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Luis Planas, el ministro discreto y aliado del campo y del sector agroalimentario en tiempos del 'súper' por las nubes

Luis Planas seguirá siendo ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Luis Planas seguirá siendo ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Henar de Pedro
Luis Planas seguirá siendo ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Sin grandes estridencias pero con mano de hierro cuando es necesario, Luis Planas es uno de los ministros más expertos en su materia del Gobierno, que continuará en el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez en la cartera de Agricultura, Pesca y Alimentación, desde la que en los últimos años se ha erigido como el más firme defensor del campo frente a las dificultades para tener precios justos dentro de la procelosa cadena alimentaria, las consecuencias de la guerra de Ucrania o ante los aires de 'modernidad' que supone el despliegue de las energías renovables.

Planas, que precisamente este lunes cumple 71 años, tiene una extensa trayectoria en puestos de máximo nivel en gobiernos e instituciones públicas. En 1996 se convirtió en senador y desde entonces ha sido diputado en varias ocasiones, eurodiputado, consejero andaluz de Agricultura y de Presidencia con Manuel Chaves y entre 2024 y 2019, embajador de España en Marruecos, uno de los cargos por los que se ganó el dudoso honor de ser uno de los miembros del Gobierno espiados por el sistema Pegasus, el escándalo de espionaje político que el año pasado hizo caer a la entonces directora del CNI, Paz Esteban, nunca suficientemente esclarecido y donde todas las pistas condujeron a Marruecos

Antes de regresar de nuevo a la política nacional en 2012 -primero otra vez como consejero andaluz y luego ya ministro, con una breve incursión en funciones como responsable también de Política Territorial-, Planas fue también embajador representante permanente de España ante la UE, donde en buena medida se decide la política agrícola de sus Estados miembros.

Inflación y precios de origen

Tras convertirse en 2018 por primera vez en ministro de Agricultura tras una llamada de Sánchez que le cogió paseando entre olivos, Planas revalida por segunda vez una cartera discreta y muy sectorial pero con indudables consecuencias para toda la población, especialmente en estos tiempos de una inflación que se nota especialmente en el precio de los alimentos. De tanto en tanto, además, los agricultores se levantan contra el Gobierno para reclamar mejores condiciones, como las protestas de 2020.

El sector agrícola tiene en él un aliado que en los últimos años se ha fajado por los precios en origen, por buscar soluciones para que los agricultores contaran con los fertilizantes necesarios, bloqueados en Ucrania por la guerra. Para la nueva legislatura tiene pendiente desarrollar una Ley de Agricultura Familiar para dar condiciones de vida en el campo, en particular a mujeres y jóvenes, y continuidad a las explotaciones. También controlar la aplicación de la Ley de Cadena Alimentaria, para frenar prácticas comerciales desleales en la línea que va desde el productor hasta la mesa del consumidor, pasando por un sector clave y no exento de polémica en los últimos tiempo, las grandes cadenas de distribución. 

Aquí su posición ha sido tan firme como polémica e incomprensible en algunos sectores. Con la subida del precio de los alimentos, muchas miradas se fijaron en los márgenes de beneficio de los grandes supermercados. Entre ellos, los anteriores y actuales socios pequeños de la coalición de Gobierno, Unidas Podemos y Sumar, que los acusaron de estar aprovechando la coyuntura para enriquecerse y plantearon regular los precios de una cesta básica de alimentos. Sin embargo, y aún con una inflación de los alimentos del 12%, Planas exoneró a estas empresas de toda responsabilidad al afirmar que sus márgenes eran "normales". "Mi visión es que la cadena alimentaria está funcionando bien, consiguiendo que haya alimentos y bebidas en calidad suficiente y a precios razonable", dijo en junio de este año en plena tormenta de precios.

Si entonces defendió al sector de la distribución, sus miramientos han sido tradicionales al sector primario. Agricultores y ganaderos han tenido en él a interlocutor respetado, frente a 'agresiones' externas pero también internas. Sin ir más lejos y como si volviéramos a principios de los 80, Planas desplegó todas sus artes diplomáticas para frenar en menos de un día el saqueo de camiones cargados con vinos y tomates españoles en las frontera con Francia por parte de bodegueros galos que protestaban contra el hundimiento de precios en su territorio.

También le han encontrado a su lado en una de las grandes transformaciones de esta época, de la energía, con el despliegue de renovables, de parques eólicos y fotovoltaicos que van ganando terreno a la actividad agrícola y colinda con la pesquera, cuando entre escena la eólica marina. En este sentido y escuchando directamente las reclamaciones de los regantes, Planas planteó el año pasado prohibir los parques solares en tierras de regadío, un proyecto que quedó en un cajón ante la negativa de Transición Ecológica, cuya titular, Teresa Ribera, también ha sido confirmada en el cargo y como vicepresidenta tercera del Gobierno.

No ha sido el único encontronazo entre Planas y Ribera, con un ministro siempre más dispuesto a tener en cuenta las preocupaciones de cazadores y ganaderos frente a la beligerancia de la vicepresidenta contra la caza y de rebajar el estatus de protección del lobo. "Este Gobierno no está en contra de la caza", proclamó desde la sala de prensa de Moncloa el año pasado.

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