La Policía asiste a los migrantes de Barajas tras la marcha de Cruz Roja: "No tenemos formación, pero es que están abandonados"

Una de las habitaciones en las que se hacinan los migrantes.
Una de las habitaciones en las que se hacinan los migrantes.
Policía
Una de las habitaciones en las que se hacinan los migrantes.

Tras la marcha de Cruz Roja de las salas de asilo del aeropuerto de Barajas este martes, son los agentes policiales que allí trabajan quienes se están haciendo cargo de la labor asistencial que antes llevaba a cabo la ONG. Fuentes policiales han confirmado esta información a 20minutos y denuncian que los agentes tienen que hacer este trabajo pese a no tener la formación necesaria porque los migrantes se han quedado "abandonados". "No es nuestro trabajo, pero si alguien te dice 'te necesito', qué vas a hacer...", explican.  

Las salas, que pertenecen a Aena pero están bajo custodia policial, han sufrido un gran repunte de llegadas en las últimas semanas. Cientos de migrantes han solicitado asilo tras llegar al aeropuerto, que no era su destino sino la escala en un itinerario que acababa en otros países, mayormente de Sudamérica. Las cifras de migrantes "hacinados" en las salas de asilo han ido creciendo hasta alcanzar los 400, según explican sindicatos policiales. Entre ellos, al menos 188 menores llegaron en las primeras semanas del año

Esta "situación límite" ha llevado a Cruz Roja, que llevaba años operando en las salas, a retirarse "de manera temporal" hasta que se revierta la situación de insalubridad y saturación. "En la última semana, la sobreocupación de las salas de asilo del aeropuerto de Barajas ha estado dificultando que desde Cruz Roja podamos desempeñar la prestación de servicios que tenemos encomendada", relató el martes la ONG.

El Ministerio del Interior asegura que se están reforzando los medios para paliar la sobrecarga y que las condiciones de salubridad están "razonablemente garantizadas", en palabras del ministro Fernando Grande-Marlaska. Este mismo jueves se anunció la habilitación de una nueva sala de asilo, la cuarta, que según Interior cuenta "con un área de atención a los solicitantes, comedor, aseos y zona de descanso".  

Y la limpieza de las instalaciones ha sido asumida por una empresa contratada por la Dirección General de la Policía, de acuerdo con el ministerio y la propia Policía. Con todo, Cruz Roja todavía no ha puesto fecha al final de esta "retirada temporal". "Nuestra intención y confianza es volver lo antes posible", explica a este periódico el director de Migraciones de la ONG, José Javier Sánchez Espinosa. Por el momento, están a la espera de ver la nueva sala instalada por el Gobierno y "si las condiciones son dignas", volverán a su labor "en el primer minuto". 

Desde su marcha, han sido los agentes de la Policía quienes se han hecho cargo, por ejemplo, de entregar a los migrantes pañales y productos de higiene femenina, pero la situación es del todo precaria. "No tenemos medios, formación ni personal para dar asistencia a los migrantes. Hay que hacer entrevistas con ellos por posibles alergias, hábitos alimentarios relacionados con su confesión religiosa o necesidad de contacto con los familiares", destacan desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP).

El jueves, esta organización presentó una denuncia con carácter de emergencia ante la Inspección de Trabajo ante la persistencia de estas condiciones en las que están los migrantes y trabajan los policías. 

El relato es aún más crudo cuando viene de los propios agentes que trabajan allí. "Que vaya a la sala 2, a ver si se puede duchar", comenta a este periódico uno de ellos tras conocer las declaraciones que Grande-Marlaska hizo este viernes por la mañana desde el Ateneo de Madrid.

Según denuncia, tanto la sala 2 (en la que se encuentran las mujeres y los niños) como la cuarta que acaba de habilitar el Gobierno carecen de duchas. Explica, además, que el hacinamiento continúa: "El jueves eran un total de 370 migrantes"

Esta saturación no solo hace imposible atenderles adecuadamente, también propicia la expansión de plagas. Los efectivos de la Policía Nacional llevan tiempo advirtiendo de ello, y aseguran que a día de hoy las salas de asilo siguen "infestadas de chinches que proliferan por las noches, cucarachas y otros insectos". 

Hay un segundo problema "alarmante" del que vienen avisando los policías: "Pronto se acabarán los pañales y los productos de higiene femenina", afirman las fuentes consultadas. Que ellos sepan, nadie tiene previsto comprar más. 

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