En España hay 1,4 millones de personas con grado universitario en riesgo de pobreza, el doble que en 2008

Un estudiante repasa antes de la EBAU, en el exterior del campus de Móstoles de la Universidad Rey Juan Carlos, a 4 de julio de 2023.
Un estudiante repasa antes de la EBAU, en el exterior del campus de Móstoles de la Universidad Rey Juan Carlos, a 4 de julio de 2023.
Eduardo Parra / Europa Press
Un estudiante repasa antes de la EBAU, en el exterior del campus de Móstoles de la Universidad Rey Juan Carlos, a 4 de julio de 2023.

Si en España hay 9,6 millones de personas en riesgo de pobreza, el 18% tiene un grado universitario. Es decir, hay 1,4 millones de españoles que, a pesar de tener estudios superiores, se han visto abocados a la precariedad. "Hay perfiles muy diferentes al que la gente asocia a la pobreza, de pedir en la calle, de miseria extrema", incide a 20minutos Juan Carlos Llano, responsable de Investigación de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), que este mismo martes ha hecho público su XIII informe El Estado de la Pobreza en España, del que se desprenden estos datos. 

La proporción representa, además, el doble que al dato de 2008, cuando el 9,3% de la población pobre tenía algún tipo de formación superior en su expediente académico. "Lo que se ha dicho toda la vida de que tienes que estudiar para salir de pobre, no tiene por qué suceder", incide Llano, que precisa, eso sí, que las probabilidades de caer en la pobreza son mucho menores entre los titulados universitarios. "La mayoría de los titulados tienen trabajo y solo el 10% son pobres. Pero al revés, de los pobres, el 18% son universitarios, lo que refleja que hay mucha gente con estudios superiores que no ingresa un dinero suficiente para tener una vida digna", detalla. 

El umbral de riesgo de pobreza es el 60% de la mediana de los ingresos anuales por unidad de consumo. Aplicado a la vida real, en España, el umbral de la pobreza se situó en 2022 en torno a los 10.000 euros brutos anuales en hogares de una sola persona; y en poco más de 21.000 para aquellos formados por dos adultos y dos niños. 

La investigación señala cómo el nivel educativo de la población pobre se ha elevado "considerablemente" desde 2008. Si entonces el grupo de personas con nivel de estudios medio o alto era del 26,1%; ahora ese porcentaje es del 42,9%. La proporción de "universitarios pobres" es, sin embargo, considerablemente menor a la del resto de españoles con niveles de educación inferiores. Aquellos con solo la primera etapa de Educación Secundaria (ESO), por ejemplo, representan el 28,9% de todas las personas en riesgo de pobreza en España. Los que solo alcanzaron un nivel equivalente a Primaria, el 28,2%; y aquellos que abandonaron los estudios al graduarse en Bachillerato, un 24,9%. 

"Creo que hay una falta de adecuación de los estudios al mercado de trabajo. Están cambiando las necesidades de la sociedad, y hace que muchas personas que tienen estudios no estén adaptadas a las necesidades del mercado laboral", argumenta Llanos. El ejemplo, según apunta, está en que hay carreras, como Matemáticas o Medicina, que tienen niveles de paro prácticamente insignificantes, frente a otras en las que la precariedad está a la orden del día.  

Y ahí entra otro asunto que ha estado a la orden del día en los últimos años: la sobrecualificación. Según un estudio reciente de la Fundación CYD, España lidera la sobrecualificación en la Unión Europea (UE): el 36% de los universitarios tiene un empleo inferior a su formación; frente al 22,1% de la media de los 27 Estados miembros. Ni Grecia, ni Chipre, ni Austria, ni Italia tienen un desajuste igual entre formación y empleo. Ni siquiera nuestros vecinos franceses (21,2%) o portugueses (14,2%) alcanzan tasas tan altas. 

Además, según las cifras de 2021, los graduados superiores españoles acapararon la segunda menor tasa de empleo de la UE, la segunda mayor tasa de paro y la más alta temporalidad (duplica la media) respecto al resto de países europeos. Si el 54% de los jóvenes españoles activos tiene una cualificación alta (el 43,4% en la media europea), la tasa de paro para ese mismo grupo es del 14%, más del doble que la media comunitaria (6,5%).

Por ello la apuesta en esta última legislatura ha sido la de la Formación Profesional (FP), ante la demanda de perfiles más técnicos, de cualificación media, por parte del mercado laboral.

El empleo tampoco garantiza estabilidad económica

Algo parecido ha sucedido con el empleo. Una de cada tres personas pobres (32,9%) tiene un empleo remunerado, lo que demuestra que la concepción de que el trabajo es un instrumento para salir de la pobreza no es más que "una verdad a medias", según ha defendido Usías. "Solamente cumple esa función cuando tiene determinado tipo de calidad, una retribución suficiente, estabilidad y condiciones laborales adecuadas", ha incidido este martes Carlos Susías, presidente de EAPN-ES, durante la presentación de los resultados.

Tener trabajo, coincide Llanos, "no es una garantía de estabilidad económico". Para el experto, el problema reside en una mentalidad que en los últimos años ha centrado la lucha contra la pobreza en el aumento del empleo: "Hay personas que piensan que la mejor manera de luchar contra la pobreza es crear riqueza y generar empleo. Y lo que decimos nosotros es que ninguna de las dos cosas es completamente cierta. No decimos que sea mentira, pero hacen falta más cosas aparte de eso, como la distribución de la riqueza".

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