Todo transcurría con normalidad este Martes Santo en Sevilla cuando unos gritos en la carrera oficial alertaron a la Policía Local, que rápidamente intervino para salvar la vida de un niño y hacer que todo, felizmente, quedara en un susto.

Ocurrió alrededor de las 21.00 horas, en la calle Sierpes, cuando una mujer se puso a gritar alertando de que su nieto, de seis años, se había atragantado con un caramelo y se estaba asfixiando.

Los agentes encargados del pasillo peatonal habilitado entre las calles Sierpes y Jovellanos acudieron de inmediato y le realizaron al pequeño las maniobras de Heimlich, logrando así liberar las vías respiratorias y que el niño pudiese respirar con normalidad, tras lo cual pudo continuar disfrutando del cortejo de la Hermandad de la Candelaria, que en esos momentos se dirigía hacia la Catedral, en compañía de su abuela.

Fue en concreto el agente Raúl Blanco quien salvó la vida del niño, que explica que, cuando llegaron al lugar en el que estaba ocurriendo todo, la abuela del menor gritaba "mi niño, mi niño, el caramelo", lo que les indicó que el pequeño se estaba atragantando, por lo que procedieron a realizarla la mencionada maniobra de Heimlinch. Para quienes no conozcan esta técnica, el agente Blanco explica que consiste en "darle golpes en la espalda o, si esto no funciona, presionar la boca del estómago para expulsar cualquier tipo de resto". 

El alcalde hispalense, José Luis Sanz, ha mostrado su agradecimiento a los agentes, a los que ha calificado de "grandes profesionales", al tiempo que ha enviado un "abrazo" al pequeño y a su familia. 

No fue el único susto que se produjo este Martes Santo en esta misma calle, cuando los Bomberos tuvieron que intervenir a requerimiento de la Policía por el desprendimiento de parte de la fachada en dos edificios de Sierpes, si bien por fortuna no hubo que lamentar daños personales.