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La creciente importancia de los hospitales de media estancia: "Los pacientes vienen aquí para recuperar su capacidad funcional"

Rehabilitación intensiva en el gimnasio del hospital de Guadarrama.
Varios usuarios esforzándose en su rehabilitación en el gimnasio del hospital de Guadarrama.
Sergio García Carrasco
Rehabilitación intensiva en el gimnasio del hospital de Guadarrama.

En nuestro país todavía son pocos los denominados hospitales de media estancia, centros que atienden a pacientes que, tras haber pasado la fase aguda de una enfermedad, están estables, pero se ven beneficiados de una fase de recuperación a manos de expertos antes de volver a su domicilio o residencia. Son escasos y son una opción de rehabilitación aún no suficientemente conocida. 

Albergan, sobre todo, personas mayores que tras una operación ortogeriátrica (una rotura de cadera, por poner un ejemplo habitual) necesitan una rehabilitación intensiva y cuidados específicos; pero también pacientes con deterioros funcionales a causa de una enfermedad, una amputación o con un daño cerebral adquirido tras ictus o traumatismos. Por eso, aunque es menos frecuente, también cuentan con pacientes jóvenes.

En España, según datos del Ministerio de Sanidad de 2020, hay poco más de 11.000 camas destinadas a este fin repartidas en 114 hospitales de este tipo, 96 de ellos dentro del Sistema Nacional de Salud.  

En la Comunidad de Madrid, además de camas concertadas, existen tres hospitales públicos: el de Guadarrama, el de la Fuenfría y el de La Virgen de la Poveda, y está previsto que se creen dos más en los próximos años en el antiguo Puerta de Hierro y en Lozoyuela y que se habiliten más plazas concertadas. 

El Hospital de Guadarrama, excelente ejemplo de cómo trabajar en estos centros para devolver la máxima autonomía a sus usuarios, está situado en un entorno envidiable: a los pies del parque nacional del mismo nombre, se alza un edificio con mucha historia, pues fue inaugurado en tiempos de la Segunda República por Manuel Azaña.

Sus funciones han ido variando con el tiempo. Como cuenta su directora gerente, Rosa Salazar, la Guerra Civil provocó su cierre y reabrió en 1952: "El objetivo entonces era combatir la tuberculosis, muy prevalente en la época, y tuvo una relevancia muy importante, tanto en esta enfermedad como en otras enfermedades del tórax y la neumología". Cuando surgieron tratamientos más eficaces contra la tuberculosis, el hospital fue jugando otro papel: "Pasó a depender de la Comunidad de Madrid en 1986 y a partir de ahí se convirtió en un hospital de apoyo para hospitales de agudos, para pacientes con grandes necesidades de cuidados y pocos recursos en el domicilio, sin definir una función concreta".

Desde 1999 tiene las funciones con las que lo conocemos hoy: "Un hospital geriátrico rehabilitador, con una importante unidad destinada a recuperar la capacidad funcional de pacientes que la han perdido por varios motivos". 

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: EDICIÓN VIDEO - Reportaje Hospital de Guadarrama
Inaugurado en 1934, el Hospital de Guadarrama fue durante décadas un centro especializado en tratar pacientes con tuberculosis.
Sergio García Carrasco

‘Devolverles’ a su vida cuanto antes

Los pacientes llegan al hospital de Guadarrama "una vez su enfermedad está estable. Los hospitales son los que derivan los pacientes, solicitan el ingreso, nos mandan los informes… Y aquí, en función de la disponibilidad de camas, ingresan", como explica la gerente.

Guadarrama tiene una capacidad de 144 camas repartidas en varias plantas, algunas de ellas destinadas también a cuidados paliativos. No obstante, la ‘joya de la corona’ es, sin duda, la Unidad de Recuperación Funcional, en la que, además de una rehabilitación más tradicional, cuentan con la más alta tecnología robótica para que la rehabilitación sea todavía más intensiva.

Nuestra rehabilitación es muy intensiva para que el paciente no esté con nosotros un día más del necesario

El objetivo es aprovechar el tiempo máximo para que la estancia en el hospital, que ahora es de media de 32 días, sea la mínima posible: "Nos dedicamos al cuidado y rehabilitación de pacientes que tengan potencial rehabilitador para devolverles unas capacidades que les permitan volver a su domicilio en las mejores condiciones de autonomía e independencia posibles". 

Rosa Salazar de la Guerra, directora gerente del hospital, en su despacho.
Rosa Salazar de la Guerra, directora gerente del hospital, en su despacho.
Sergio García Carrasco

Como explica Rosa Salazar, estar ingresados no está exento de riesgos, ni para la salud física ni emocional, por eso intentan que el paciente no esté ingresado ni un día más del necesario, "siempre que se pueda debe hacerse en régimen ambulatorio, por eso nuestra rehabilitación es muy intensiva, con más de tres horas diarias, para que el paciente esté con nosotros solo el tiempo que tenga sentido que esté, cuando los beneficios superan los riesgos".

Una rehabilitación coordinada

Precisamente para sacar lo mejor de cada paciente y que la estancia sea lo más corta posible, Guadarrama cuenta con la más alta tecnología en robótica y con un equipo humano muy formado y coordinado.

Una vez llega el paciente al Hospital de Guadarrama, todo un equipo de profesionales de distintas especialidades se ponen a trabajar para sacar lo mejor de él. "El primero que ve al paciente es el médico rehabilitador, que establece en qué grupo está. En el 3 tienen un peor pronóstico, los del 1 son los que mejor. Los del grupo 2 estarían en medio y son los más habituales. Según el grupo se hace un plan específico de tratamiento", explica María Caballero Nahum, Supervisora de la Unidad de Rehabilitación.

María Caballero posa en el gimnasio de fisioterapia.
María Caballero posa en el gimnasio de fisioterapia.
Sergio García Carrasco

En ese plan se establece qué terapias necesita y los profesionales que van a intervenir: "Siempre tendrán fisioterapia y terapia ocupacional, y logopedia si tienen algún problema de alteración del lenguaje o la deglución, y un neuropsicólogo, muy útil en pacientes con daño cerebral". 

Estos profesionales, muy coordinados entre sí con reuniones periódicas sobre cada paciente, combinan la rehabilitación tradicional con alta tecnología. Por un lado, y en pacientes mayores, trabajan mucho la forma de prevenir la sarcopenia (pérdida de masa muscular), por eso se están centrando mucho en ejercicios de fuerza, "se ha demostrado que solamente trabajando la fuerza mejora el equilibrio, por eso, no debemos solo hacer que caminen, sino que también haya unos hábitos de trabajo de la fuerza", recalca Caballero.

Respecto al daño cerebral, los sistemas robóticos aplicados a la rehabilitación son grandes aliados, "nos permiten hacer mayor número de repeticiones y facilitan los movimientos; repetir mucho los gestos favorece la plasticidad cerebral. Y también ayudan a que tengan un feedback y motivación". 

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Neuronup permite el trabajo neuropsicológico mediante juegos y ayuda a pacientes con daño cerebral.
CEDIDA

Entre los sistemas más avanzados cuentan, por ejemplo, con la plataforma Neuronup, que "permite el trabajo neuropsicológico mediante juegos, como ir colocando las monedas de más grande a más pequeña. Según el paciente avanza, se va aumentando la dificultad y con ella puedes trabajar memoria, atención, cálculo… todos los aspectos neuropsicológicos, como lenguaje, que pueden estar afectados en el daño cerebral". 

También disponen de Dessintey, un sistema basado en las neuronas en espejo.  "En pacientes que, por ejemplo, no pueden mover un brazo, el objetivo es estimular la parte del cerebro responsable de ese movimiento, "grabamos al paciente realizando el movimiento con el brazo que sí puede mover y la máquina lo reproduce como si fuera el que no puede mover para que su cerebro crea que sí la mueve y se active la zona responsable de moverlo", explica María.

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Un paciente trabaja con Dessintey, un sistema que aprovecha las neuronas espejo para estimular el cerebro.
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Otros dispositivos punteros son el Lexo, para trabajar la marcha, o el Armeo, un exoesqueleto para los brazos: "primero estimulamos la corteza cerebral, y luego, trabajamos el movimiento con este dispositivo a través de juegos, que hacen que preste más atención y mejora la plasticidad cerebral".

Un usuario usando el Armeo, un asistente robótico para la rehabilitación, en el gimnasio del Hospital de Guadarrama.
Un usuario usando el Armeo, un asistente robótico para la rehabilitación, en el gimnasio del Hospital de Guadarrama.
Sergio García Carrasco

Paralelamente al de rehabilitación, completan el equipo multidisciplinar que atiende al paciente trabajadores sociales, "que ayudan a los pacientes, de cara a la salida, a solicitar los recursos que vayan a necesitar en cuanto a apoyos en casa, dependencia, etc.", y el equipo de enfermería, que está más en contacto con el paciente, pues además de coordinarse con el resto de profesionales, se encargan de proporcionarles los cuidados que necesitan, "nos coordinamos con el gimnasio para saber qué horarios tienen los pacientes y tenerlos preparados a esa hora para acudir a rehabilitación", cuenta Laura Martín Losada, Directora de Enfermería.

En planta, la labor de enfermeras y auxiliares es esencial, pues tienen que continuar todo lo trabajado en las sesiones de rehabilitación: "Fomentamos que, todo lo que puedan, intenten hacerlo solos. Muchos pacientes, como trabajan tanto en rehabilitación, luego en planta les cuesta, y ahí estamos nosotras, para ayudarles a que se esfuercen. Además, intentamos que sean siempre los mismos sanitarios los que están con ellos, porque así los conocemos y podemos detectar si les pasa algo". 

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Laura Martín, junto al puesto de control de enfermería de una de las plantas. 
Sergio García Carrasco.

Desde enfermería se encargan de labores como ayudarles a comer si lo necesitan, curar heridas, y coordinar y gestionar el alta, "nos ponemos en contacto con su centro de salud para decirles lo que va a necesitar y le mandamos los informes para que continúe los cuidados en el domicilio". 

También se ocupan de la Escuela de Cuidadores, de cara a la vuelta a casa. "Son pacientes que no siempre va a recuperar toda la autonomía que tenían antes, por eso, durante el ingreso, ‘entrenamos’ a la persona que le cuidará para que se sienta segura en el domicilio, porque cuidar de una persona dependiente es muy difícil. Los cuidadores tienen una gran carga y hay que ayudarles", insiste Rosa, la gerente.

En cuanto a la salida, es el médico rehabilitador el que la decide, y también cómo será la rehabilitación una vez terminada su estancia en Guadarrama, "lo ideal es que, una vez que nosotros terminemos -añade María Caballero-, haya una continuidad en la rehabilitación, sobre todo si tiene potencial, porque la rehabilitación es un proceso muy largo, de años incluso". 

Cuidar al paciente por fuera y por dentro

El Hospital de Guadarrama tiene muchos reconocimientos por la excelencia de su asistencia, pero si de algo está orgullosa Rosa Salazar es de los valores humanos se respiran entre las paredes el hospital, "llevamos muy a gala la atención centrada en la persona. Todos nuestros esfuerzos están dirigidos a dar respuesta, a dar mayor tiempo de rehabilitación, a hacer la rehabilitación intensiva… pero también a atender ese aspecto emocional tan importante, estar siempre por delante de lo que el paciente o sus familias nos puedan demandar. Queremos que el paciente se sienta seguro y acompañado, que tome sus propias decisiones y tenga la tranquilidad de que en el hospital vamos a hacer todo lo posible por él. Sabemos que estar hospitalizado es duro, pero queremos que tengan una buena experiencia". 

Para conseguirlo, cuentan además con varias iniciativas, como la de dejar que sus mascotas los visiten en el jardín, algo en lo que fueron pioneros y por lo que han sido premiados. "El cuidado emocional juega un papel clave en la motivación y en la rehabilitación, y esa necesidad que todos tenemos de caricias se hace más visible cuando uno está enfermo, necesitamos más estar arropado por nuestros seres queridos, y para mucha gente, sus animales son sus seres queridos", asegura Rosa.

Todo empezó hace siete años, cuando una trabajadora del hospital se dio cuenta de que una paciente estaba muy triste porque llevaba mucho tiempo sin ver a su perrita, así que se le ocurrió que viniera al jardín, "no veas cómo lloraba -recuerda Rosa con emoción-, y el estímulo tan grande que fue para ella. Nos pareció tan impresionante, que pensamos que tenían que venir igual que venían sus hijos, o sus nietos".

Otras iniciativas que Rosa califica como 'preciosas' son la de organizar visitas con chicos del instituto cercano y la del voluntariado, para pacientes que tienen a sus seres queridos lejos o que no pueden verlos con la frecuencia que les gustaría: "No podemos estar más agradecidos a los voluntarios, porque dedican a nuestros pacientes algo que no tiene precio: su cariño, su compañía y su tiempo, para ellos es un regalo". 

En Guadarrama ‘entrenamos’ a la persona que cuidará para que se sienta segura en el domicilio

También rememora haber sido pioneros en el tema de las videollamadas antes de la irrupción del Covid-19 y haber celebrado varias bodas, "me acuerdo de una paciente que tenía toda su familia en Venecia y le ayudó mucho. Y otra a la que amputaron una pierna y quería ver a sus nietos bañándose en la playa. Son cosas que cuestan muy poco y que crean un recuerdo bonito en personas que están pasando momentos difíciles". 

Respecto a los nuevos retos que tienen en mente para mejorar aun más la atención destaca "seguir avanzando en intensificar la rehabilitación con más tecnología, hacer el hospital más eficiente energéticamente y avanzar en domótica de cara a la seguridad del paciente". 

También le gustaría dejar un mensaje, el de la necesidad de contar con más hospitales como el de Guadarrama: "Con el aumento de la esperanza de vida, han aparecido enfermedades crónicas que producen discapacidad o una pérdida de capacidad funcional, por eso la necesidad de este tipo de hospitales es mayor y las unidades de recuperación funcional cada vez más necesarias".

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