Sellar una relación de amor con hipoteca es, probablemente, uno de esos grandes pasos que cualquier pareja espera dar algún día. O al menos en España, donde un 34% de los propietarios tienen un inmueble en copropiedad, según el informe de Fotocasa Research, "Radiografía del mercado de la vivienda en 2023". Pero ¿qué hay que tener en cuenta cuando te decides a compartir la financiación de una casa?, y, sobre todo, ¿qué ocurre con el piso o la hipoteca si la relación va mal?
Antes de nada, es importante definir cuánto dinero aportará cada miembro de la pareja. Según los expertos de HelpMyCash, "lo ideal es repartir el pago de la hipoteca al 50% y aportar los mismos ahorros para la parte que no financia el banco (entrada y gastos vinculados, como impuestos y notaría, entre otros)", sin embargo, a menudo la capacidad económica de la pareja es diferente, por eso, sea cual sea el porcentaje de las cuotas de cada parte, debería quedar reflejado en el porcentaje de propiedad sobre la vivienda.
Comprar una casa en matrimonio
En el caso de los matrimonios con régimen de gananciales (la propiedad es de los dos a partes iguales), cuando se acude a la notaria a firmar el contrato de compraventa, se adjudicará a cada propietario el 50% del bien inmueble adquirido.
En el caso de las parejas de hecho o matrimonios que siguen el régimen de separación de bienes, cada participación es proporcional a la contribución de cada uno. Así, "los patrimonios de cada cónyuge permanecen separados, por lo que si se compra una vivienda, cada titular de la vivienda comprada en pareja es propietaria de la parte proporcional que haya pagado", explican desde el portal inmobiliario Fotocasa.
¿Qué pasa en caso de divorcio o separación?
Cuando una pareja se separa o se divorcia, existen varios escenarios posibles. El primero de ellos, y probablemente el más sencillo, es que ninguno de los titulares quieran quedarse con la vivienda, por lo que se pondría en venta (cancelando la hipoteca) y se repartirían las ganancias.
Si, por el contrario, la pareja tiene hijos, "el miembro que tenga la custodia podrá residir en el inmueble hasta su mayoría de edad, contando con el derecho de uso de la vivienda, independientemente de la titularidad", apuntan en Fotocasa.
A modo resumen, las tres opciones ante una separación o divorcio según la plataforma inmobiliaria son:
- Seguir pagando la hipoteca. Podéis seguir pagando la hipoteca (con el reparto acordado) hasta saldar la deuda. En cuanto a la casa, podéis negociar quién vivirá en ella o podéis ir a los tribunales para que un juez lo decida. En ambos casos, los dos seguiréis siendo copropietarios.
- Acordar que una persona se quede con la casa y la hipoteca. Puedes ceder tu parte de la vivienda a tu expareja (o al revés) con una operación llamada extinción de condominio. Para salir de la hipoteca, tendrás que negociarlo con el banco, que puede negarse si el perfil de tu expareja no es bueno (o le puede exigir que otra persona se incluya en la hipoteca).
- Vender la vivienda y cancelar el préstamo hipotecario. Otra opción es que acordéis vender la casa y uséis el dinero ganado para liquidar la deuda hipotecaria. Si sobra dinero, os lo podéis repartir de una manera proporcional al porcentaje de propiedad que tenga cada uno sobre la vivienda. Eso sí, solo podréis hacerlo si vendéis la casa por un valor igual o superior al importe pendiente de la hipoteca.
El contrato de compraventa
El contrato privado de compraventa consiste en un documento con valor jurídico en que una parte se obliga a entregar una cosa -en este caso una vivienda- y la otra se obliga a adquirirla pagando por ello un precio. Con el fin de evitar problemas y dejar clara la participación de cada miembro en la adquisición de la vivienda, este contrato deberá contener la siguiente información:
- Cuánto va a aportar cada parte.
- El acuerdo de pago de la cuota hipotecaria.
- La división de la vivienda en caso de separación.
- El procedimiento si una de las partes quiere comprar la casa.
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