La inflación ha vuelto a tomar vuelo en septiembre, impulsada por los precios de la luz y los carburantes. Así, el Índice de Precios de Consumo (IPC) que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este jueves señala que la inflación se sitúa en el 3,5% interanual, nueve décimas por encima del dato registrado el pasado mes de agosto. Por contra, la subyacente —la inflación que se calcula descontando los precios de la energía y los alimentos no elaborados— se redujo tres décimas y cayó hasta el 5,8%.

Desde el Ministerio de Asuntos Económicos señalan que el dato "permite que España lleve más de un año entre los países con menor inflación y mayor crecimiento de la zona euro". "Las medidas de política económica adoptadas por el Gobierno están favoreciendo la competitividad de las empresas españolas, la ganancia de cuota de mercado y el aumento del poder adquisitivo de los salarios", agregan.

El repunte de la inflación entra dentro de lo que esperaban la mayoría de analistas. Por ejemplo, Funcas —la fundación de las antiguas cajas de ahorros— vaticinaba que los precios de consumo se encarecerían hasta el 3,6% este mes, una décima más de lo que finalmente ha ocurrido. Y es que la aceleración de la inflación que estamos viendo se debe, no tanto, a que los precios del consumo se estén disparando como a que las comparaciones con los meses 2022 son cada vez menos favorables. Esto es lo que se conoce como 'efecto base' o 'efecto escalón. 

Henar de Pedro

La inflación se mide normalmente en términos internuales, por lo que el dato depende tanto de los precios que se registraban en septiembre de este año como de 2022. La fuerte bajada de los precios de la energía que se comenzó a notar desde septiembre del año pasado hace que las comparaciones con los datos actuales sean ahora cada vez menos favorable. 

Los precios de la energía comenzaron a reducirse notablemente a partir de septiembre de 2022 y siguieron haciéndolo hasta mayo de este año. En consecuencia, los próximos meses la inflación energética irá subiendo, no solo por el efecto del alza del petróleo, sino porque las comparaciones se harán cada vez con precios más bajos y, por tanto, resultarán más desfavorables.

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De hecho, si se comparan los precios de consumo de septiembre con los de agosto en lugar de en términos interanuales, se ve cómo estos apenas han repuntado un 0,2%. Una cifra que está dentro de lo normal para los estándares históricos de este mes —la media entre 2002 y 2023 para septiembre es de un 0,15%—. 

No obstante, esto no quita para que la fuerte escalada en el precio de los carburantes esté contribuyendo a alimentar la inflación. Así lo ve el Banco de España, que ha acometido una importante revisión al alza de sus expectativas de inflación para 2023 y 2024 por las subidas del precio del petróleo que se han visto en los últimos meses.

El supervisor bancario prevé que el IPC interanual siga al alza en los meses que restan de año por una combinación de los ya mencionados 'efectos de base' y el repunte en el precio internacional del crudo por los recortes de producción anunciados por los países de la OPEC+. Si se cumplen las previsiones, la inflación volverá a situarse en el entorno del 5% en enero de 2024 para después descender de nuevo hasta situarse en el objetivo del 2% a finales del año próximo.

En lo que respecta a los alimentos, el Banco de España confía en que se mantenga la senda descendente que se inició en 2023. Sin embargo, las expectativas para los precios de la energía son mucho menos halagüeñas. El supervisor estima que estos podrían dispararse al 25% interanual en primavera, impulsados por el fin de las medidas de apoyo energéticas previsto para 2024.