El autodescarte de la candidata 'natural' a ser la próxima comisaria española: Ribera no piensa en Bruselas

  • La vicepresidenta asegura que prefiere "consolidar" sus políticas de transición ecológica dentro del Gobierno. 
  • Se activa la maquinaria: los socialistas europeos eligen a su "candidato común" para las elecciones europeas y Sánchez debe designar cabeza de cartel.
Teresa Ribera rodeada de otros ministros de Energía de la UE en una de las reuniones de diciembre de 2022 en la que trataban de acordar un límite al precio del gas.
Teresa Ribera rodeada de otros ministros de Energía de la UE en una de las reuniones de diciembre de 2022 en la que trataban de acordar un límite al precio del gas.
Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Teresa Ribera rodeada de otros ministros de Energía de la UE en una de las reuniones de diciembre de 2022 en la que trataban de acordar un límite al precio del gas.

La idea campa desde hace meses entre políticos nacionales y europeos e influyentes medios internacionales. La crisis energética ha hecho emerger a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, como toda una figura de la UE, y se ve lógico que ella sea la designada por el presidente español, Pedro Sánchez, para saltar a la Comisión Europea en el próximo mandato, que empezará tras las elecciones europeas de junio. Sin embargo, Ribera no parece pensar en ocupar un puesto con el que su carrera en políticas climáticas daría un gran salto y que, de paso, sería una muestra del compromiso español con la UE, enviando a Bruselas a una de sus ministras con más prestigio internacional. Hace unos días, la que quizá es el miembro más 'global' del Gobierno optó por autodescartarse apelando al patriotismo y, también, a todo lo que le queda hacer en España.

"Yo quiero decir muy honestamente que soy muy patriota y muy española y el desempeño de esta función en el Gobierno de Pedro Sánchez es para mí un inmenso honor, con mis compañeros, mi agenda y mi presidente", dijo en un desayuno informativo en Madrid, donde fue preguntada directamente por la posibilidad de encabezar la lista del PSOE a las elecciones al Parlamento Europeo de junio, como paso previo a ser designada por el presidente del Gobierno como el miembro español en la Comisión Europea.

"Me siento enormemente bien tratada y con un desafío por delante de consolidación de lo que está ocurriendo", remachó para dejar claro que su preferencia es continuar en la política nacional.

Cómoda en la escena europea

Con estas palabras, Ribera daba muestras de que, más que el papel en Bruselas que parece otorgársele de forma generalizada, su idea es continuar en el Gobierno. En el último medio año, se le ha visto disfrutar de su condición de presidenta rotatoria de los consejos de Energía y de Medio Ambiente dentro de la Presidencia española del Consejo de la UE, coordinando los trabajos, presentando propuestas y mullendo difíciles acuerdos como el de la reforma del mercado eléctrico entre Francia y Alemania. Incluso antes, bajo la Presidencia checa o sueca, el papel de Ribera para lograr que la UE limitara el precio del gas o diera luz verde al mecanismo ibérico la hizo destacar como una potencial comisaria.

Sin embargo, la vicepresidenta cree más bien que puede seguir desempeñando estas mismas funciones, a escala nacional, europea e incluso internacional dentro del Gobierno y sin tener que ocupar un puesto permanente en Bruselas como parte del colegio de comisarios. Con un sueldo a partir de 20.000 euros al mes más gastos y dietas, forman el equivalente al Consejo de Ministros en la UE del que salen las propuestas legislativas a los gobiernos -en el Consejo de la UE- y también al Parlamento Europeo en las cuestiones que requieren la aprobación de ambas instituciones. Capitaneados por un presidente o presidenta -ahora por Ursula von der Leyen-, en la actualidad hay tantos comisarios como Estados miembros y cada uno de ellos es designado por su respectivo gobierno. 

Sánchez tiene que hacer una elección no solo de quién será la persona a la que enviará a la Comisión. Antes -como el resto de líderes de los partidos, también Alberto Núñez Feijóo por el PP-, debe decidir quién encabezará el cartel electoral del PSOE a las elecciones europeas. Aquí, los partidos españoles suelen emplear como "gancho" a una persona que sea suficientemente reconocida y que pueda dar resultado. En las últimas convocatorias, el candidato del partido en el Gobierno ha transitado después rápidamente desde el Parlamento Europeo a la Comisión. Así pasó con el socialista Josep Borrell o el popular Miguel Arias Cañete, sendos número 1 en las listas del PSOE y del PP en las europeas de 2019 y 2014. Poco después se convirtieron respectivamente en Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad y comisario de Energía y Acción por el Cambio Climático.

Además de las carteras de Medio Ambiente, de Energía y de Acción por el Clima, ahora existe una vicepresidencia de Pacto Verde Europeo, a la que podría optar Ribera en caso de ser designada por Sánchez, de modo que España no perdería la vicepresidenta que ahora ocupa Borrell.

Candidatos comunes y cabeza de cartel a las europeas

No existe una regla que obligue a Sánchez a designar como comisario español a la misma persona que encabece el cartel electoral del PSOE. Esto le da un poco más margen para decidir quién será el o la sustituta de Borrell. En caso de ser Ribera, evitaría que una vicepresidenta que es vista como más técnica que política y que solivianta a colectivos como agricultores o en la España despoblada tuviera que afrontar en primer plano una campaña electoral.  

Según el último CIS, la vicepresidenta tercera es el séptimo miembro del Gobierno con mayor grado de conocimiento entre los ciudadanos -la conoce el 63,4%- y la cuarta más valorada. Con un 4,93, solo la superan Pablo Bustinduy (Derechos Sociales), Ernest Urtasun (Cultura) y Margarita Robles (Defensa), la que mejor nota obtiene, un 5,34.

Antes de que Sánchez tome una decisión, los socialistas europeos acaban de designar como su "candidato común" al actual comisario luxemburgués, Nicolas Schmit. Se trata de un político desconocido, responsable de la cartera de Empleo y Derechos Sociales y su elección apunta a que los socialistas europeos dan por perdida la presidencia de la Comisión, que suponen que seguirá en manos conservadoras, y que apuestan por la presidencia de la otra institución, el Consejo de la UE, que en unos meses dejará vacante el belga Charles Michel.

Desde hace años, la Eurocámara exige a los Estados miembros que el presidente de la siguiente Comisión Europea salga de entre los candidatos que presenten a las elecciones europeas -en jerga comunitaria recibe el nombre, alemán, de "spitzenkandidat"-. Nunca han tenido éxito y son los gobiernos los que terminan pactando entre sí a la persona elegida. Según los deseos del Parlamento Europeo, en 2019 el presidente de la Comisión debería haber sido Manfred Weber, que encabezó la lista del CSU de Alemania. Terminó siendo Von der Leyen, también alemana y también conservadora, pero elegida directamente por los Estados miembros.

La agenda verde, en la picota

De cara a las europeas de junio, la agenda verde y la continuación de las políticas en favor de la descarbonización de la economía y del cuidado del medio ambiente serán junto a la gestión de la inmigración uno de los temas claves que dirimirán una batalla política que ya no diferencia tanto entre derechas e izquierdas sino en respuestas más o menos europeístas, de derechos humanos y de avances frente a la involución que prometen los partidos de extrema derecha, que previsiblemente aumentarán su presencia en la Eurocámara.

La posición de Ribera al respecto es clara. Hace unos días apostó por hacer frente "con inteligencia" a "los mensajes del miedo, los mensajes rupturistas, a la falta de solidaridad, a mensajes individualistas o egoístas". "Es mucho más importante que las elecciones de junio se concentren en seguir haciendo Europa con nuestras complementariedades, nuestra voluntad". "El ejemplo de estos años pone de manifiesto hasta qué punto hemos tenido capacidad de reaccionar frente a las crisis gracias a Europa y la capacidad de dar una respuesta unida, flexible y solidaria. Confío en que sea una campaña positiva y europeísta".

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