El viaje de Feijóo a la casilla de salida: de priorizar la absorción de Cs en Cataluña a ceder ante su barón más rebelde

El presidente del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo, junto al presidente del PP catalán, Alejandro Fernández.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al presidente del PP catalán, Alejandro Fernández.
EP
El presidente del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo, junto al presidente del PP catalán, Alejandro Fernández.

El adelanto electoral en Cataluña descuadró los planes de Alberto Núñez Feijóo. Ya no solo le obligó, como al resto de partidos, a forjar una candidatura exprés para Cataluña. En su caso, le forzó a asumir una cuenta pendiente con su partido a nivel territorial. Desde hacía dos años —a su llegada a Génova— hasta el pasado 13 de abril, el líder nacional había evitado a toda costa celebrar el Congreso del PP en Cataluña que estaba pendiente desde la etapa de Pablo Casado. La tensión interna, tras los malos resultados de las elecciones en 2022, hacía incómoda la elección de un nuevo líder territorial. 

Así que, con la marcha de Casado, Alejandro Fernández se mantuvo a los mandos del partido, generando con ello unas corrientes a favor de sus políticas y otras, en contra. Pero, sobre todo, se erigió como el barón más rebelde con la dirección nacional, al desafiar en público al nuevo líder del PP en alguna ocasión. Así es como el pasado 13 de abril, con el anuncio sorpresa del adelanto de las elecciones, Feijóo se embarcó en un fragoso viaje que no hizo más que llevarle a la casilla de salida: proponiendo a Fernández como su candidato al 12M.

Desde que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, anticipara las elecciones tras fracasar en los presupuestos autonómicos, el equipo de Feijóo guardó silencio, sembrando dudas sobre el liderazgo del PP en Cataluña. "Vamos a ser la voz de todos los catalanes que no se resignan a que la política sea lo que representa una parte del arco parlamentario del Parlament de Cataluña", reivindicó Feijóo el 14 de abril desde la tribuna del Congreso, sin especificar quién pondría dicha voz.

Pocas horas antes, habían trascendido las negociaciones entre PP y Ciudadanos para la absorción final de la marca naranja. Estas conversaciones, que se habían iniciado a principios de año, estaban enmarcadas en los comicios europeos. No obstante, las elecciones en Cataluña que estaban previstas para 2024 complicaban el acuerdo con el partido que precisamente fue fundado en Barcelona hace 17 años. Fuentes de Génova explicaban entonces que iban a priorizar la integración de Ciudadanos al nombramiento de su candidato para la Generalitat. "No elegiremos al candidato hasta saber si representa a un proyecto más amplio", decían pese a que Alejandro Fernández gustaba en las filas naranjas.

Y así transcurrieron los siguientes días: mientras Feijóo pedía acelerar la integración de Cs, su barón territorial avivaba su cuenta de X [antes Twitter] haciendo precampaña y presión a la dirección nacional con su revalidación. También recibió el apoyo público de dirigentes como Cayetana Álvarez de Toledo, quien en medio de las negociaciones del PP con Cs apostó claramente por Fernández por tener "una visión clara y nítida de lo que pasa y debería pasar en Cataluña". La diputada subrayó además en Es Radio que "mucha gente se fue del PP por desconfianza y se rompieron los lazos afectivos entre la cúpula del partido y el electorado catalán".

El viernes 22 de abril, PP y Cs rompieron sus negociaciones por una falta de acuerdo. En Génova lo lamentaron: "Nuestra voluntad era que esa incorporación a nuestro proyecto político se materializara de cara a las elecciones catalanas del 12 de mayo y a los comicios europeos del 9 de junio". No obstante, una vez confirmada esta ruptura, mantuvieron el silencio en torno a su candidato. Al lunes siguiente, el portavoz nacional Borja Sémper, dio otro giro en el mensaje del PP: "La decisión de la candidatura tiene que partir del PP catalán". En esta nueva pantalla que abrían los populares ya incluían la opinión de los dirigentes catalanes.

Esa misma tarde, Alejandro Fernández elevó la presión haciendo público su encuentro con el líder nacional. Génova lo confirmó: "Alberto Núñez Feijóo y Alejandro Fernández han mantenido un encuentro esta tarde para poner en común su visión sobre el contexto político actual tanto en Cataluña como en el conjunto de España. Durante el transcurso del mismo, el presidente catalán ha trasladado su absoluta disposición al partido". No pasaron ni 24 horas hasta que Feijóo confirmó su candidatura. Claro que, al menos, puso a la eurodiputada y mujer de su confianza, Dolors Montserrat, a dirigir la campaña.

Así, al día siguiente posaban los tres juntos en Barcelona, exhibiendo músculo, tratando de recuperar la ventaja que les habían cogido los demás candidatos al 12M. El nuevo candidato no ocultó su alegría: pidió fuertes aplausos para su líder nacional y para su jefa de campaña, la que hará de ojo de Feijóo estos días. Incluso, tiró de ironía. "Ha sido un parto un pelín delicado, pero os aseguro que el niño os ha salido sano, peleón, pero que os va a dejar dormir por las noches". Al líder popular no le quedó otra que recoger sus palabras: "Nos ha salido varón". Pero sobre todo trató de acallar las críticas sobre su gestión y reivindicó su modus operandi. "Volvería a hacerlo igual. Yo no soy un César". Y así es como el PP de Feijóo cosió, de forma forzosa, una herida que estaba infectada desde hacía años. 

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