La historia de Ruth, de abogada salvadoreña que defendía a los jóvenes mareros... a ser 'bukelista' convencida desde el exilio

Una camisa alusiva al presidente Nayib Bukele en un mercadillo en el centro de San Salvador.
Una camisa alusiva al presidente Nayib Bukele en un mercadillo en el centro de San Salvador.
EFE
Una camisa alusiva al presidente Nayib Bukele en un mercadillo en el centro de San Salvador.

El Salvador inaugura el calendario electoral de este 2024 en Latinoamérica. Este domingo 4 de febrero se celebran los comicios presidenciales y legislativas en este país centroamericano y luego están previstas las elecciones presidenciales en Panamá (5 de mayo), República Dominicana (19 de mayo), México (2 de junio), Uruguay (27 de octubre) y Venezuela (pactadas para el segundo semestre del año). 

Todo indica que el presidente Nayib Bukele, el más popular de la región, será reelegido para otro periodo de 5 años. El líder de Nuevas Ideas tiene más del 81% en las encuestas de intención de voto mientras adversarios como Manuel Flores (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN) o Joel Sánchez (Arena) reúnen apenas un dígito.

Más de 6 millones de salvadoreños acudirán a las urnas este domingo y más de 740.000 ya lo están haciendo vía electrónica desde el extranjero. Los migrantes salvadoreños son los más fieles defensores de Bukele, sus familiares les hablan de un país distinto al que dejaron y, además, reciben buena parte de la propaganda estatal que habla sobre todo de los resultados del Plan Control Territorial, que fue lanzado el 20 de junio de 2019 con el objetivo de eliminar a las pandillas.

Ruth Patiño, que lleva 14 años en Houston y es empleada en una oficina postal, es una ‘bukelista’ convencida que aplaude la mano dura del presidente. Es parte de los grupos de migrantes que promueven el voto en el extranjero por el candidato de Nuevas Ideas. “Tengo mi familia allá, mis hijas, mi mamá, mis hermanas y todos me comentan los grandes cambios y también sigo a medios como el YouTube y el Facebook”, comenta esta mujer de 61 años que vivió la violencia en primera línea. Antes de migrar, trabajaba en la Procuraduría General del Estado, como defensora pública. “Esos jóvenes extorsionaban, mataban, violaban y hasta enterraban viva a la gente. A mi me tocaba defenderlos, esto hice durante 10 años”, recuerda.

Esos jóvenes extorsionaban, mataban, violaban y hasta enterraban viva a la gente. A mi me tocaba defenderlos, esto hice durante 10 años

En su historia familiar también pesa el suicidio de un sobrino de 16 años. “Era el único hijo de mi hermana, se ahorcó mi niño porque le obligaron a incorporarse a las maras o matar a su propia madre”, cuenta Ruth y añade que es un tema vetado en su casa. “Pobrecita mi hermana, se refugió en la religión, se quedó sola y nunca quiso hablar del tema”.

Los resultados del plan ‘antipandillas’

El gobierno de El Salvador ha detenido hasta la fecha a más de 75.000 personas que podrían ser juzgadas en juicios colectivos de hasta 900 personas, según una última norma legal aprobada. La represión ha sido más dura a partir del régimen de excepción, decretado en marzo de 2022 y vigente hasta la actualidad. Esta decisión se tomó tras un fin de semana extremadamente violento, que terminó con 87 asesinatos. Bajo este régimen especial, los uniformados pueden detener a cualquier persona sin orden judicial. Además, existe una línea telefónica para recibir denuncias ciudadanas sobre la presencia de pandilleros en los barrios y basta ese señalamiento anónimo para encarcelar a alguien.

Ruth, por sus años de trabajo como defensora pública, reconoce que puede haber jóvenes redimidos que están siendo perseguidos, pero está convencida que es mejor que estén encarcelados. “Yo se que hay muchos pandilleros que se han refugiado en la religión y que ya no pertenecían a las maras, pero tienen facturas que pagar y yo digo que es mejor que estén detenidos a que aparezcan muertos, ese es mi punto de vista”.

Muchos pandilleros  se han refugiado en la religión y ya no pertenecen a las maras, pero tienen facturas que pagar y es mejor que estén detenidos a que aparezcan muertos

A los ojos de un país y de la región todos los detenidos son pandilleros. Las fotografías de patios de cárceles abarrotados de jóvenes tatuados, rapados y descamisados que ha difundido el gobierno de Bukele han sido suficientes para sentenciarlos. Pocos son los que defienden el principio de inocencia de los detenidos. Samuel Ramirez, 57 años, es uno de esos pocos defensores.

Samuel fundó el Movimiento de Víctimas del Régimen de Excepción (Movir), que empezó a trabajar cinco meses después de la declaración del estado de excepción. “Nacimos por la desesperación de las familias, eran tantas las personas capturadas en tan poco tiempo que todas las organizaciones estaban desbordadas de denuncias”, cuenta este hombre que fue un excombatiente durante la guerra civil que vivió El Salvador en los años ochenta y hasta 1992.

Tienen documentados más de 2.500 casos de jóvenes detenidos injustamente, pero sus victorias se cuentan con los dedos de una mano: han logrado liberar a un joven estudiante, una mujer embarazada, una madre que dio a luz en la cárcel, un joven enfermo de sida y una mujer de 80 años que tenía los pies amputados.

Para Samuel, el presidente Bukele concentra mucho poder en su persona. “Ha logrado imponerse en la Asamblea Legislativa y en la Corte Suprema de Justicia y tiene como aliados a las Fuerza Armadas, a la Policía, a los ricos”, dice y habla de propaganda que tiene fuera del país. “Trata de vender un país que no existe. No ha cumplido ni una de las promesas que hizo en campaña como el tren del Pacífico, el Aeropuerto de la Unión (oriente del país), el viaducto de Los Chorros, el bitcoin…”.

Trata de vender un país que no existe. No ha cumplido ni una de las promesas que hizo en campaña

Otra defensora de los presos es Ivania Cruz, portavoz del Comité de Familiares de Presas y Presos Políticos de El Salvador (Cofappes), que empezó a trabajar antes del estado de excepción, en agosto de 2021, cuando los presos eran políticos opositores y sindicalistas que criticaban a Bukele. Esta organización tiene expedientes de 75 personas, de las que 34 continúan en prisión como Mauricio Ramírez, exministro de Seguridad, y Ramón Roque, exinspector general de Centros Penales, quienes se mantienen en prisión a pesar de una orden judicial de liberación.

Ivania, abogada de 30 años, llegó a esta organización porque su hermano, que fue parte del Ministerio de Salud y militante del FMLN, fue detenido y cuando consiguió la libertad tuvo que exiliarse en México.

Ivania critica que haya usado la Asamblea Legislativa para controlar los otros poderes del Estado como el judicial que le ha permitido criminalizar a todo aquel que resulte incómodo. Además, ataca su popularidad. “Hay muchos dictadores que fueron populares, la popularidad no significa que sea bueno, es el discurso de saber qué es lo que las personas quieren escuchar, en eso está marketing y los asesores de Bukele generan un espejismo de El Salvador. Él vende el combate a la corrupción por haber descalificado a todos los partidos, y el tema del régimen de excepción, esos son su dos temas. Aquí no hay programas sociales, no hay medicamentos, no hay hospitales…”.

Y entre las simpatías y antipatías que genera el presidente Bukele, hay un país que efectivamente ha disminuido su tasa de homicidios a 2,4 homicidios por cada 100.000 habitantes: el 2023 se cerró con 154 asesinatos, frente a los 495 del año anterior, según datos oficiales. Pero también hay un país que sigue siendo pobre: en 2022 hubo 1,87 millones de personas cuyos ingresos no alcanzan a cubrir los gastos más básicos, según una encuesta del mismo gobierno. Muchos dependen de las remesas que envían los migrantes: 7,4 billones de dólares llegaron solo en 2021 (el 26% del Producto Interno Bruto). Hay por lo menos 1,4 millones de salvadoreños que viven en Estados Unidos y casi 25.000 están en España.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento