Mariano Gistaín Periodista y escritor
OPINIÓN

Esperando al Black Friday

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la segunda jornada de investidura
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la segunda jornada de investidura
EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la segunda jornada de investidura

La fiesta del comercio pacifica y estresa al mundo entero y gracias a la IA produce la info más completa sobre el estado del alma que es la visa.

La idea de Sánchez es seguir en su plena normalidad abusadora. Pero hay algo que ni él y su séquito innumerable pueden opacar. Es el Black Friday, la fiesta de la expectativa comercial, la chuchería que mantiene vivo el comercio. Una tradición repentina que ya ha desbancado al Viernes Santo y hasta a las propias festividades comerciales autóctonas: ferietas, verbenas, tómbolas, cenorrios, concursos, lifaras o lo que toque en cada pueblo. El Black Friday es omnipresente y, como es de rigor, transversal.

El Black Friday (BF) supera incluso al ya clásico Halloween, que a su vez ha laminado lo que hubo en los siglos anteriores. La navidad sobrevive de milagro… quizá porque celebra un ídem.

El BF es la fiesta mundial del comercio loco que desborda leyes locales y arrasa costumbres anteriores; es una nueva costumbre más esperada y preanunciada que la Última Venida. El BF, universal, une a la humanidad con su reclamo de chucherías y baratijas, de ahí hasta el Ferrari o las joyas más esotéricas ya que la espiritualidad está de moda, siempre que se pueda vender y comprar. El comercio salvará al mundo otra vez: la Unión Europea se crea para usar la fórmula de comerciar para evitar matarse tras dos guerras mundiales. De momento la idea de compartir el carbón y el acero, básicos para hacer armas, ha funcionado. Por eso el Black Friday, con toda la polución mental y la agitación que produce, es un hito benéfico. Recordar a Antonio Escohotado siempre viene bien.

Sánchez se va a Israel y a Palestina para no tener que competir en casa con el Black Friday

Sánchez ha hecho lo imposible, ha formateado el círculo en octoedro y ha dictado una ley ilegible que no llegará al BOE por erratas contra le RAE (Real Academia Española de la Lengua). Sánchez ha logrado el repóker de sí mismo y el Living Las Vegas para sus acólitos; ha dejado boquiabierto al país insomne ansiolíticamente hablando, pero no conseguirá amortiguar el impacto del Black Friday, que es lo que sostiene la viabilidad de un sistema, ya sea democrático, semi o desdemocratizado (igual que hay café descafeinado, leche sin lactosa, etc. hay democracias sin democracia). Sánchez se va a Israel y a Palestina para no tener que competir en casa con el Black Friday, que es el fiestón del consumo y el tesoro de los datos.

Independientemente del reclamo y las presuntas rebajas el BF tiene otra utilidad, que es sondear el estado anímico del gasto, que equivale al estado del alma del consumidor, también llamado visa. Descartado el antiguo PIB por zaborrero, el BF es el nuevo método infalible para ver cómo va la economía, o sea, la vida, de un país y del mundo entero que ha acatado este nuevo modus adquiriendi. El planeta se chequea a sí mismo antes de navidad. El BF da la mejor info de un país, incluso puede predecir el sentimiento de un conglomerado difuso en trance de descomposición. A ver qué sale.

El BF es el nuevo baremo estándar de las agencias de rating, de crédito, las mismas que nos amargaron cuando el último crack.

El BF nos da la medida de todas las cosas, el número mágico que puede salvar o condenar gobiernos, instituciones y países, incluyendo el incipiente sanchismo fase tres. En este cómputo de mercado individual los datos nos pueden ilustrar sobre si nos está dando una algorritmia, qué banderas se agotan antes –las de cuerpo entero o las de lencería– o si una comunidad es más amazónica o prefiere la cacharrería de proximidad. Es el primer BF con IA como ingrediente incorporado al sentir popular. Por algo han echado al fundador de open.ai y lo ha fichado enseguida Microsoft, grandes convulsiones de fin de semana que no ocurren en otros sectores.

La IA + el BF + big data es la fórmula que este año va a desvelar el estado exacto del mundo NIF a NIF. Pero, ay, las conclusiones no estarán al alcance del público,

La cifra del BF es el indicador infalible de la salud del sistema español, independientemente de las listas de espera, la freidora del CIS y las estadísticas sospechosas habituales. Todo está amañado por el bien de las patrias y sus conglomerados, todo excepto el dato ideal, el número mágico del Black Friday.

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