Así impacta el mal aislamiento de los edificios en la salud: "En el instituto sufría ataques de asma varias veces a la semana"

  • La investigadora Ioar Rivas explica que hay que buscar el "equilibrio" entre el aire que entra y el que sale.
  • El Parlamento Europeo debate este jueves la Directiva sobre eficiencia energética de los edificios.
Imagen de archivo de una profesora y un alumno en un aula.
Imagen de archivo de una profesora y un alumno en un aula.
Getty Images
Imagen de archivo de una profesora y un alumno en un aula.

El Parlamento Europeo acoge este jueves el último debate sobre la ya aprobada Directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios (EPBD), en el que se fijará el nivel global de ambición en términos de ahorro energético para 2030 y 2035. La norma europea, enmarcada en el paquete de medidas 'Objetivo 55', busca que todos los edificios nuevos deben ser de cero emisiones de aquí a 2030 y que los ya existentes deben transformarse en cero emisiones de aquí a 2050. La Directiva no solo busca reducir la contaminación causada por las construcciones, sino también reducir la factura energética y mejorar la salud de quienes habitan los edificios

Y es que las ventanas, el aislamiento de las paredes o los filtros de los conductos de aire de un inmueble contribuyen a la eficiencia energética pero, al mismo tiempo, a la calidad del aire en interiores. Bien lo sabe la investigadora del Instituto Salud Global de Barcelona y especialista en contaminantes atmosféricos y salud infantil, Ioar Rivas: "Hay relación entre un gran aislamiento de los edificios y la mala calidad del aire interior: como no se puede renovar bien el aire, los contaminantes en el interior se acumulan". 

Rivas pone el ejemplo de un aula o una oficina, que son espacios de alta ocupación. "Es estos casos es mucho más grave porque nosotros mismos también generamos suspensión de contaminantes atmosféricos". Más allá del aumento de la concentración de CO₂, que indica la saturación del aire, también quedan suspendidas en el aire partículas de polvo que entran a los espacios cerrados en las suelas de los zapatos o emisiones corporales de productos de higiene como perfumes o cremas. "Estos olores son gases que se pueden convertir en partículas que van acumulándose en el ambiente y resultando cargado", abunda a 20minutos.

"Hay que buscar un equilibrio entre los contaminantes que están dentro de la sala o aula, que estos puedan dispersarse y echarse al exterior, pero evitando que entre contaminación del exterior cuando se renueva el aire", defiende la también coautora del proyecto Breathe llevado a cabo en escuelas catalanas hace una década para estudiar el impacto de la contaminación en el desarrollo cognitivo de los menores. Entre las recomendaciones finales, recogidas en un artículo publicado en 2018, se encuentran la promoción del transporte público o activo (caminando o en bicicleta), la limitación del tráfico en las calles escolares o la ventilación de las aulas entre clases. 

En este estudio, los investigadores observaron que "las emisiones del tráfico que entraban de fuera afectaban a un par de parámetros de desarrollo cognitivo como la capacidad de atención y la memoria de trabajo", expone Rivas. La calidad del aire en interiores de aulas depende de muchos factores como el tráfico colindante, la antigüedad del centro o el estado de las ventanas. Para las escuelas ubicadas en calles muy transitadas, "un mayor aislamiento sería bueno", si bien en otros casos impide la renovación del aire.

Julia González Gómez convive con un asma de difícil control desde los 14 años. Ahora tiene 25 y trabaja como enfermera. Esta sevillana explica a 20minutos cómo el aislamiento y la calidad del aire de los interiores en los que se encuentra puede condicionar su salud y su vida. Cuando era pequeña, en el instituto en el que cursaba Secundaria no pasaba "ni una semana" en la que no sufriera un ataque de asma, episodios que, en su caso, son de carácter grave y riesgo vital. "Era un edificio antiguo, con ventanas viejas, muchos recovecos sin limpiar y con humedades".

Según un estudio realizado por Rand, una organización de investigación sin ánimo de lucro, los escolares españoles pierden un total de 94.000 días lectivos al año por culpa de la exposición a la humedad y moho en interiores. Desde la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), entidad sin ánimo de lucro que trabaja para acelerar la transición a una economía neutra en carbono, su directora de Energía y Personas, Cecilia Foronda, destaca que "las próximas negociaciones de la UE brindan a España una importante oportunidad para mejorar el estado del parque de edificios del país. Unos edificios más seguros, eficientes y saludables para nuestras hijas e hijos deberían ser una prioridad clave".

Actualmente, González trabaja en un hospital, donde también sufre cuando entra en habitaciones cerradas con mala ventilación donde recientemente se ha limpiado con lejía. "Eso me puede producir una crisis asmática". En cuestión de cinco o diez minutos, comienza a asfixiarse y empieza "a toser, se me cierran los bronquios, tengo pitos, me pongo azul, hay que pincharme adrenalina, ponerme la máquina nebulizadora, usar una válvula de rescate... y si todo eso no funciona, llamar a la ambulancia", relata.

Ajena a los debates en Bruselas, sí reconoce que, para ella, la directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios, cuya aplicación conllevará una oleada de rehabilitaciones de edificios, "sería un gran avance y me ayudaría mucho a llevar una enfermedad que te limita mucho en tu día a día". En su casa, se asegura de que no haya humedades, para lo que ha aislado las paredes y emplea un deshumidificador portátil. Además, cuenta con ventanas nuevas y utiliza pinturas y productos de limpieza "todo ecológico y sin perfumes ni lejía".

Desde la Federación Española de Asociaciones de pacientes alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer), su presidente, Mariano Pastor Sanz, asevera que "para los pacientes respiratorios, la calidad del aire, tanto exterior como interior, es fundamental, ya que un aire contaminado aumenta el riesgo de que sufran exacerbaciones y, en general, de que su enfermedad empeore. Por ejemplo, la presencia de humedad o de hongos por una falta de ventilación adecuada tiene consecuencias directas en la aparición de infecciones tanto en niños como en adultos". Por ello, la entidad pide al Gobierno la "máxima" ambición en la directiva y que esta "establezca -y cumpla- normas de edificación que tengan en cuenta el adecuado aislamiento y ventilación y la prohibición de materiales contaminantes y potencialmente desencadenantes de problemas respiratorios".

Asimismo, desde Ecodes instan al Gobierno a "que sea audaz y constructivo, impulsando un alto nivel de ambición en las negociaciones de la UE. Invertir en mejores edificios tendrá sentido desde el punto de vista económico, ya que reducirá las facturas de los ciudadanos y de las administraciones públicas, pero también tendrá enormes beneficios para la salud y la educación de las generaciones futuras", concluyen.

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