El riesgo de lluvia trunca el final de un Martes Santo sin apenas agua pero con mucho viento

Salida del paso de Nuestro Padre Jesús de la Humildad de la hermandad de El Cerro.
Salida del paso de Nuestro Padre Jesús de la Humildad de la hermandad de El Cerro.
Joaquin Corchero/EP
Salida del paso de Nuestro Padre Jesús de la Humildad de la hermandad de El Cerro.

Sevilla alcanza este miércoles el ecuador de una Semana Santa marcada hasta ahora por la inestabilidad meteorológica y las inevitables miradas al cielo cargadas de fe en un fin de fiesta mayor espléndido, y tras un Martes Santo que empezó pintando bien, pero que al final tampoco pudo ser completo. Los augurios, cierto es, no son buenos ya desde este mismo miércoles. Pero la Esperanza, con mayúsculas, es lo último que se pierde.

La jornada de este Martes Santo arrancó excepcionalmente temprano y con un frío que en Sevilla ya no se esperaba hasta el próximo invierno. Pero ni los termómetros por debajo de los 10 grados ni las fuertes rachas de viento impidieron que mucha gente se echara a la calle para ver los traslados de las hermandades que el Domingo de Ramos tuvieron que refugiarse en la Catedral por la lluvia. El Lunes Santo había resarcido un poco, pero había ganas de más, ante la incertidumbre, de nuevo, de lo que pasaría unas horas después.

El Señor de la Victoria de la Paz, los dos pasos de Jesús Despojado y los tres de La Cena iniciaron sobre las 9.00 horas su camino de vuelta al Porvenir, Molviedro y los Terceros, respectivamente. Tenían que estar recogidos a las 11.00 horas como muy tarde, para evitar coincidir con el Cerro, la primera del día en iniciar su estación de penitencia, pero la Virgen del Subterráneo se dejó querer en su barrio y las puertas de la iglesia de la calle Sol, el mismo que brillaba entonces, no se cerraron hasta pasado el mediodía.

Fieles de la Hermandad de El Cerro en la salida procesional.
Fieles de la Hermandad de El Cerro en la salida procesional.
Joaquin Corchero/EP

A esas horas, el barrio del Cerro del Águila era ya un hervidero con los primeros nazarenos en la calle de la hermandad con el recorrido más largo de toda la Semana Santa de Sevilla y la única que toca el himno de Andalucía a la salida de la Virgen de los Dolores ("¡guapa!"). Apenas le cayeron unas gotas al cortejo al mediodía y, aunque el viento fue a mucho más a lo largo del día y el sol ya brillaba por su ausencia, el resto de hermandades siguieron la estela del barrio de la humildad e iniciaron su respectiva estación.

Volvió a llover, pero poco, a media tarde con cinco hermandades en la calle: El Cerro, San Benito, La Candelaria, El Dulce Nombre y San Esteban. Las únicas que finalmente realizaron su estación. Porque poco después de las 18.30 h llegó el primer varapalo del día, al anunciar Los Estudiantes, que este año celebra su centenario, que no salían por la "incertidumbre" de los partes meteorológicos. El mismo motivo que esgrimieron Los Javieres y Santa Cruz, que también se quedaron en sus templos ante el riesgo de lluvia.

Es la de este día, en definitiva, una jornada inédita por los numerosos cambios en la nómina del Martes Santo; con un par de parones en la carrera oficial a causa de sendos desprendimientos en dos fachadas de Sierpes que se resolvieron sin mayor repercusión; con un inicio soñado y un final amargo. Lo que queda ya es seguir mirando al cielo, y a la Aemet, y confiar en que las previsiones que hay sobre la mesa no se cumplan.

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