Uno de cada cuatro jóvenes se siente solo en España: "La falta de perspectivas de futuro conlleva grandes cargas psicológicas"

Uno de cada cuatro jóvenes se siente solo en España y cerca de la mitad de ellos lleva sintiéndose así desde hace más de tres años.
Uno de cada cuatro jóvenes se siente solo en España y cerca de la mitad de ellos lleva sintiéndose así desde hace más de tres años.
Uno de cada cuatro jóvenes se siente solo en España y cerca de la mitad de ellos lleva sintiéndose así desde hace más de tres años.
Una joven sentada en la sombra de un árbol, en el parque de Les Glòries, en Barcelona.
David Zorraquino / Europa Press

Uno de cada cuatro jóvenes se siente solo en España y cerca de la mitad de ellos lleva sintiéndose así desde hace más de tres años. La soledad no deseada entre la población más joven se alimenta de muchos factores, como la orientación sexual, la pobreza o el sexo. Pero uno de los motores más determinantes es la incertidumbre sobre un futuro que no augura un proyecto de vida deseable. El primer estudio sobre soledad no deseada de la juventud realizado hasta la fecha identifica los factores de riesgo y desmonta ciertas hipótesis que solían vincularla más a otros temas, como la ruralidad o las redes sociales. 

El informe —impulsado por el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada de la Fundación ONCE, en colaboración con Ayuda en Acción— pone sobre la mesa la incidencia real de la soledad en la juventud española tras encuestar a 1.800 personas de entre 16 y 29 años, y revela que el 25,5% asegura que se siente solo actualmente. Una cifra que se dispara hasta el 69% si se suma a los jóvenes que se sintieron así en algún momento de su vida. 

"Es una pandemia silenciosa. Los jóvenes son, cada vez más, los que más solos se sienten, incluso en mayor medida que las personas mayores. Y esto es un problema y es anómalo en un proyecto vital de juventud. Deberían ser los que menos solos se sintiesen", advierte a 20minutos Matías Figueroa, director del Programa Europa de Ayuda en Acción.

Para Figueroa, que el 45,7% de los jóvenes manifiesten sufrir este problema desde hace más de tres años evidencia que se está produciendo una "cronificación" que puede provocar lo que él llama un "efecto cicatriz". "Te puede dejar secuelas que son, o bien irresolubles, o difíciles de resolver sin un sistema de protección social que acompañe a esa solución. Los datos refuerzan la idea de necesidad de fortalecer los servicios públicos, también los vinculados a la salud mental", incide. 

Según la investigación —titulada Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España— la soledad juvenil afecta más a mujeres (31,1%) que a hombres (20,2%) y se da sobre todo entre personas de 22 a 27 años. También a jóvenes en desempleo, en riesgo o situación de pobreza, con antecedentes de acoso escolar o laboral, con algún tipo de discapacidad, de origen extranjero, o pertenecientes al colectivo LGTBI. De hecho, el informe revela que la prevalencia entre jóvenes que viven en hogares con dificultades económicas es de casi el doble (36%) que la de quienes llegan con facilidad a fin de mes (19,4%). 

Ahora bien, ¿qué es la soledad no deseada? "Hay que entender la diferencia con el concepto de aislamiento social, que es la falta de contactos sociales y puede medirse de manera objetiva", cuenta Figueroa. Según detalla, la soledad no deseada es, en cambio, un "sentimiento subjetivo", una experiencia desagradable que se produce "cuando la red de relaciones sociales de una persona es deficiente en algún aspecto importante, ya sea por la calidad o por la cantidad". 

"Causa y efecto al mismo tiempo"

Las consecuencias pueden ser, además, nefastas, y tienen su efecto más drástico en el suicidio. "No significa que todos los que sienten soledad se suiciden, pero sí que la soledad provoca determinadas emociones que pueden llevar a ese punto", explica el miembro de la entidad. El 50,5% de la juventud que aseguró sentirse sola en las encuestas tuvo pensamientos suicidas. Sentirse solo dispara las probabilidades de tener una baja autoestima, falta de confianza, o problemas más agudos como trastornos de alimentación o depresiones que pueden desembocar en intentos autolíticos. 

Hay, también, factores de riesgo que pueden determinar que una persona tenga más probabilidades de sufrir soledad no deseada. La falta de empleo o estar en un trabajo precario. Pero también todo lo relacionado con la etapa educativa. "El momento más crítico tiene que ver con el traspaso de Primaria a Secundaria y en los dos últimos años de la ESO, cuando tienen que definir su proyecto vital y profesional. Vemos que la mayoría no sabe qué hacer, y es algo que evidencia un error educativo. Hay que aumentar la cantidad de orientadores en los institutos para que ayuden en esa transición. Lo que les está sucediendo a los jóvenes es esta sensación de falta de perspectiva de futuro, o de ausencia de posibilidades de un proyecto vital. Y todo esto conlleva grandes cargas psicológicas", asevera Figueroa a este periódico.

En esa línea, los datos muestran que los jóvenes que han repetido curso sufren una prevalencia diez puntos superior que los que no (31% frente al 21%). También quienes han sufrido acoso escolar: el 58,1% de quienes se sienten solos tuvo que pasar por esta situación en su infancia. 

Aunque, como precisa Figueroa, "la soledad no deseada es causa y efecto al mismo tiempo", es, dice, "un círculo vicioso". Sentirse solo puede derivar en problemas psicológicos o sociales, pero estar en una situación de vulnerabilidad multiplica también las probabilidades de sentirse solo.

"Estamos vulnerando el derecho a su futuro"

"Es un problema que puede ser resuelto desde la política y con políticas públicas. Aquí hay un asunto importante que es que el diseño de políticas muchas veces se hace desde una mirada 'adultocéntrica' y deja fuera la mirada de los propios jóvenes. Además de que, por otro lado, siempre entendemos a la juventud como única y heterogénea, cuando en realidad son múltiples juventudes y muy diversas a las que hay que hacer partícipes de la estrategia", defiende. 

No ayuda, según el integrante de Ayuda en Acción, el estereotipo que considera que se ha construido en torno a que los jóvenes son "vagos", "blandos" y "no quieren trabajar. "Hemos dicho también que tienen que aprender a vivir en incertidumbre, y esta respuesta es justamente la incapacidad de dar una solución de otro tipo. Lo que deberíamos es construir respuestas que den certidumbre, seguridad y confianza en ese tránsito a la vida adulta. La retórica también estigmatiza", defiende. 

"Toda condena al futuro de un joven es la condena al futuro de una sociedad"

Figueroa insiste en abordar urgentemente este problema, ya no únicamente por el bienestar de la población joven, sino por el de toda la sociedad. "De alguna forma estamos vulnerando el derecho a su futuro. Y no hay peor cosa que la sensación de no tener futuro. De tener que llegar a trabajos que no tienen que ver con lo que deseas, no llegar a fin de mes, no poder crear una familia ni vivir en condiciones dignas... De alguna forma estamos poniendo obstáculos al desarrollo de los jóvenes. Y toda condena al futuro de un joven es la condena al futuro de una sociedad", concluye. 

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