La eliminación de vuelos internos pactada por PSOE y Sumar solo afectaría a las rutas de Madrid con Valencia y Alicante

Trayectos que podrían verse afectados por la restricción de vuelos cortos acordada entre PSOE y Sumar.
Trayectos que podrían verse afectados por la restricción de vuelos cortos acordada entre PSOE y Sumar.
Henar de Pedro
Trayectos que podrían verse afectados por la restricción de vuelos cortos acordada entre PSOE y Sumar.

La limitación de vuelos internos con salida y destino dentro de España es una de las medidas recogidas en el pacto de coalición que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz firmaron este martes. En caso de formar Gobierno finalmente, PSOE y Sumar pretenden así reducir el impacto medioambiental causado por los desplazamientos aéreos. Sin embargo, aunque todavía son muchas las dudas que rodean a la iniciativa, su efecto real sería a priori muy limitado. Solo los vuelos entre Madrid y Valencia y las conexiones aéreas entre Alicante y la capital se verían afectadas, con la salvedad de que los enlaces internacionales quedarían fuera de la restricción. "Es una medida simbólica, con muy poco impacto en la reducción de emisiones", valora el economista Pere Suau, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en el mercado aéreo.

El acuerdo entre PSOE y Sumar apuesta por "la reducción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y medias", un requisito que actualmente solo cumplen los trayectos Madrid-Valencia y Madrid-Alicante. El viaje entre Madrid y la capital del Turia puede cubrirse en tren en menos de dos horas, mientras que para desplazarse hasta Alicante se encuentran trenes con una duración a partir de dos horas y 20 minutos. 

En caso de que la medida anunciada por Sánchez y Díaz se llevase a la práctica, ambas rutas aéreas se verían afectadas. Según datos de Aena, en 2022 viajaron en avión entre Madrid y Valencia 308.797 usuarios y 280.304 entre la capital y Alicante, lo cual representa menos un 0,6% de los más de 59,6 millones de viajeros que pasaron por Barajas en 2022.

No obstante, ni siquiera todos los vuelos Madrid-Valencia y Madrid-Alicante serían eliminados, ya que el pacto de Gobierno comprende una excepción: no se limitarían los vuelos internos que sirvan como conexión para enlazar con rutas internacionales, para evitar dificultar las escalas y perjudicar la posición de España como punto de conexión de viajes a nivel mundial. Es decir, no sería posible desplazarse en avión de Alicante a Madrid para permanecer en la capital, pero sí para coger en el aeropuerto de Barajas otro vuelo hacia Lisboa o Londres, por ejemplo, aunque se desconoce de momento cuál sería el encaje legal y la materialización de esta salvedad.

Justo en el límite

Si la medida acordada entre PSOE y Sumar se lee literalmente, su alcance se restringiría a las dos rutas señaladas entre la capital y Levante. Queda por saber qué ocurrirá con el puente aéreo Madrid-Barcelona, pues la conexión más rápida que existe en tren entre ambas ciudades es justamente de dos horas y media. En cambio, el puente aéreo, que en 2022 utilizaron 1,7 millones de personas, une las dos poblaciones en menos de hora y media.

También la ruta aérea Madrid-Sevilla está en el límite pactado por Sánchez y Díaz. La alternativa en tren entre ambas ciudades requiere un mínimo de dos horas y media, por lo que no cumpliría el requisito. Aun así, la limitación ha despertado revuelo en la capital andaluza. "La eliminación del vuelo Sevilla-Madrid es otro agravio que frena nuestro crecimiento. Supone un golpe muy duro que pone en peligro nuestra conectividad internacional y muchos congresos y eventos", escribió el martes en la red social X (antes Twitter) el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, dando por hecho el cese de la ruta aérea.

El resto de vuelos con salida y destino dentro de la propia península se quedarían igualmente fuera de la limitación, al no existir alternativas en tren con una duración inferior a las dos horas y media. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la ruta Madrid-Málaga, que el AVE cubre en apenas seis minutos más que el límite acordado. En buena medida, la falta de alternativas en tren que puedan sustituir al avión se debe a que la red ferroviaria española —en especial, la de alta velocidad— es radial, por lo que las conexiones con Madrid son mucho más ágiles que las perimetrales.

Así, por ejemplo, los trenes entre ciudades relativamente cercanas como Barcelona y Valencia, a unos 350 y kilómetros de distancia apenas bajan de las tres horas, en la opción más rápida. Del mismo modo, entre Sevilla y Almería, separadas por unos 400 kilómetros, superan las cinco horas. Tampoco todas los vuelos internos con destino o salida en Madrid tienen una alternativa rápida en tren, como ocurre con Badajoz. En cambio, el AVE sí cubre en menos de dos horas y media las conexiones entre la capital y otras ciudades interiores como Orense, Valladolid, León o Zaragoza, para las que no existe alternativa en avión. 

Una medida "poco efectiva"

"Realmente no parece que haya en España muchas alternativas ferroviarias a vuelos que tengan una duración de menos de dos horas y media, más si tenemos en cuenta que quedan descontadas los vuelos que ofrecen conectividad con vuelos de largo radio", constata Pere Suau, profesor de Economía y Empresa de la UOC y experto en gestión del transporte aéreo, que apunta a que, en caso de llegar a implementarse, sería una política "poco efectiva" desde el punto de vista medioambiental. 

Un reciente estudio de Ecologistas en Acción calcula que la eliminación de las once rutas aéreas domésticas que cuenten con una alternativa ferroviaria de hasta cuatro horas de duración en el territorio español supondría un ahorro de más de 300.000 toneladas de dióxido de carbono, equivalentes a casi el 10% de todas las emisiones producidas por la aviación doméstica en España. Sin embargo, la incidencia de la medida anunciada por PSOE y Sumar se quedaría lejos de esa cota.

El escaso impacto se debe no solo a la limitada incidencia de la medida, sino también a las propias características de los vuelos cortos. "Los vuelos para los que tenemos una alternativa generan muy pocas emisiones en comparación con los de mayor distancia", explica Suau, que señala que las rutas aéreas de a partir de los 4.000 kilómetros de vuelo representan el 50% de las emisiones de dióxido de carbono en el tráfico aéreo, pese a que apenas suponen el 6% de las operaciones. Además, el profesor de la UOC añade que "no toda la población vuela por igual". "El 1% de la población mundial genera el 50% de las emisiones", indica.

"La prohibición de vuelos cortos supone ahorros pequeños, que son bienvenidos, pero no son más que la punta del iceberg para frenar la contribución del transporte aéreo al cambio climático", resume Suau, que insiste en la necesidad de tomar medidas más efectivas sobre los vuelos de larga distancia. "El simbolismo de determinadas medidas puede estar bien, es un mensaje a la sociedad, pero las políticas tienen que valorarse también por su efectividad y es importante que desde las políticas públicas se vendan expectativas reales a la ciudadanía", concluye. 

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