El vizsla, también llamado braco húngaro de pelo corto, es una de las razas europeas con los registros más antiguos. La primera referencia por escrito aparece en una crónica del año 1357. Se trata de un perro desarrollado por los magiares, el grupo étnico nómada que ocupó la actual Hungría. El pueblo magiar gozaba de una enorme popularidad como jinetes experimentados y, por consiguiente, necesitaban perros resistentes y rápidos, unos atletas caninos capaces de seguirles el ritmo.
Además, aunque esto pertenece más al campo de la leyenda ya que se carecen de fuentes contrastables, se señala que, debido al resquemor de los magiares por su fama de ser brutos y bárbaros, quisieron que el vizsla no solo fuera un perro versátil en cualquier terreno, ya fuera en campo llano, bosque a través o en el agua, sino que también dedicaron especial atención al aspecto del perro. Así, tenemos a un animal de apariencia distinguida, ligero, con un movimiento elegante y un atractivo abanico de tonos amarillo dorado o semilla.
Su presencia en Hungría perduró durante 500 años y sobrevivió a invasiones y revoluciones, pero la Segunda Guerra Mundial colocó a la raza en una situación crítica y al finalizar el conflicto bélico, la búsqueda de ejemplares vivos arrojó la alarmante cifra de 12. A partir de ese mínimo patrimonio genético, se tuvo que recuperar la raza.
En la actualidad, es una raza especialmente querida en Reino Unido y en Estados Unidos, donde suele aparecer anualmente en las listas de razas más populares y aumenta de posición cada año que pasa.
Afectuosos y con muchos talentos
Aunque su origen sea meramente utilitario como perro de caza, sus características lo convierten en una elección excelente para cualquier ambiente y actividad: son enormemente resistentes a cualquier entorno climático, son rápidos, no muestran miedo ante otros animales ni a los entornos antropizados (ruido, tráfico, etc,.), poseen un desarrollado sentido del olfato como venteadores y rastreadores, son muy cariñosos y pacientes con los niños de todas las edades, sociables con otros perros, alegres y dóciles con los extraños.
En conclusión, podría decirse que hay que enfocarse de forma deliberada en criar y educar mal a un braco húngaro de pelo corto para que desarrolle problemas de conducta. El Kennel Club americano es categórico a la hora de describir esta raza: “Si no tienes tiempo para estimular y fomentar el pleno uso de sus talentos, estás desperdiciando a un gran perro”.
Su mantenimiento físico es mínimo gracias a su pelo corto, sin subpelo, y un nivel de caída intermedio. Es suficiente un cepillado mensual, especialmente en épocas de muda. En cuanto a la salud, se consideran naturalmente sanos, pero la cría irregular puede provocar enfermedades hereditarias como la displasia, la epilepsia, problemas endocrinos o hemofilia.
Todo esto es evitable acudiendo a criadores oficiales que cuenten con afijo, registro de núcleo zoológico y no tengan problemas en entregar garantías de salud o permitir conocer de primera mano el entorno de cría y a sus progenitores, hermanos e incluso a clientes de otras camadas previas.
Para recibir más información acerca de los vizslas o bracos húngaros de pelo corto recomendamos contactar con la Real Sociedad Canina de España, o con los dos clubes situados en Gran Bretaña, el Hungarian Vizsla Club, fundado en 1968, y Hungarian Vizsla Society, establecido en 1972.
Desde Animaleros, sugerimos que se valore la adopción responsable y se confíe en el equipo humano de las protectores y perreras para conocer a los perros que mejor se ajustan a nuestras necesidades y a cuanto podamos ofrecerle.
Comentarios