50 años del asesinato de Carrero Blanco

La España de 1973, una sociedad más avanzada que sus dirigentes: "Había una total disimilitud entre la España oficial y la real"

20 de diciembre de 1973. Lugar donde se produjo el atentado contra el almirante Carrero Blano, en la esquina de las calles Maldonado y Claudio Coello, en Madrid, que alcanzó el automovil en el que viajaba el entonces presidente del Gobierno.
Lugar donde se produjo el atentado contra el almirante Carrero Blanco.
EFE
20 de diciembre de 1973. Lugar donde se produjo el atentado contra el almirante Carrero Blano, en la esquina de las calles Maldonado y Claudio Coello, en Madrid, que alcanzó el automovil en el que viajaba el entonces presidente del Gobierno.

Un país en el que la sociedad y sus dirigentes iban a dos velocidades  muy distintas. Mientras la población vivía con ansias de modernizarse y de parecerse a sus vecinos europeos, sus gobernantes seguían aferrados a un sistema político a todas luces caduco. 

Así describen historiadores y sociólogos la España de 1973, el año en el que ETA sorprendió a todos al matar al entonces presidente del Gobierno, la mano derecha de Franco, el almirante Luis Carrero Blanco, haciendo saltar por el aire su coche oficial cuando iba a misa.

"Lo primero que hay que comprender es que esa España en nada se parecía a la de la Guerra Civil. La sociedad era más europea, pero a nivel político no se había modernizado. No había democracia. Ese era el gran contraste y una tensión importante", describe Gutmaro Gómez, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid.

En esos años se licenció en la UCM la catedrática en Sociología Inés Alberdi, quien recuerda que, en la Universidad, "los jóvenes hablábamos y vivíamos ya una España distinta, en la que nadie creía que el sistema era legítimo", explica en conversación telefónica con 20minutos. 

La transgresión se hizo norma

Pero no solo era la juventud urbana y rebelde la que quería vivir como los italianos o los franceses. "Era algo generalizado y eso explica por qué la Constitución de 1978, muy poco tiempo después, fue tan progresista", asegura Alberdi.

La socióloga explica que el influjo moderno llegó a todos los rincones de España debido a la emigración y al turismo. "Los emigrantes que habían salido de las zonas más pobres del país volvían en vacaciones y traían no solo divisas sino ideas de cómo había que vivir. Venían contando que en Europa había sindicatos, prensa libre y vacaciones pagadas. Y eso transformó el país entero, no únicamente Madrid y Barcelona", sostiene.

El contraste entre el gobierno, por muy tardofranquista que fuera, y la sociedad era evidente. Alberdi recuerda que la sociedad percibía ya como "disparatadas" muchas de las leyes existentes. Como que estuvieran prohibidos los anticonceptivos, que las mujeres debieran obedecer al marido y que no tuvieran potestad sobre los hijos.

La transgresión se hizo norma, explica. "Aunque Franco se había quitado el uniforme militar e iba vestido de civil a las inauguraciones, a las que acudía acompañado de su señora, casi siempre iba también con un obispo en faldones. La estética oficial daba pena. Mientras tanto, en las calles se llevaba la minifalda y estaban de moda los guateques con grupos de música imitando a los ingleses. Había una total disimilitud entre la España oficial y la real", resalta la socióloga.

"Eran años en los que se salía al extranjero y cuando se regresaba se percibía que España vivía en una situación que no era normal, en la que todo estaba prohibido por la censura. Por ejemplo, traíamos los libros críticos desde París para venderlos y circularlos en la parte de atrás de la librería Fuentetaja, en San Bernardo, Madrid", recuerda.

La presión internacional

Con todo, el catedrático de Historia Contemporánea de la Uned Abdón Mateos explica que en el año 1973 al franquismo lo que más le preocupaba era la disidencia de las futuras elites, "que no hubiera manera de encontrar en la Universidad ni un solo franquista". 

De los obreros, el régimen ya se esperaba oposición. Contra ellos hubo "años duros de represión en Vitoria, Ferrol o Granada", recuerda Mateos. Como en el proceso 1001, un juicio en el que acabó condenada toda a cúpula de CC OO y que, curiosamente, comenzó en Madrid el mismo día del atentado de Carrero Blanco a manos de un grupúsculo de extrema izquierda, entonces, llamado ETA.

De ese 20 de diciembre, 50 años después, Alberdi recuerda haber sentido un miedo que se moría. La gente, cuenta, estaba a la vez aterrada y asombrada por un atentado perpetrado "por cuatro desaharrapados".  Alberdi pensó que serían los sindicalistas del proceso 1001 los que lo pagarían caro y que los "barrerían a palos". La represalia no fue tan inmediata como ella se esperaba, pero sí opina que "el dictador se puso más bestia y trajo unos años horrorosos antes del 75 que culminaron con los ajusticiamientos por pena de muerte que tuvieron un eco tremendo".   

Según Alberdi, el atentado de Carrero Blanco "trajo el endurecimiento progresivo de los años finales y cierta involución", pero la presión internacional y el cambio social seguían ahí. Así opina también el historiador Gutmaro Gómez: "El país ya iba por otro lado, iba en otro sentido, quería parecerse a Europa".

Y después del 20 de diciembre

Las distintas hipótesis que corren sobre la autoría del atentado, algunas conspirativas, pues se dice que la CIA pudo estar detrás, no sorprenden al historiador Abdón Mateos. Dice Mateos que no son de extrañar porque el nombramiento de Carrero Blanco, que simbolizaba el primer franquismo, había suscitado tensiones dentro de las corrientes del régimen. No le querían dentro, pero tampoco estaba bien considerado fuera. Al parecer no era santo de devoción tampoco del secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, que le visitó solo unos días antes de morir. Kissinger buscó la cooperación de España para su alianza atlántica, pero prefería ya una política distensión frente a conflictos con los comunistas, en pleno final de la guerra del Vietnam. De hecho, el historiador cree que tras el atentado del presidente del Gobierno, España no se desestabiliza más por la presión de las alianzas internacionales.

Con el relevo político de Carlos Arias Navarro se constata, explican los expertos, la fractura en el régimen entre los que ven ya inevitable la reforma democrática y los ultras. Pero gran parte de la sociedad estaba del lado de los primeros, e incluso un paso más adelante. Como en la anécdota de la película que le viene a la cabeza a Alberdi cuando piensa en esa época, Españolas en París (1971), sobre dos jovencitas que en los setenta se van a servir a la capital francesa: "En un momento las protagonistas vuelven de vacaciones en autobús a España. Una de ellas lleva a su madre un bote de Nescafé. Y la otra le dice que en España ya hay Nescafé. A lo que la primera le responde: "Sí, pero mi madre no lo sabe". 

LO QUE ESTABA DE MODA EN 1973

  • --En el Top 40, 'Killing Me Softly with His Song', de Roberta Flack.
    ​--En España, el 'Eres tú' de Mocedades y el 'Libre' de Nino Bravo.
    ​--Se veían películas como 'El abuelo tiene un plan'.
    ​--En Hollywood se llevó ya tres Oscar la primera de 'El Padrino'.
    ​--Ante la clásica tortilla de patata se puso de moda la 'quiche'.
    ​--En TVE nació 'Informe Semanal', del que se cumplen 50 años y se ha convertido en el programa europeo más longevo de las televisiones.
Mostrar comentarios

Códigos Descuento