Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Final feliz

Efectivos se preparan para volar a Tailandia y repatriar a Álex.
El equipo que voló a Tailandia para repatriar a Álex.
DEFENSA
Efectivos se preparan para volar a Tailandia y repatriar a Álex.

El lunes era un día de euforia, especialmente entre los políticos. Ya se sabe que preguntes a quien preguntes, en el día después de unas elecciones suele ser muy difícil encontrar a alguien que admita que lo que ha pasado la noche anterior ha sido un fracaso. Todos saben ver el lado bueno de las cosas, aunque los resultados no hayan cumplido con las expectativas.

El optimismo es el elixir con el que todos rocían sus declaraciones para que su electorado siga convencido de que las urnas les han dado la razón. Suelen lucir su mejor sonrisa, se felicitan a sí mismos y a su equipo y, mientras, la mayoría intenta ocultar, también, la falta de sueño que suele prevalecer en este día de después. La noche, haya ido bien o haya ido mal, suele ser corta en unas elecciones.

El lunes vivimos una oleada de optimismo más o menos impuesta en la que era muy fácil detectar quién de verdad estaba pletórico por lo que había pasado el día anterior. Y no, no eran los portavoces o líderes del PNV, o del PSOE o de Bildu o del PP. No, ella no milita en ningún partido, aunque lleva uniforme.

El lunes, la teniente coronel al mando del operativo militar que había logrado traer de vuelta a Álex desde Tailandia, Pilar Salvador, seguía con la sonrisa pintada en los labios. Le costaba disimular su euforia. Le costaba no alegrarse de una forma honesta por lo que había pasado.

El día anterior, las elecciones vascas y el partido entre el Real Madrid y el Barça le robaron el foco. Apenas la vimos a pie de pista en Torrejón de Ardoz, con esa misma sonrisa, feliz porque todo había salido bien. Cualquiera diría que llevaban 12 horas de vuelo encima con la tensión a flor de piel. Estaba orgullosa del equipo que lo había conseguido: 11 sanitarios, entre ellos tres mujeres, todos miembros de la Umaer, la Unidad Médica de Aeroevacuación del ejército del aire que habían volado desde Madrid hasta Bangkok para traer a un hombre que llevaba dos meses esperando su vuelta a casa.

Su situación era límite. El avión, medicalizado, tenía que hacer el viaje sin correr ningún riesgo adicional: el tiempo jugaba en contra de Álex. De hecho, nada más entrar en el hospital de Cruces, en Baracaldo (Vizcaya), los médicos decidieron operarle. Su páncreas estaba mal, el TAC no dejaba lugar a dudas.

Pilar Salvador estaba al mando de esa expedición. Es la primera mujer en la historia en dirigir esta unidad. Pero eso no lo contó, ni el domingo cuando aterrizó en Madrid ni el lunes cuando atendió a todos los medios que le llamamos para preguntarle cómo había ido ese vuelo. Nos confesó que había podido cruzar un mensaje de teléfono con Álex. Le había contado cómo se había despertado tras la operación. Su primera noche en casa tras una odisea que, gracias a este equipazo, sí que tiene un final feliz. Y este, de verdad.

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