El Gobierno intenta encajar el plan de regeneración de Sánchez con sus contragolpes al PP

Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Henar de Pedro
Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El Gobierno tiene que hacer equilibrios en su estrategia política. Por un lado, cree necesario responder a cada uno de los ataques que reciba por parte del PP, pero lo tiene que encajar con el plan de regeneración anunciado por Pedro Sánchez que busca acabar con la confrontación política y lo que llaman "la máquina del fango". Desde el Ejecutivo se preguntan cómo replicar sin alzar el tono ante las acusaciones que reciben por parte de los de Alberto Núñez Feijóo que, a su juicio, han elevado el suyo desde que Sánchez puso fin a su reflexión de cinco días. 

"Estas cuestiones no se combaten solo con una batería de medidas", reflexionan, aludiendo así al plan anunciado por Sánchez que, de momento, no cuenta con ninguna medida concreta. Desde el Gobierno siguen teniendo en mente la conclusión que sacaron tras el 23J: deben responder cuando el PP ataca porque, de no hacerlo, lo que dicen se acaba convirtiendo en verdad. No quieren que la figura del presidente se vuelva a resignificar al gusto de los populares. Es un equilibrio difícil de conseguir teniendo en cuenta que, en paralelo, están llamados a liderar un plan de regeneración democrática anunciado por el propio Sánchez que lo que busca, precisamente, es rebajar el tono, la crispación o los insultos.

El único que parece estar ajeno a este debate es el ministro Óscar Puente o, al menos, parecía estarlo hasta que vio la repercusión que tuvieron sus palabras sobre el presidente de Argentina, Javier Milei, a quien acusó de ingerir "sustancias". Desde el entorno más próximo al ministro aseguran que a partir de ahora Puente se preparará con más datos sus intervenciones para evitar este tipo de situaciones aunque desligan esta decisión de un presunto tirón de orejas desde Moncloa. De hecho, estas mismas fuentes relatan que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, contactó con Puente tras sus palabras para tranquilizarle hasta el punto de adelantarle "paso por paso" lo que iba a ocurrir y, según exponen, acertó, zanjando así la crisis tanto en el seno del Gobierno como con Argentina. Pese a ello, Puente seguirá haciendo el mismo uso de sus redes sociales.

Para el Ejecutivo, las actuaciones y la dialéctica del ministro de Transportes son una excepción e insisten en que el propósito de Moncloa es "defenderse" de los ataques sin entrar al barro. Pero reconocen que en ciertos debates, como en las sesiones de control parlamentarias, lo tienen más complicado debido al tono bronco del PP. Ponen de ejemplo la última en el Senado, en la que la vicepresidenta María Jesús Montero le pidió bajar el tono a la portavoz del PP, Alicia García, que respondió acusando a Sánchez de ser un ególatra y de encaminar España a ser Venezuela. "¿Cómo se defiende esto?", se preguntan desde el Ejecutivo. 

El escenario es diferente en Ferraz: ellos optan por el desmentido y el contraataque. Responden de forma contundente a cada hostilidad o movimiento del PP o de los que consideran "pseudomedios". Ya han presentado varias denuncias por informaciones de medios o por palabras de sus informadores. Tampoco han dejado pasar ciertos mensajes, como el del director general de Economía de Ayuso, Juan Manuel López Zafra, que llamó "cabrones" a los socialistas a través de la red social X. Se personan en casos de corrupción contra el PP, como el de los "chivatazos judiciales" de los que está acusado Cristóbal Montoro, y denuncian cada uno de los ataques a sus sedes o a integrantes del partido. Por su parte, acusan al PP y a Vox de "revisionismo histórico" con sus leyes de concordia, a Feijóo de estar perseguido por la corrupción, de convertir al PP en un partido más de ultraderecha que de derecha y de tener "poca dignidad política".

En Génova se centran en denunciar el uso de las instituciones por parte del PSOE, sobre todo, en periodo electoral. Y retan a los socialistas a cesar a los altos cargos del CIS, RTVE y la Fiscalía General porque, de no hacerlo, a su juicio se constataría que la reflexión de Sánchez habrá sido una "farsa, un numerito y una estrategia electoral".

El plan de regeneración de Sánchez

Poco se sabe de ese plan de regeneración que el presidente del Gobierno dijo que lideraría tras los cinco días de reflexión para decidir si seguía o no al frente del Gobierno. Pero una de sus patas, más allá de combatir los bulos y la desinformación, es bajar la polarización. En cualquier caso, el presidente no pondrá en marcha ninguna medida concreta para llevarlo a cabo hasta pasadas las elecciones europeas del 9 de junio, según confirman desde Moncloa.

Mientras tanto, el Gobierno aboga por escuchar las ideas de la sociedad al respecto y también por dejar tiempo de "reflexión", aunque por el medio van a tener que hacer equilibrios por no contribuir a la misma polarización que ellos llaman a combatir.

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