne?

No me considero nadie para poder juzgar de esa manera ni creo que sea el camino. Uno de los grandes problemas que ha tenido el veganismo en su historia es que se ve de manera peyorativa porque se cree que somos radicales, pesados y que intentamos comerle la oreja a la gente con este tema. Es verdad que hay un punto en el veganismo que pasa por intentar difundir un mensaje, pero la manera no debe de ser desde la crítica o el juicio.

¿Cuál es?

Desde el enamoramiento que supone hacerte vegano, no desde el juicio. Me he tirado 27 años de mi vida comiendo pescado, carne y lácteos. ¿Con qué cara vengo yo ahora y te juzgo? Cada uno tiene sus tiempos para darse cuenta de las cosas. Me dan rabia quienes conscientemente no quieren tomar conciencia y abrir puertas.

¿Eso que significa?

No digo que tengas que llevar las cosas a raja tabla y desde ya. De hecho, me parece un error cuando empiezas a hacerte vegano de la noche a la mañana. Todo lleva su proceso y es un compromiso muy importante. Tal y como está el mundo ahora, tú no puedes instaurar un veganismo total de la noche a la mañana porque la gente tiene que empatizar con la causa.

Desde tu punto de vista, ¿cómo es mejor realizar ese proceso?

Creo que es más inteligente ir dando los pasos que estés preparado para dar, que hayas alineado y que tengan un sentido a todos los niveles. Tienes que sentirlo. Hay un clic que o te llega o no. Y cada uno tiene su manera de aportar.

El veganismo, ¿está cogiendo fuerza?

Sí, hay un colectivo de la población que lo está demandando y poco a poco se va incorporando a las marcas. No estamos educados para plantearnos que un filete viene de un animal que es un ser vivo y que sufre. Eso no nos lo enseñan en ninguna parte tienes que llegar tú solito a tus conclusiones o buscar por tu cuenta. Soy optimista porque veo que es un movimiento al que cada vez se suma más gente.

¿Cuándo se te despierta esa empatía con el mundo animal?

Después de ser vegana. Recuerdo, que estaba rodando un documental en un barco de un pescador, y cuando pescaron un pez me puse a llorar como si acabaran de matar a mi mascota. Flipé. Hace cinco años, jamás hubiese llorado por eso. Se te despierta otro tipo de sensibilidad y a mí eso me parece muy bonito. Vivimos en un mundo frenético desapegados de cierto tipo de cosas.

Las imágenes de Galicia tras los incendios son desoladoras.

Los he sufrido más desde que soy vegana. Antes me daba rabia, ahora siento una cierta conexión que no sé explicar. Pasa por el medio, los animales, las plantas, el planeta y la armonía que debería de existir entre todos los seres que estamos aquí.

Junto con Dani Rovira estuviste en Bangladesh para conocer el drama de los refugiados rohyngia. Impacta que los niños no pierdan la sonrisa ni cuando no tienen para comer.

Me has quitado la frase de la boca. Eso es lo que me llevo de ese viaje como recuerdo y lección vital. Primero estuvimos en Dhaka, la capital, una de las zonas más pobres, y se te partía el alma al ver la realidad de personas que están en una situación que no es transitoria. Vas al campamento de refugiados y salen niños sonriendo de todas partes que están felices todo el día porque le has hecho una carantoña de nada. Creo que este tipo de experiencias no nos deben servir para sentirnos culpables de lo que tenemos sino para agradecer y ser conscientes de la suerte que tenemos.

Lo que le cambia a uno la vida por nacer en un sitio u en otro.

Eso es ya una diferencia brutal que de por sí se nos olvida. Lo afortunados que somos, en mi caso, ni te cuento, por tener algo tan básico como un pasaporte europeo. El hecho de haber nacido en España en lugar de en Myanmar. Que sirva para tomar conciencia y también para relativizar: cuando se te parta la pantalla del iPhone y digas 'la vida es una mierda’. No.

O algo tan básico como abrir un grifo y que salga agua corriente.

Es complicado mantener ese nivel conciencia porque el hábito es poderoso. Las primeras semanas vuelves y tienes la experiencia todo el rato en la cabeza, pero poco a poco te vas habituando otra vez a tus comodidades. Por suerte, con la fundación Ochotumbao estamos permanentemente en contacto con este tipo de causas y siempre es una bajada a la tierra. Una bonita manera de mantenernos con ese nivel de conciencia.

Gracias a #tous #georgechakra #jimmychoo :-)

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¿De dónde sale el nombre de la fundación?

El número ocho tiene mucho significado para Dani Rovira y para mí por las películas Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes. También porque cuando tumbas el ocho se convierte en un infinito, otra simbología para nosotros. Por el juego de palabras con el ocho y el infinito a Dani se ocurrió el nombre y con ese nos quedamos.

¿Cómo surgió la idea del proyecto?

A raíz de las galas benéficas que hacíamos en Málaga, que al principio era una iniciativa en solitario de Dani Rovira. Dos años después, comenzamos a hacer Improviciados, espectáculos de improvisación teatral, pero manteniendo el formato de diez funciones benéficas para doce asociaciones malagueñas distintas. Cada una, de una índole diferente: parálisis cerebral, síndrome de down, drogodependencia, protectora de animales… y con este espíritu decidimos constituirnos como una fundación recaudadora.

Requerirá mucho tiempo.

Y mucha energía porque al final no deja de ser un trabajo, pero es un trabajo muy gratificante. Buscamos dar visibilidad y recaudar fondos para distintas ONGs o asociaciones que trabajen con animales, medioambiente y con colectivos desfavorecidos.

El escándalo de Oxfam ha hecho que la gente desconfíe de las ONGs.

Precisamente esto es lo que más rabia me da. Save the Children, con los que viajamos a Bangladesh, nos contaban que sin ser Oxfam, lo había notado. Me parecen intolerables todos los casos de corrupción o abuso, pero cuando encima pasan en una ONG se me llevan los demonios. Ya no sólo es terrible lo que estás haciendo sino que además estás contribuyendo a que la gente empiece a desconfiar. Las ONGs cumplen una labor súper importante, esa que muchas veces no cumplen los gobiernos. Me parece muy injusto que por un pequeño porcentaje, o eso quiero pensar porque no salen todos los días noticias sobre casos de corrupción en ONG, paguen justos por pecadores. Pero entiendo que la gente al ver eso desconfíe.

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