Así se comunican las plantas: intercambio de moléculas para defenderse o señales eléctricas para el traspaso de nutrientes

  • Las plantas no tienen voz ni se mueven, pero eso no significa que no se comuniquen entre sí. Lo hacen a través de señales químicas y eléctricas, donde son capaces de intercambiar agua, nutrientes e información.
A través de señales químicas, las plantas pueden alertar de que un herbívoro las está 'atacando' para que las demás activen sus defensas.
A través de señales químicas, las plantas pueden alertar de que un herbívoro las está 'atacando' para que las demás activen sus defensas.
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A través de señales químicas, las plantas pueden alertar de que un herbívoro las está 'atacando' para que las demás activen sus defensas.

Se estima que hay entre dos y siete millones de especies de plantas en la Tierra, pero solo se han descrito y clasificado alrededor de 310.000, lo que significa que entre el 85% y el 95% de las plantas aún están por descubrir. Pese a que sabemos que las plantas son fundamentales para la salud de nuestro planeta y proporcionan alimento, oxígeno, propiedades medicinales y otros recursos esenciales para la vida, la inversión en investigación enfocada en las plantas está muy infravalorada en comparación a las especies animales.

Las plantas son seres vivos que han ido sorprendiendo con cada avance científico por sus capacidades y adaptaciones. Aunque no tienen cerebro ni sistema nervioso, pueden percibir el ambiente que las rodea, responder a estímulos, tomar decisiones y, lo más fascinante, comunicarse entre ellas. ¿Cómo lo hacen? ¿Qué se dicen? ¿Para qué les sirve?

Comunicación química: así intercambian la información

La principal forma de comunicación entre las plantas es la química, es decir, el intercambio de moléculas que transmiten información. Estas moléculas pueden ser liberadas al aire, al suelo o a través de las raíces, y pueden afectar tanto a las plantas emisoras como a las receptoras. 

Por ejemplo, ante el ataque de un herbívoro, una planta puede emitir compuestos volátiles que alertan a las plantas vecinas del peligro, instándolas a activar sus mecanismos de defensa. Asimismo, estos compuestos pueden atraer a enemigos naturales del herbívoro, como insectos depredadores o parasitoides, que contribuyen a neutralizar la amenaza.

Este tipo de comunicación química se denomina alelopatía, y puede tener diversos efectos en el crecimiento, la supervivencia y la reproducción de otros organismos. Ciertas plantas segregan sustancias que obstaculizan el desarrollo de otras plantas competidoras, disminuyendo así la competencia por los recursos disponibles. Por otro lado, algunas liberan compuestos que promueven el crecimiento de plantas beneficiosas, como las leguminosas, que tienen la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico y enriquecer el suelo con este importante nutriente.

Señales eléctricas para el comportamiento

Otra forma de comunicación entre las plantas es la eléctrica, es decir, el uso de impulsos eléctricos que viajan por las células y los tejidos vegetales. Surgen debido a cambios en el potencial de membrana celular, desencadenados por estímulos tanto internos como externos. Por ejemplo, la detección de luz, la temperatura, la gravedad, el nivel de humedad, de nutrientes e incluso de patógenos puede desencadenar la generación de señales eléctricas que alteran la fisiología y el comportamiento de la planta.

Lo más fascinante es que estas señales eléctricas pueden propagarse entre plantas, especialmente cuando están conectadas por sus sistemas de raíces o por hongos simbióticos que forman redes subterráneas. Como si se tratara de una red de 'internet vegetal', pueden intercambiar nutrientes, agua e información entre ellas, tal como algunos estudios han demostrado.

Suzanne Simard: experta en comunicación vegetal

Una de las científicas que más ha aportado al conocimiento de la comunicación entre las plantas es Suzanne Simard, profesora de ecología forestal en la Universidad de Columbia Británica, en Canadá. Simard ha dedicado su carrera a estudiar las interacciones entre los árboles y los hongos micorrícicos, y ha descubierto algunos de los mecanismos y beneficios de esta simbiosis. Parte de sus hallazgos e investigaciones son pioneros en el ámbito de los ecosistemas forestales y ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su trabajo. 

Entre sus descubrimientos más relevantes están:

  • Los árboles pueden comunicarse entre sí a través de las redes de hongos, y pueden intercambiar carbono, nitrógeno, fósforo y otros nutrientes esenciales para su supervivencia.
  • Los árboles pueden reconocer a sus parientes y preferir compartir recursos con ellos que con extraños. También pueden reconocer a sus competidores y ajustar su crecimiento en función de la competencia.
  • Los árboles pueden cooperar entre especies, como los abedules y los abetos, que se ayudan mutuamente según las condiciones ambientales. Los abedules envían carbono a los abetos cuando estos están en la sombra, y los abetos envían carbono a los abedules cuando estos pierden las hojas.
  • Los árboles pueden tener un rol de madre o núcleo, que son los individuos más grandes y antiguos del bosque, y que actúan como centros de distribución de recursos y señales para todos los demás.  Estos árboles 'raíz' pueden ayudar a las plántulas a establecerse y a crecer, y pueden transmitirles información sobre el ambiente y los posibles riesgos.

La comunicación entre las plantas es un fenómeno fascinante que revela la complejidad y la diversidad de la vida vegetal. Son capaces de percibir, procesar y transmitir información, y de adaptarse y cooperar con su entorno. Es por ello que resulta imprescindible continuar estudiando y comprendiendo la comunicación vegetal para la conservación de los ecosistemas, el manejo de los recursos naturales, la agricultura y la biotecnología. Parece que las plantas tienen mucho que contarnos.

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