Sevilla cierra una Semana Santa pasada por agua, con la hostelería a medio gas y muchos debates sobre la mesa

Hermanos de la Macarena tras saber que la hermandad no realizará la estación de penitencia.
Hermanos de la Macarena tras saber que la hermandad no realizará la estación de penitencia.
Francisco J. Olmo/EP
Hermanos de la Macarena tras saber que la hermandad no realizará la estación de penitencia.

La de este 2024 se recordará, sin duda, como la peor Semana Santa de Sevilla en años, sin tener en cuenta, por razones obvias y de mucho mayor peso, las de 2020 y 2021, que no se pudieron vivir en la calle por culpa de la pandemia. La lluvia, tan necesaria en tiempos de sequía, pero tan poco deseada justo en estos siete días, ha provocado que más de la mitad de las hermandades no hayan podido sacar a sus titulares a la calle, empeorando incluso las estadísticas de 2011, cuando la lluvia también aguó la Semana de Pasión. En concreto, han salido este año 23 de 61 cofradías (menos de un 40%), aunque solo 19 completaron su estación.

Tras un inicio de máxima inestabilidad, en el que sí iniciaron su estación de penitencia 16 de las 26 hermandades en nómina del Domingo de Ramos y del Lunes y Martes Santo (aunque tres de ellas sin concluirla), el Miércoles empezó a esbozar el preludio de lo que estaba por venir. Sin apenas parar de llover, se atrevieron a salir (en sendas decisiones especialmente controvertidas) El Carmen, que completó su recorrido bajo el agua, y El Buen Fin, que, también mojado, se tuvo que refugiar en la Catedral y que este Domingo de Resurrección por la tarde regresó a su templo poniendo un inédito fin a la fiesta mayor más importante de la ciudad.

El Jueves Santo, la Madrugada (la primera desde 2011 y la segunda en 80 años) y el Viernes Santo se quedaron completamente en blanco, mientras la ciudad empezaba a asumir, a tenor de las predicciones, que esto se había acabado. Pero el Sábado Santo regaló a Sevilla una tregua que permitió vivir la jornada completa y que servirá para hacer más llevadera la cuenta atrás que ya ha comenzado hasta el próximo Domingo de Ramos, que se celebrará el 13 de abril de 2025. Porque ni siquiera este pasado domingo hubo margen para la salida del Resucitado, que pese a retrasar su horario, tuvo que quedarse en Santa Marina resguardado del agua, que no dejó de caer en toda la mañana y parte de la tarde.

Se recordará también esta Semana Santa como la de las polémicas o, como se ha puesto de moda en las redes sociales, los "mítines". En una ciudad más que acostumbrada a las dualidades, habrá seguro opiniones para todos los gustos: la petalada y la saeta al aire en la calle Pureza al no salir la Esperanza de Triana; las salidas del Miércoles Santo con pronósticos que apuntaban a que no dejaría de llover; el aviso de algunas hermandades con horas de antelación de la suspensión de la estación de penitencia; el abucheo a alguna hermandad por pasar a tambor; veladores colocados al paso de cofradías; y el exceso de público que, según apuntan muchas voces, empieza a ser insostenible.

No ha sido una buena semana, en definitiva, para los cofrades, ni para quienes hacen un importante negocio en estos días, especialmente la hostelería, que en Sevilla ha registrado una caída del 50% de media (70% en el caso de los bares sin valadores), según el sector. Pero sí lo ha sido para aliviar, y mucho, la sequía que asola a Andalucía desde hace varios años. Los embalses de la cuenca del Guadalquivir rozan ya el 40%, mientras que los de Sevilla han superado el 62% de media, con más de 400 hm3, lo que aleja el estado de alerta y las posibles restricciones.

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