El alicantino José Bordalás está resultando todo un acierto de Peter Lim, propietario del Valencia. Y eso es noticia porque tanto el magnate de Singapur como Anil Murthy, presidente del Valencia por concesión de Lim, suelen cometer toda clase de errores de bulto en la gestión de un club centenario cuya filosofía todavía siguen sin comprender.

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Para la enorme masa social valencianista es básico tener un equipo del que se sientan orgullosos porque planta cara a los grandes (Real Madrid y Barcelona). En Valencia no se exige ganar títulos. Entre otras cosas porque sería absurdo dadas las diferencias de poder económico con esos monstruos. Pero sí se exige tener proyectos serios capaces de sorprender de cuando en cuando para optar a ganar títulos. Esa es la historia del Valencia. Y el propio Lim lo sabe porque no hace tantos años el equipo, entonces dirigido por Marcelino, ganó la Copa del Rey al Barcelona en una noche mágica para el valencianismo. Al año siguiente Lim fulminó a Marcelino por diferentes desencuentros y, desde entonces, el equipo y el club han sido un desastre.

Bordalás es quien ha devuelto la ilusión a los futbolistas y a la sufrida afición. En solo cuatro partidos ha situado al Valencia en lo más alto de la clasificación, igualado con los poderosos Real Madrid y Atlético de Madrid, actual campeón de Liga.

El Valencia recibe este domingo al Real Madrid y tiene la oportunidad de colocarse líder. Los jugadores creen en la victoria y la afición también. Pero, pase lo que pase, existe la convicción de que el equipo hará frente con firmeza al Real Madrid. Se intuye que Mestalla y Bordarán serán un hueso duro para los pupilos de Ancelotti el domingo a las 21.00 horas.