Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La hipocresía que supone que los bailarines lleven mascarilla en televisión y lo que representa

Coreografía para celebrar el aniversario de TVE en 'Lazos de Sangre'
Coreografía para celebrar el aniversario de TVE en 'Lazos de Sangre'
RTVE
Coreografía para celebrar el aniversario de TVE en 'Lazos de Sangre'

A veces, hay que sobreactuar las medidas contra el Covid. Lo dijo Fernando Simón allá por 2020, qué lejos queda. Pero estamos casi en noviembre de 2021 y existen sobreactuaciones que todavía no han cambiado. Algunas necesarias para la convivencia, otras inútiles e incongruentes. Somos seres contradictorios y erráticos.

También sucede en la creación audiovisual. De hecho, hay una situación realmente que ya no se sostiene y que denota que a veces se mantienen reglas sin pensar demasiado en su lógica, como, por ejemplo, ver a los bailarines en los programas de televisión danzando con su mascarilla puesta. Puro postureo desde esos programas, cuando los protagonistas que están en primera línea sí que no llevan el tapabocas. Ninguno, sólo los bailarines. Y parece que nadie se atreve a quitar esa mascarilla ya a estas alturas. Por lo mismo de siempre, por el miedo al qué dirán.

Aunque el espectador tiene menos prejuicios y más sentido común, la mascarilla en los bailarines de los programas de televisión sólo evidencia que se les considera más una figuración para dar ritmo y movimiento al fondo del plano que el arte que en realidad representan, donde su expresividad facial también es esencial.

Mantener a los bailarines con mascarilla es incongruente. ¿Por qué los presentadores, cantantes o concursantes no llevan mascarilla y los bailarines de programas de entretenimiento sí? La función de unos y otros es la misma: comunicar. Por eso mismo, en los musicales de la Gran Vía no la llevan puesta. Con bailarines con media cara tapada, las funciones no conseguirían trasladar al espectador a esa evasión de la fantasía.

"No se entiende la función artística de la coreografía: no se ve como arte disruptivo, se ve como un mero relleno"

Sin embargo, la tele parece seguir paralizada con algunas reglas de hace más de un año. Haciendo distinciones, eso sí. Ahora, el 80 por ciento de la sociedad española está vacunada y la creatividad audiovisual debe tener un punto de valentía o se quedará en la irrelevancia mediocre. Si se apuesta por un cuerpo de baile, hay que valorarlo en el nivel que merece. En el último año, sí ha habido un programa que lo ha entendido: BSO de Emilio Aragón en Movistar Plus. Ahí, como los actores de una gran serie, los bailarines no llevaban mascarilla porque no se les consideraba un elemento secundario. Al contrario, son protagonistas fundamentales de un arte coral llamado televisión. Su expresividad, su emotividad, su carácter tiene que ser visible. Si no, la televisión es menos televisión. Porque si no, no se entiende la función de la coreografía: no se ve como arte disruptivo, se ve como un mero relleno.

Y este "que todos se quiten la mascarilla menos los bailarines" se pone de manifiesto el porqué de la decadencia de lo musical en televisión, a menudo tratado como ornamento prescindible. Y no como el valioso arte potenciador del espectáculo que es. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento