Los jóvenes que estudian para dedicarse a la construcción existen: "Es difícil porque es trabajo físico, pero es muy bonito"

Aleksander trabajando en la obra.
Aleksander trabajando en la obra.
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Aleksander trabajando en la obra.

"Las profesiones manuales están denostadas, no se ve bien ser albañil, fontanero, carpintero...". Así se refería hace unas semanas el arquitecto Jon Goitia en un programa televisivo sobre el sector de la construcción y el problema de que los jóvenes no quieran dedicarse a ello, una tendencia que se ve reflejada en los propios datos del sector: según el último informe del Observatorio Industrial de la Construcción, en 2022 tan solo el 9,2% de los trabajadores de este gremio eran menores de 29 años.

Números especialmente preocupantes porque en 2008, año de la crisis financiera, la representación de este grupo era mucho más alta, el 25,2%. "En una amplia mayoría, se les ha incitado a que vayan a la universidad", exclamaba el constructor en el programa de televisión tratando de analizar los motivos por los que no se está produciendo un relevo generacional. Pero lo cierto es que, aunque pocos, sí que hay jóvenes que deciden embarcarse en el mundo de la obra y estudiar hacia ello.  

Es el caso por ejemplo de Aleksander, un joven de origen rumano de 22 años que se forma en un programa de Valladolid dedicado precisamente a que los jóvenes estudien para obtener, el día de mañana, un oficio en la construcción completamente cualificado. "Es muy bonito, es difícil porque es trabajo físico, pero es muy bonito", cuenta a 20minutos.es. 

La llegada de Aleksander a este mundo se produjo tras años de haber trabajado en la hostelería: "Me había quemado mucho y dije, no quiero más". Como muchos otros, este joven había visto a su padre trabajar durante años haciendo reformas, así que decidió tomar el mismo camino. "Empecé a ir con mi padre a los escombros, a ayudarle, a mí me gustaba lo que veía y decía, esto es fácil... luego descubrí que no era tan fácil", relata contando su experiencia cuando comenzó el programa.

"Como un pequeño logro"

Tras unos meses teóricos y otros prácticos, remunerados con 896 euros al mes, Aleksander ha aprendido distintas labores, desde fontanería hasta electricidad o pintura: "Todos los días aprendes un poquito de todo, es como un pequeño logro para ti". 

Pero no todo fue coser y cantar. "Cuando empecé me dedicaba a limpiar, a recoger, luego ya empecé a poner ladrillos", algo que asegura no fue una tarea sencilla en un primer momento: "Todo el mundo te dice que no hay nada más fácil que poner un ladrillo; yo el primer día no lo supe hacer bien, así que salí enfadado y frustrado". 

Desde ese instante, tanto Aleksander como sus compañeros han dedicado sus horas de prácticas a levantar unos baños desde cero, y a reformar otros en un edificio público. "Es un logro llegar a este punto y ver todo lo que hemos hecho desde el primer día que no sabía poner ni un ladrillo; todo lo hemos tenido que construir desde cero, nos los hemos currado", describe este joven de 22 años.

"Es algo que nunca se va a acabar"

Como Aleksander, también se encuentra Raúl, otro alumno de 18 años que, de la misma forma, estudia para entrar en este mundo laboral: "Era lo que veía en casa, mi padre trabaja de esto también y hace un poquito de todo; siempre me ha gustado verle", una referencia que le llevó a apuntarse a un curso de construcción/rehabilitación de la Fundación Laboral de la Construcción por el que recibirá sus correspondientes diplomas.

Raúl trabajando en sus prácticas.
Raúl trabajando en sus prácticas.
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"No tenía ninguna idea, yo iba a hacer una Formación Profesional de Mecánica pero salió esto, me interesó mucho y me metí", expone Raúl a la vez que lo aconseja a quienes no tengan claro qué hacer: "Yo lo recomendaría, a mí me gusta y es algo que nunca se va a acabar, ahora se necesitan muchos jóvenes". 

Aunque Raúl reconoce que es un trabajo duro cuenta que, entre otras cosas, le gustaría llegar a montar su propia empresa en el futuro: "Me gustaría hacerme una casa, comprar un terreno y hacerla yo; yo me veo viviendo el resto de mi vida de esto". 

Un futuro incierto

Pese a que las experiencias de estos jóvenes sean una rara avis dentro de este mundo laboral, lo cierto es que, según el último Informe sobre el sector de la Construcción, esta industria da trabajo a más de 1,3 millones de personas en España, lo que supone el 6,5% del total de personas ocupadas en nuestro país. Unos números que, lejos de disminuir, irán en aumento debido al Plan de Recuperación, financiando con fondos europeos, que exige la creación de 183.000 puestos directos y 400.000 indirectos en los próximos años. 

Los sindicatos van más allá y estiman esta cifra en los 700.000. Y, pese a ello, tan solo 1.678 personas en España terminaron la Formación Profesional de Edificación y Obra Civil en el curso 2020-2021, según el Observatorio Industrial de la Construcción. Una situación que, sumada al envejecimiento de los que continúan trabajando de ello, está poniendo al sector en una grave crisis generacional.

"A lo mejor es que no les nace, o no lo han probado", cuenta Raúl sobre por qué no hay más estudiantes como él en este mundo. "Los jóvenes nos amoldamos más a otras cosas y cuanto menos trabajo físico hagamos, mejor", expone Aleksander sobre esta situación, quién subraya que se necesitan más empleados, pero también que estos estén debidamente formados: "Se nota que hace falta mucha mano de obra, pero mano de obra cualificada". 

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